CRISIS SOCIAL

Denuncian falta de recursos y precarización en el programa que debería ocuparse de los sin techo

Trabajadores del Buenos Aires Presente lo rebautizaron como “Buenos Aires Precarizado”. Reclaman que hay poco personal, falta de capacitaciones, pocas y destruidas camionetas para recorrer la ciudad y recursos insuficientes para una población en situación de calle creciente.



Con 1146 personas en situación de calle según el Gobierno de la Ciudad, o 7251 según el censo de organizaciones sociales, la falta de recursos para el programa Buenos Aires Presente (BAP), que debería ocuparse de ellas, es igual de grave. Tras la muerte de un indigente a menos de 500 metros de Casa Rosada y ante la visibilización del aumento de los sin techo, repentinamente aparecieron algunos de los recursos largamente demandados. Pero trabajadores y trabajadoras de ese espacio denuncian que la precarización va en aumento, al ritmo de crece el número de familias en las calles porteñas.

Trabajadores del BAP lo rebautizaron como “Buenos Aires Precarizado”, según consignó Página 12. Denuncian que hay poco personal, falta de capacitaciones, menos “seguimientos de las personas en calle” porque “según los gerentes no ayudan a la productividad del programa”, pocas y destruidas camionetas y recursos insuficientes para una población sin techo creciente.

El personal abocado a ese programa denuncia el ajuste desde principios de este año, y advierte que desde entonces va en aumento. En diálogo con Página 12, alertaron que tras una reducción de personal y un aumento en la cantidad de horas de trabajo, el Gobierno también recortó la cantidad de recursos para el Operativo Frío, un refuerzo asistencial para los tres meses más fríos del año.

El programa depende del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño. “Los recursos que da el Gobierno de la Ciudad son escasísimos. Son parches, no son soluciones de fondo”, advirtió un psicólogo que trabaja en el BAP desde hace más de 10 años. Los paradores, por ejemplo, “tienen horarios que no les sirven a las personas que salen a cartonear”, dijo. Y agregó: “La capacidad de los paradores, además, está lejos de las 2300 camas que menciona Larreta”. Durante el año, contó, funcionan cuatro paradores: “Uno en Retiro, para hombres (con 100 plazas), otro en Parque Patricios, también para hombres (con 60), otro para mujeres y mujeres con chicos, que es el Azucena Villaflor (con 50), y otro para familias, que es el parador Costanera (con 150). Los números de camas son aproximados, pero es evidente que no suman 2300. También hay hogares privados subvencionados por el Estado, pero no son muchos”, enumeró. Y detalló: “Si sumamos los paradores que se agregan para el Operativo Frío, tampoco llegamos a ese número: abren el natatorio de Parque Chacabuco, que es para familias (50 plazas), el Parque Avellaneda, también para familias (100), y el Pereyra, que es para hombres (60)”.

Otro de los recursos ofrecidos por el BAP es el subsidio habitacional, de 5000 pesos. “Cada vez cuesta más acceder al subsidio porque se pide un montón de documentación. Además, casi no hay plazas en los hoteles y los hoteleros se aprovechan de esta situación y ponen precios muy altos”, explicó una extrabajadora. “Por otro lado, si tenés más de un pibe en los hoteles te hacen problema o no te toman, porque saben que el pago de subsidios a veces se atrasa y tienen familias que no les pagan a tiempo”, agregó el psicólogo.

A la falta de recursos para las personas en situación de calle se suma la falta de herramientas para trabajadores del BAP. Reclaman capacitaciones y, entre otras cosas, hacer seguimientos de los casos detectados en calle, algo que la dirección del programa niega. El personal denuncia que se aborda el tema con una visión empresarial que “solo se preocupa por las estadísticas”, algo que fue reforzado desde la asunción de Fabián Boninsegna, en noviembre del año pasado. “Nos han puesto un sistema de ‘premios’ por productividad, una cosa así medio McDonald’s”, lamentó el psicólogo.

Como parte de este nuevo sistema de trabajo, se extendió la jornada laboral de los trabajadores, que durante la semana pasaron a trabajar de 7 a 8 horas y en los fines de semanas y feriados de 8 a 12 horas, sin el aumento de salario correspondiente. En tanto, hay solo 50 trabajadores en planta permanente, 111 en planta transitoria y 33 con un contrato de locación anual.

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