OPINIÓN

"Vidal, con más perfil de jefa de Gobierno que de presidenta", por Werner Pertot

La victoria por varios cuerpos en la Ciudad no colmó las expectativas en Juntos por el Cambio, donde esperaban un resultado por encima del 50 por ciento.

Werner Pertot
Maria Eugenia Vidal pudo dejar atrás la derrota que la sacó de la gobernación bonaerense (y, por decisión propia, para siempre de ese distrito) y logró una victoria en la Ciudad de Buenos Aires, que la deja con buenas posibilidades para ser la sucesora de Horacio Rodríguez Larreta aunque quizás no tanto para ser presidenciable como quiere ella. Es que Vidal no consiguió ampliar el 48 por ciento que obtuvo en las PASO, sino que bajó a un 47 por ciento. En todas las comunas, se vieron mermas (algunas más pequeñas, otras más significativas) de votos con respecto a cuando votaron a tres candidatos de Juntos por el Cambio en las primarias. No deja de ser un resultado contundente y a distancia sideral del Frente de Todos, pero también es cierto que no es el que necesitaba Larreta: el jefe de Gobierno esperaba que Vidal traccionara los votos por encima del 50 por ciento, como hizo en su momento Elisa Carrió. Quedaron bien lejos del 60 por ciento que necesitaban para retener todas las bancas de diputados y legisladores que ponían en juego en la Ciudad. Si bien conservan una mayoría importante, la Legislatura será más desafiante para Larreta en la siguiente etapa (aunque habrá que ver cómo se comportan los legisladores de Javier Milei). Como dijimos en las PASO, estos números le alcanzan a Vidal para ubicarse en la línea de sucesión de Larreta en 2023 en abierta competencia con Martín Lousteau. La buena onda que tiene el senador con Larreta y Vidal parecería indicar que tal vez ese no sea el plan. ¿Quizás una fórmula presidencial Larreta-Vidal y Lousteau a la Ciudad? Solo el tiempo lo dirá.

Lo cierto es que Vidal no amplió la diferencia con la elección que hicieron en las paso, ni tampoco con la de 2017, donde el PRO obtuvo también el 48 por ciento en las PASO pero luego llegó al 50 por ciento en las generales. Grosso modo, se puede decir que conservan el mismo electorado. De hecho, en términos absolutos, Vidal sumó unos 2000 votos, en un contexto en que creció la participación respecto de las PASO. Algo similar se puede decir para el Frente de Todos, que siguió en el orden de los 25 puntos porcentuales. La caída de un punto de Vidal es esperable porque no logró retener la totalidad de los votos de Ricardo López Murphy y Adolfo Rubinstein (aunque retuvo gran parte). Lo otro que podría explicar el no crecimiento de su candidatura fue la emergencia de Milei, que saltó de 13 a 17 por ciento (unos 70 mil votos más que en las PASO), lo que le dará un bloque nada despreciable de cinco legisladores, con Ramiro Marra a la cabeza, que ya se mostró muy agresivo hacia el oficialismo porteño.

La Ciudad también le volvió a dar una diputada a la izquierda: Myriam Bregman ingresará al Congreso. Es la segunda vez que pasa esto desde el regreso de la democracia en 1983 (la última vez fue nada menos que en 2001).

Si vemos el voto por comunas, se repitió la imagen que contamos en las PASO: Vidal ganó en todas las comunas, excepto en dos: la 4 (La Boca y Barracas) y la 8 (Lugano), que siguieron votando al Frente de Todos. Incluso en las comunas en las que más votos saca se notó la merma de votos: por ejemplo, en la comuna 1 Vidal había sacado 47,3 en las PASO, ahora sacó 45.27. En la 2 (Recoleta) había llegado a 63,98 y ahora logró 61,13. No es poco, pero muestra cómo se construye el resultado general de un punto porcentual menos en toda la Ciudad: en todas perdió un poquito. El Frente de Todos, en líneas generales, logró ampliar en todas las comunas, aunque las diferencias son en muchos casos de decimales. No hizo una elección muy distinta.

Es decir, que los porteños y porteñas votaron de manera similar a dos meses atrás, sin grandes sorpresas (excepto la que ya comentamos de Milei, que pasó la noche entre alaridos y custodios que amagaban con desenfundar sus armas como en el far west). Nunca sabremos qué hubiera pasado si, contrario a los planes de Larreta, a candidata hubiese sido Patricia Bullrich. Ella dice que hubiera sacado más votos, pero es incomprobable. Lo cierto es que, con estos resultados si bien no son los óptimos para él, Larreta de todas formas podrá comenzar a construir su candidatura presidencial con la seguridad de que en 2023, tendrá un sucesor o sucesora en el bastión del PRO con amplias chances de ganar. Por supuesto, como toda historia, esa también está por escribirse.

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