COMUNA 14

Un histórico edificio del ex Zoológico podría convertirse en un mercado gastronómico

El edificio es de 1897 y albergó osos y tigres cuando funcionaba el Zoológico porteño, hoy luce deteriorado aguardando su turno para ser restaurado.


Un recinto del ex Zoológico porteño que durante décadas albergó osos y tigres es uno de los 42 edificios históricos del actual Ecoparque, espera su turno para la restauración y su destino como consecuencia de la reestructuración del predio. Un proyecto que está siendo estudiado es la instalación de un mercado gastronómico de productos regionales, aunque podrían surgir otros usos. La puesta en valor de la estructura aún no tiene fecha de inicio porque para eso se debe liberar el recinto de los orangutanes, próximo a la Casa de los Osos y que tiene dos ejemplares habitándolo.
 
Este edificio tiene rejas que separan las jaulas subterráneas donde los animales pasaban la noche después de estar exhibidos al público durante el día. Es una especie de iglú amurallado que apenas deja filtrar algunos rayos de sol por ventanas enrejadas. Las jaulas, cada una con escaleras por donde bajaban los animales, rodean el perímetro del edificio construido en 1897 durante la gestión de Eduardo Holmberg.
 
La osera es un pabellón de escala monumental, el más antiguo del predio, historicista e inspirado en el estilo gótico replicando un palacio medieval con aberturas ojivales. Fue concebido para alojar osos polares, negros y tibetanos con construcción tradicional formado por una estructura de mampostería portante de ladrillos y perfiles de acero. Los animales residieron allí hasta la década del 90.
 
Según explicaron expertos a La Nación en el patrimonio del Ecoparque, se trata es un edificio de perímetro libre rodeado por un foso “pensado como un castillo de planta cuadrada con cuatro torres de planta poligonal que se elevan por encima del nivel del cuerpo principal del edificio”. La fachada y las torres están rematadas con almenas y presentan grandes ventanales con arcos de ojiva y pilastras con capiteles de hojas y ornamentación típica del estilo.
 
Cubiertas de bovedilla y también de perfiles de acero y de ladrillos y de estructura metálica y malla forman el espacio central que originalmente era el patio. El solado, o revestimiento del piso, es de cemento en la planta baja, de 766 metros cuadrados, y en el subsuelo, de 1000 m², y de baldosas cerámicas en las terrazas y la azotea. Las puertas y ventanas son de carpintería metálica y las rejas originales de barras redondas.
 
En 1999, el edificio se ambientó como selva subtropical, una adecuación que requirió horadar y demoler algunos tabiques interiores y el agregado en aberturas de una carpintería dividida en paños rectangulares con vidrios. Otras carpinterías fueron cambiadas y se agregaron pasarelas, puentes y escaleras, así como también una estructura metálica vidriada sobre el gran patio central. El exterior fue conservado con modificaciones en jaulas.
 
Esos puentes y escaleras eran parte de un recorrido que se ofrecía a los visitantes que podían ingresar al lugar para ver otras atracciones, ya sin osos o felinos en su interior, como un mariposario y ejemplares de especies de menor tamaño y en recintos vidriados más chicos. Las estructuras están hoy corroídas por la humedad, y el paso del tiempo las deterioró. La falta de uso de las instalaciones se observa en todos los agregados, el foso aún conserva agua y la vegetación crece como maleza y comienza a ganar terreno. Sin embargo, el edificio original está en buenas condiciones.
 
“Hay que preservar la caja original, todo lo que tiene valor patrimonial, restaurarlo y conservarlo. Todos los agregados que se hicieron en los 90 se deben remover. Cuando se restaura un edificio no debe perder su sentido original, hay que lograr que la gente se dé cuenta cuál era la función de ese edificio. Lo que no se puede hacer es reconstruir una pared si ya se abrió un hueco, por ejemplo, porque se generaría un falso histórico”, explica a La Nación María José Micale, del área de patrimonio del Ecoparque.
 
Arco de Tito, Casita Bagley, Pabellón de las Fieras, caballerizas, Pabellón de los Loros, Templo Hindú de los Elefantes, Templo de Vesta, Pabellón Árabe, Casa de las Jirafas son otros de los edificios, al igual que la Casa de los Osos, que forman parte del conjunto declarado Monumento Histórico. La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos determinó grados de protección e intervención para cada uno de los componentes del ex Zoológico equiparándolo con un Paisaje Urbano Histórico emblemático de la Ciudad de Buenos Aires.
 
Cualquier proyecto que se realice allí, sea un mercado gastronómico u otra propuesta, deberá respetar los lineamientos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos que sigue de cerca todas las intervenciones en los edificios históricos.


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