OPINIÓN

"Otro policía de gatillo fácil", por Werner Pertot

El caso del policía porteño -que atropelló a un motociclista, se fugó y luego disparó contra sus familiares y mató al primo de la primera víctima- pone de nuevo en vigencia la discusión sobre la necesidad de desarmar a la policía cuando no está en servicio.


La historia se repite con la violencia institucional. Pero en este caso se trata de un agente de la Policía de la Ciudad, que fue exonerado luego de que se conociera el caso. El policía atropelló con su auto a un motociclista en Morón y se dio a la fuga. Luego se presentó en la comisaría cuarta de Morón sin el auto y fue reconocido por amigos y familiares de la víctima, que estaba herida y hospitalizada. El policía volvió a huir y cuando lo alcanzaron, sacó su arma y disparó.

Uno de los tiros mató al primo de la víctima. Finalmente, tras una tercera fuga fue detenido. No se le puede pedir al Gobierno porteño que se haga responsable de la actitud individual de cada policía, pero sí que tome medidas globales para evitar que este tipo de casos pueda pasar. ¿Cuál podría ser una? Que los policías no estén armados cuando estén fuera de servicio.

El policía en cuestión se llama Carlos Pelozo y tiene 36 años. En primer lugar, huyo de la escena de un accidente automovilístico en vez de asistir al motociclista al que había chocado. La primera victima fue Luis Zárate, alias “Pitu”, quien resultó gravemente herido y debió ser trasladado al Instituto de Haedo. “En las cámaras de los vecinos se ve que frena para ver y se va”, contaron los familiares de Zárate, que lo encontraron tirado en el piso y sin asistencia. Además, advirtieron como se comportaron los policías que llegaron al lugar: “Mi marido tiene antecedentes y quisieron hacerlo pasar por un robo. Y no es así”. 

Luego cuando Pelozo fue a la comisaría, volvió a escapar ante los insultos de los familiares. Se subió al auto y se fue. Lo persiguieron diez cuadras y al llegar a Grito de Alcorta, entre Chile y San Francisco, uno de los autos que perseguía a Pelozo le cerró el paso. Juan Manuel De Vita se bajó de ese vehículo y le recriminó que se hubiera escapado y que no hubiera asistido a su primo. En ese momento, el policía extrajo su arma reglamentaria, una pistola Beretta, y disparó cuatro veces. Los impactos dieron en el primo del motociclista accidentado, quien falleció en el acto. Se volvió a escapar y lo detuvieron finalmente en el centro de Morón.

“En ningún momento dijo que era policía. Él solo abrió la ventana y empezó a los disparos. Había chicos, podía haber matado a cualquiera. Fue a mansalva, a quemarropa, me tiró a mí. No le importó nada”, contó Karina, pareja del atropellado y prima de la víctima del crimen. 

La fiscal Valeria Courtade, de la UFI N° 3 de Morón, imputó a Pelozo por lesiones culposas en concurso real con homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Pero en lugar de incautarle el auto, le pidió amablemente que lo llevara a la comisaría para hacer las pericias.

La Policía de la Ciudad resolvió exonerar a Pelozo, luego de que se conocieran los videos de las cámaras de seguridad donde se ve como mata a De Vita. Trabajaba en una comisaría porteña del barrio de Liniers. 

La senadora bonaerense Monica Macha advirtió en la primera sesión del Senado provincial que “el asesinato de Juan Manuel De Vita a manos de un policía en el Barrio 20 de junio llena de angustia a todas las familias de Morón. Fue un caso gravísimo de violencia institucional de parte de alguien que debía estar detenido después de atropellar a un joven y huir. Pero por ser policía y porque sus víctimas eran familias humildes de Morón sur actuó con impunidad, apañado por las fuerzas de seguridad bonaerense;. Macha expresó que, señaló la legisladora y exigió “que no solo se investigue al agente Peloso, sino también a quienes ordenaron la represión de familiares y vecinos y a los policías que intentaron afectar la investigación alterando la escena del crimen“. 

Hay múltiples responsabilidades que el Poder Judicial deberá investigar. Pero lo cierto es que hace falta volver a una discusión que las autoridades políticas eluden: ¿por qué los policías andan armados fuera de su horario de servicio? Hay estadísticas de años del CELS que indican que la mayoría de los casos de gatillo fácil y otras situaciones que terminan con la muerte de civiles o del propio policía parten de obligarlos a andar siempre armados. Si Pelozo no hubiera estado armado, no se hubiera evitado el choque, pero sí el asesinato posterior. Un cambio en la legislación podría evitar que se repitan casos como ese.

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