PANDEMIA

Podrían desaparecer la mitad de los boliches bailables

En la Ciudad ya cerraron 40 de los 110. Algunos sobrevivieron haciendo festejos a domicilio y delivery gastronómico, o como bares, verdulerías y hasta supermercados. Hay 100.000 empleos en riesgo, alertan en el sector.


Las discotecas fueron unas de las víctimas de pandemia de Covid-19 y, todavía, no logran recuperarse del duro golpe de 2020. En noviembre, el Gobierno autorizó a los lugares habilitados como locales bailables clase "C" a reabrir, después de nueve meses, con mesas al aire libre como bares, ajustándose a los protocolos de prevención y seguridad establecidos.
 
Donde antes funcionaban pistas de baile, se presentaban bandas y sonaba la música ahora hay restaurantes, verdulerías y productos alimenticios repartidos en góndolas, que se mezclan entre bolas de luces, cortinados y tarimas. Barmans, cajeros y personal de seguridad conservaron sus empleos y se convirtieron en repositores, encargados de repartos y expertos en atención al público.
 
Sin embargo, las recientes restricciones anunciadas por el presidente Alberto Fernández para contener el avance de la segunda ola de la pandemia los obligaron a cerrar de nuevo, sin siquiera poder abrir bajo este nuevo formato.
 
Rodolfo Di Pinto, presidente de la Federación Nacional de Discotecas, asegura Apertura que corre peligro de cierre definitivo el 50% de los boliches del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y desaparecerían 100.000 puestos de trabajo. 
 
Desde la llegada del coronavirus en la Ciudad de Buenos Aires desaparecieron 40 de las 110 discotecas que estaban habilitadas en marzo de 2020, de acuerdo a la Cámara de la Industria del Entretenimiento Argentino (Idear). La entidad nació durante el aislamiento obligatorio y agrupa a 400 empresas, que nuclean a un total de 1000 establecimientos con 100.000 empleados en el territorio nacional.
 
"Estamos agonizando. Les acercamos a las autoridades ideas concretas y protocolos completos. No damos más. Mezclan clandestinidad con nocturnidad", apunta Omar Capalbo, presidente de la Cámara Empresaria de Discotecas y Entretenimiento de Capital Federal (Cedeba).
 

En este contexto, muchos boliches bailables se reinventan para sobrevivir. Ahora, funcionan como espacios que ofrecen festejos de cumpleaños a domicilio y delivery gastronómico, almacenes y supermercados de barrio.
 
Ricardo Fabre fundó en 1980 New York City, la tradicional discoteca de Álvarez Thomas, casi esquina Elcano, tenía capacidad para 1500 personas e innovaciones únicas para la época, con rayos láser, sonido de alta calidad, escenario para shows internacionales y una planta superior VIP, con sillones y hasta pantallas que reproducían videocasettes.
 
El año pasado, la emblemática disco cumplió cuatro décadas y no pudo festejar. Pero se reinventó para sorprender a sus habitués. Armaron 45 livings que se montaron en la pista. Desde comienzos de diciembre hasta hace tres semanas, La City funcionó con reservas para cenas los sábados y domingos, hasta que, por las nuevas restricciones, debió cerrar, una vez más. Ahora, Fabre piensa alternativas para continuar el negocio. Analiza ofrecer servicios gastronómicos y festejos de cumpleaños a domicilio.
 
"Después de la tragedia de Cromañón, pasamos de tener una capacidad habilitada de 1500 personas a 940. Siempre, llenando el salón al tope. Con la reapertura tras la cuarentena, nos bajaron el límite permitido al 10%, es decir, a 94 clientes. Tuvimos muy buena demanda, pero resulta insuficiente tan poco público", dice Fabre a Apertura, que conserva 30 empleados.  
 
"Nos va a costar volver como antes. Hasta septiembre, es probable que no podamos reabrir. Tenemos la expectativa de que nos autoricen a funcionar al 30%. Pero aún falta mucho. Por eso, evaluamos otras opciones. En el pasado, eran un hit los cumpleaños para mujeres de 40 años y hombres de 50", dice el empresario.
 
Beatflow, una discoteca ubicada sobre la Avenida Córdoba al 5500, cambió de rubro. Pasó a llamarse Greenflow y es una verdulería. "Después de meses sin generar ingresos, y tener que continuar pagando el alquiler y los sueldos de 30 empleados, nos reformulamos", admiten desde el emprendimiento familiar, que vende bolsones de frutas y verduras a precios promocionales.
 
El comercio ofrece la posibilidad de hacer pedidos por las redes sociales o WhatsApp y recibirlos a domicilio. "Nos está yendo bien. Pero recién empezamos y nos estamos organizando para, también, entender el negocio y ayudar a los que están en una situación peor que la nuestra", cuentan a Apertura.
 


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