LA DOCTRINA EN LA CIUDAD

El reinado de Bullrich

Tras lograr expulsar al anterior ministro de Seguridad, las coincidencias con Patricia Bullrich ahora son totales: la compra de táser y la expulsión de inmigrantes, en la agenda del Gobierno porteño.

Werner Pertot


Parece muy lejano, pero solo pasaron algunos meses. En ese tiempo ya distante, el Gobierno de la Ciudad buscaba diferenciarse de Patricia Bullrich, que sostenía una frecuente interna con su contraparte porteña, Martín Ocampo. Todo eso terminó con la salida del hombre de Daniel “El Tano” Angelici del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Su reemplazante, el vicejefe Diego Santilli, tiene una política de total sintonía con Bullrich. De hecho, anunció que expulsará inmigrantes en consonancia con lo planteado por la ministra de Seguridad. E incluso que comprará tásers para usarlas en el subte, pese a la polémica que hubo sobre su uso hace 11 años, cuando Macri intentó incorporarlas a la recién nacida Policía Metropolitana.

No hay que remontarse a la salida de Ocampo del ministerio -echado por orden del presidente- para ver cómo se le viene allanando el camino a Bullrich. Hace un año, en relación a las polémicas táser, el jefe de Gobierno había afirmado: “Es una tecnología que en el mundo no se está utilizando mucho". Y había tomado distancia de su posible compra, pese a que el macrismo apeló en cada instancia judicial hasta asegurarse en 2015 un fallo a favor en el Tribunal Superior de Justicia porteño que los avala a comprarlas. Luego de esa sentencia, el Observatorio de Derechos Humanos de la Ciudad (ODH) se presentó ante la CIDH para que prohíba su uso.

El mismo Larreta que las descartaba hace un año, ahora las va a comprar. "Siguiendo el lineamiento del Gobierno nacional, la mejor utilización es en lugares cerrados. El ámbito cerrado más grande, por donde más gente circula es el subte. Estamos conversándolo con el Gobierno nacional, porque estamos totalmente coordinados. Si ellos promueven hacerlo en estaciones de tren, nosotros estamos estudiándolo para el subte", sostuvo el jefe de Gobierno. Por su parte, Santilli indicó que se empezarían a usar en marzo.

Rápidamente, tuvo el rechazo de los organismos de derechos humanos y también de los metrodelegados. “No entienden el peligro. Una acción de ese tipo puede generar un caos en el subte. Están manejando una violencia inconcebible", sostuvo Beto Pianelli, quien indicó que comenzarán a hacer una campaña para concientizar sobre el peligro de estas armas.

A quienes cubrimos hace muchos años Ciudad, todo esto nos produce un déjà vu: esta discusión sobre las táser ya ocurrió, exactamente igual, hace nueve años, cuando Macri las quiso incorporar en su gestión porteña.

En ese momento, también se había señalado el negocio que representaban: a precios de hoy, una táser X 26 (es el nombre del modelo) cuesta unos 3000 dólares, y el Gobierno nacional está pensado en comprar 300 para empezar (con el costo de capacitación, la cuenta se eleva a unos tres millones de dólares). En la Ciudad, en tanto, no tiene definido el número de armas eléctricas a comprar.

En su momento, también se señaló su capacidad para utilizarse como arma de tortura, en el país que tuvo una célebre utilización de la picana eléctrica. De hecho, ese fue el argumento del primer amparo que obtuvo el ODH en 2010 por parte de la jueza Andrea Danas. En segunda instancia también confirmaron la orden de no utilizar esas armadas, con argumentos basados en la historia reciente de la Argentina.

No obstante, este no fue el único argumento en contra. Amnistía Internacional, entre otros organismos de derechos humanos alertaron sobre diversos casos en los que el uso de táser provocó la muerte de personas con afecciones cardíacas: según datos de este organismo, 334 personas murieron entre 2001 y agosto de 2008 en Estados Unidos después de recibir descargas eléctricas de Taser X26. Incluso relataron casos de su uso en niños y en embarazadas. En las múltiples presentaciones que se hicieron en su momento recordaron  que el Comité contra la Tortura de la ONU las clasifica así: “Provocan un dolor intenso, constituye una forma de tortura y en algunos casos puede causar la muerte”.

De todas formas, no hace falta ir a buscar los ejemplos internacionales. Si se lee el propio manual del arma, dice que someter a una persona a 15 segundos de descargas produce el mismo efecto físico que haber sido estrangulado o haberse trabado en lucha, y advierte que esos efectos psicológicos y metabólicos “aumentan el riesgo de morir o de un daño severo”. Ese dato lo pusieron en la guía para usuarios luego de que la empresa que las fabrica recibiera 300 juicios en Estados Unidos. Es un deslinde de responsabilidad. Incluso algunas series en las que la tortura era un protagonista más, como la vieja 24 protagonizada por el agente antiterrorista Jack Bauer tienen capítulos donde muestran cómo se puede torturar con una táser. 

A esta nueva fascinación del Gobierno porteño con las armas eléctricas, siguiendo los mandatos de Bullrich, se le sumó una vez más el blanco preferido del macrismo: los migrantes. El Gobierno porteño adhirió a la iniciativa nacional para expulsar inmigrantes con antecedentes penales. “El que viene a hacer daño, matar o robar, o no está regularizado no puede quedarse en nuestro país", indicó Santilli sobre el convenio, que fue firmado por el subsecretario de Justicia de la ciudad, Hernán Najenson.

¿La conclusión de todas estas medidas? Bullrich ganó la guerra contra Larreta, cuya batalla final fue la expulsión de Ocampo del Gobierno porteño. Desde entonces, la Ciudad viene mostrando un total alineamiento en materia de seguridad con todo lo que propone la ministra favorita de Macri. Se entiende: la seguridad es una parte central de la campaña de reelección del presidente. Incluso, Larreta no viene teniendo pruritos para unificar las elecciones porteñas con las nacionales, como sí lo está haciendo la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. Pero esa, mis amigas y amigos, es una historia para otro día.

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