OPINIÓN

"A cobrarle a los que revuelven la basura", por Werner Pertot

En línea con las medidas anticartoneros que viene tomando el Gobierno porteño, ahora perseguirá con multas cuasimillonarias a las personas que ensucien la calle cuando buscan en la basura.

Werner Pertot
Laura Alonso, vocera porteña: “Hasta $900 mil de multa si te gusta hurgar la basura en la Ciudad. Sí, leíste bien. La orden es clara: quien saque bolsas de los contenedores y deje todo tirado, limpia en el acto o lo paga caro. Se terminó la impunidad para los “recicladores”. El que ensucia, limpia o paga”.

Jorge Macri: “Di la orden al Ministerio de Seguridad y a la Policía de la Ciudad que, si encuentran a alguna persona o grupo de personas removiendo basura de los contenedores y ensuciando nuestra ciudad, les exijan que limpien y ordenen todo de inmediato. Si se niegan, que los sancionen según la normativa vigente”.

Las dos declaraciones parecen salidas de una novela distópica, pero no: fue parte de un escenario que se vivió la semana pasada y que incluyó el allanamiento de cooperativa de cartoneros y el decomiso de sus materiales. El Gobierno porteño parece haberle declarado la guerra a los pobres. Primero, como contamos la semana pasada, buscó cortarles el transporte a los cartoneros. Ahora directamente quiere cobrarles multas millonarias si ensucian cuando revuelven la basura para subsistir.

No quisiera entrar en lo obvio, pero es evidente que a nadie “le gusta hurgar en la basura”. La vocera Alonso lo sabe. Todos lo sabemos. Lo que hay aquí entonces es la muestra de cómo se inicia la campaña porteña: con un show de la crueldad hacia los más pobres.

Incluso, algunos, con cierto sentido común, se preguntaban: ¿cómo se hace para cobrarle 900 mil pesos a una persona que vive en la calle y que revuelven un container de basura? ¿Se le embargan las cuentas en Suiza? Es todo absurdo. Y más que absurdo, de una crueldad que antes los gobernantes se tenían que cuidar de mostrar.

Como contamos la semana pasada, Jorge Macri eliminó el servicio de traslado de cartoneros, una medida que afecta a más de 3.000 recuperadores urbanos pertenecientes a cuatro cooperativas, que contaban con el transporte diario para viajar desde provincia de Buenos Aires a CABA. Es una medida que había instaurado el Gobierno porteño para no tenerlos toda la semana en acampes en la Ciudad, algo que comenzó a ocurrir después de que dejó de existir el Tren Blanco.

En la misma línea anticartoneros, el Gobierno porteño ya completó la instalación de 7 mil contenedores antivandálicos. Tienen una tapa con resorte que permite que las bolsas de residuos caigan directamente adentro sin que puedan ser retiradas.

Ahora, la pregunta es, además de la crueldad hacia los pobres: ¿tiene sentido esta medida para la Ciudad? ¿No paga la Ciudad cada tonelada de basura que se entierra en el conurbano? Un sistema de reciclado eficiente, ¿no iría en favor de la famosa austeridad en las cuentas públicas? Acá, parece que prefieren gastar más plata en enterrar basura antes de entenderse con los cartoneros para que puedan trabajar en paz.

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