COMUNA 15

Vecinos de Villa Ortúzar protestaron contra la construcción de un edificio en la plaza Malaver

Ayer domingo, los vecinos del barrio de Villa Ortúzar organizaron un festival en la plaza 25 de Agosto para protestar contra la construcción de un edificio de siete pisos y 24 mts de altura en la plaza Malaver. Esta situación se da luego de la sanción del nuevo código urbanístico.


Ayer domingo por la tarde, vecinas y vecinos del barrio de Villa Ortúzar realizaron un festival en la plaza 25 de Agosto, situada en Heredia y Giribone, con la consigna #NoALasTorres y "para defender nuestro querido barrio, su patrimonio arquitectónico, su historia y su nombre".
 
"Festival por Ortúzar" es el nombre que los vecinos y vecinas le dieron a la jornada de ayer que incluyó presentaciones musicales, graffiteadas y ferias "en defensa del barrio, su patrimonio e identidad". Los vecinos planifican seguir con otras actividades para visibilizar la situación como caminatas junto a vecinos de barrios linderos y visitas a puntos icónicos y patrimoniales del barrio.
 
El inicio de una obra en construcción de un edificio de siete pisos sobre la plaza Malaver, delimitada por las calles Girardot, Heredia, Montenegro y Estomba, del barrio de Villa Ortúzar, tras la demolición de una vieja casona, generó alarma entre los vecinos que se oponen al emprendimiento ante el temor que pueda replicarse en el resto del espacio verde y que repercuta negativamente en la zona, caracterizada por tener casas bajas.
 
La futura edificación tiene la particularidad de ser un espacio verde público que tiene en dos de sus cuatro esquinas un conjunto de viviendas que están en pie desde hace décadas y que pertenecen, en algunos casos, a dueños particulares y, en otros, al Estado porteño.
 
Sobre la intersección de Heredia y Girardot hay cuatro casas, una de las cuales -la que da a la plaza- fue vendida y su nuevo propietario proyectó la localización del edificio de departamentos de siete pisos y unos 24 metros de altura que ya se publicita en la web de la empresa constructora como un sitio "con vista a la plaza" y con "un local gastronómico en la planta baja para compartir".
 
"Nos preocupa mucho la perdida de la identidad del barrio", dijo Paula, una de las vecinas del barrio en diálogo con Télam, durante el cual remarcó que también sospechan que éste sea el primero de otros edificios que se vayan a levantar en el espacio verde.
 
Paula señaló que los vecinos no quieren que quede sentado "un precedente porque si bien sabemos que las viviendas no ocupan la plaza entera, están integradas al paisaje" y sostuvo que "es grave que se haya aprobado una obra así sin que se haya estudiado la particularidad del caso". "Vamos a tener un edificio de 24 metros dentro de una plaza que va a generar demasiada luminosidad porque tiene una fachada de vidrios y van a tener que sacar árboles para su construcción", agregó.
 
Sara, otra de las vecinas que forma parte del grupo “Somos de Ortúzar”, que se conformó tras el anuncio del nuevo edificio, contó que "Villa Ortúzar es un barrio de casas bajas, sin departamentos altos". Atribuyó los cambios en el barrio a la sanción del nuevo Código Urbanístico en 2018, que elevó la altura permitida para las nuevas construcciones, incluidas las parcelas con viviendas que se encuentran dentro de la plaza. "Los vecinos nos juntamos porque queremos defender el espacio público y porque queremos caminar por nuestro barrio y vemos que no lo vamos a poder hacer", reclamó.
 
Otros vecinos realizaron un relevamiento de las viviendas en proceso de venta o de construcción en los 1,8 kilómetros cuadrados por lo que se extiende el barrio- delimitado por La Pampa, Forest, Álvarez Thomas, Elcano, vías del ferrocarril Urquiza, Del Campo, Combatientes de Malvinas y Triunvirato- y detectaron que suman unos 150 inmuebles bajo esas condiciones.
 
La Plaza Malaver era un terreno en el cual coexistían, separadas por un alambrado, las canchas de dos clubes rivales de la zona, La Paternal y Gutenberg, hasta que ambas instituciones se mudaron a otro lugar y abandonaron ese espacio que, al quedar mayormente vacío, se transformó en un espacio verde que fue oficialmente inaugurado en julio de 1940.
 
Los vecinos se enteraron del proyecto inmobiliario el lunes pasado, cuando la antigua casona fue tapiada y en uno de los frentes se colocó el aviso de obra por parte del Gobierno de la Ciudad, por lo que el martes se congregaron en la plaza para compartir opiniones. El jueves, comenzaron los trabajos de demolición de la vivienda, con el retiro de las aperturas de hierro y madera y luego la destrucción de los techos y paredes. La demolición se extenderá por dos semanas e incluirá la remoción de los escombros a cargo de una grúa.
 
"Villa Ortúzar es un barrio de casas bajas e históricas que ahora está lleno de topadoras, taladros y polvo. Hay unas 140 propiedades que van a desaparecer como patrimonio histórico y se van a transformar en edificios", grafica a Página 12 la situación de su barrio Gigi Colabella, integrante de "Somos de Ortúzar".
 
“Hoy este barrio todavía tiene atardecer. Vos te parás en el medio de la calle y ves el sol, el cielo, la luna", detalla Colabella y se lamenta por los altos edificios que comienzan a tapar los atardeceres. "Este proyecto atenta contra el patrimonio cultural del barrio dado que para su construcción será necesario demoler una casa histórica construida en 1930", advirtieron los vecinos en un comunicado.
 
"El Código Urbanístico de 2018 dividió el barrio en dos zonas, en una de ellas se habilitó la construcción a más altura. De un límite de cuatro pisos pasamos a tener algunos edificios de diez", explica Colabella. Es el caso, por ejemplo, de una de las obras que genera mayor preocupación entre los vecinos y vecinas, ya que se encuentra frente a la Plaza 25 de Agosto. Ubicado en Charlone 1448, el llamado "Edificio Verte" tendrá diez pisos más un subsuelo, 26 metros de frente y 65 unidades funcionales, las más caras a un precio cercano a los 500 mil dólares.
 
"Es urgente rezonificar Villa Ortúzar, porque es un barrio histórico", reclama Colabella. "Fue un barrio de jesuitas desde 1614 y tiene una historia muy rica de casas de campo y casas quintas. Queremos protección, volver al código anterior o, al menos, que haya un ente regulador de demoliciones y obras, que se controle para que no demuelan y construyan a la vez. Hoy el barrio está invadido de topadoras, taladros y polvo por todos lados". En la plataforma Change.Org están sumando firmas de apoyo el reclamo.
  
Los vecinos advierten que los edificios se levantan sin los estudios de impacto ambiental necesarios y sin previa evaluación de capacidad de los servicios públicos. "Es un 'barricidio'", sentencia Colabella. "Este es el típico barrio donde hace unos diez años la gente buscaba una casita, un PH a reciclar, a lo sumo agregaban una habitación en la terraza o se ampliaba como un dúplex. Esa etapa se está terminando, hoy en día las casas son consideradas como un terreno libre, un lote que se vende vacío para construir arriba", sostiene.


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