TRÁNSITO

Cada vez más colegios organizan el sube y baja de los chicos

Para evitar los autos parados en doble fila, en 70 establecimientos educativos organizaron sistemas para recibir a los alumnos sin que sus padres desciendan del vehículo.


Familias, maestros y directivos de una escuela del barrio de Belgrano implementan este sistema hace 9 años. A lo largo del tiempo, lograron desarrollar un mecanismo que les permite agilizar el momento en que llegan los chicos a la escuela. Un momento que, a pesar de su brevedad, provoca caos en las calles de las escuelas, brotes de furia en algunos conductores y bocinazos irritantes.
 
"Entendimos que lo más práctico es evitar que el adulto baje del auto. Esto es determinante para cambiar la dinámica. Entonces nos organizamos con voluntarios (padres y madres) que abren la puerta de los autos; ayudan a bajar a los chicos con sus mochilas, y los dejan en la puerta de la escuela, en donde ya los reciben maestros o autoridades. Una de las claves es generar hábito en los voluntarios y, por supuesto, contar con todo el apoyo de la comunidad que forma parte de la escuela", explica a Clarín Agustín Raffo, papá y vice presidente de la comisión directiva del Colegio Pestalozzi.
 
El establecimiento está en Freire, entre La Pampa y Sucre. Para la hora de la salida, el año pasado un papá desarrolló una aplicación que lee la patente de los autos que van acercándose hasta la puerta y dispara un aviso a la maestra. Así, ella prepara al alumno y lo acerca hasta la puerta de la escuela.
 
"Pensamos las soluciones mirando lo que ocurre en otros lugares del mundo. Pero las adaptamos e hicimos un programa a nuestra medida. A favor, nuestra escuela ocupa toda una cuadra y esto nos facilita la organización. Pero no tengo dudas de que se puede hacer en todas las escuelas, con el compromiso de todos", opina Raffo.
 
El Pestalozzi tiene alrededor de 1.200 alumnos entre nivel inicial, primaria y secundaria. También impulsa una campaña para que se use menos el auto.
 
Según datos oficiales, en la Ciudad hay 2.861 establecimientos educativos, 1.058 de los cuales son privados, entre jardines, escuelas primarias y secundarias. Para paliar el caos que se genera en muchos de ellos, la Secretaría de Tránsito viene trabajando en un programa que se denomina "Sube y Baja". También se basa en que los padres no desciendan de sus vehículos. En cambio, los chicos son recibidos por voluntarios o maestros.
 
Por el momento el proyecto se aplica en 70 escuelas y esperan que para el primer semestre se hayan sumado otras 60. Este programa comenzó a funcionar en 2017 y ayudó a "reducir en un 100% la doble fila". Es que el estacionamiento en doble fila es una de las mayores problemáticas que se detectan en los alrededores de las escuelas, lo que genera inseguridad vial y mucha molestia entre los vecinos que viven en las inmediaciones.
 
"La idea es aportar soluciones específicas, ajustándose a las calles internas, avenidas y paradas de colectivos. Se entregan las pecheras para los voluntarios, conos y piezas gráficas para explicar el método", explican a Clarín desde la Secretaría. Desde ya, no es lo mismo una escuela que ocupa toda una manzana, que otra que tiene sólo una puerta de ingreso y ocupa dos terrenos. Y no es lo mismo que por el frente pasen líneas de colectivos o no.  
 
En la zona de Primera Junta, sobre la avenida Rivadavia entre Víctor Martínez y Cachimayo, hay cuatro colegios. En época de clases, la mano hacia el centro porteño se convierte en un embudo al que se suman las líneas de colectivos que usan la avenida. "En ocasiones hay hasta dos y tres filas de autos que se detienen para dejar a los chicos. No todos estacionan, pero la mayoría busca quedar lo más cerca posible de las veredas. Al problema se suma que Rivadavia se angosta después de Emilio Mitre, ya que allí está la boca de ingreso al subte A. Entonces, los embotellamientos son tremendos", cuenta a Clarín un padre con tres hijos en una de esas escuelas.


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