PERSONAJES BARRIALES

Hace más de 50 años que Alcides Repicio tiene su peluquería en La Paternal

Conocimos a Alcides Repicio, peluquero, hincha de Argentinos Juniors, miembro de Lagamur Delrioba, personaje entrañable del barrio. Nos contó muchas anécdotas, entre ellas que le cortó el pelo a Maradona.


Entrevistamos a Alcides Repicio en su peluquería ubicada en Donato Álvarez y Cucha Cucha. Nos contó cuando llegó al barrio de La Paternal proveniente de Uruguay, cómo llegó a cortarle a Maradona antes de su debut en Argentinos Juniors, sobre su colección de llaveros que son oriundos de todo el mundo y su costado artístico, ya que toca el redoblante en la murga Lagamur Delrioba.
 
Alcides tiene cuatro hijos, dos mujeres que son las más grandes y les siguen dos varones, seis nietas mujeres, la más grande tienen 21, y un nieto varón que es el más chiquito de 5 años.
 
¿Cuándo llegaste al barrio?
Vine desde Paysandú, Uruguay, en el año 1967, esa fue la última vez porque vine con mis padres dos veces antes: en 1958, después volví en el año 60 y definitivamente en 1967. Vine con un amigo que llegó antes que yo, también peluquero y fue que caímos de casualidad en avenida Jonte y Caracas, ahí empezamos con una peluquería. Yo llegué al país como peluquero, estuvimos ahí 3 años, de ahí nos mudamos para Magariño Cervantes entre Nicasio Oroño y avenida San Martín. Después me mudé a la avenida San Martín, a la torre, en el local de abajo, ahí estuvimos desde 1980 hasta el 2009 y luego acá: Donato Álvarez y Cucha Cucha, en este tugurio (risas).
Esto es Paternal legítimo porque Jonte y Caracas es Villa Mitre, cerca de la cancha de Argentinos. Los que viven casi Nazca te dicen que viven en La Paternal.
 
¿Cómo fue que le cortaste el pelo a Diego Maradona?
Cuando estuvimos en Magariño Cervantes vino el Diego, antes de debutar en Argentinos, porque yo le cortaba Jorge Cyterszpiler, el primer representante de Maradona, que lo tuvo desde chiquito. Yo empecé cortándole el pelo al hermano de Cyterszpiler, después vino Cyterszpiler y un día me dijo “Te voy a traer al mejor jugador del mundo”, todavía no había debutado, yo le respondí: “¿Me vas a traer a Pelé?” y un día apareció con Diego y le cortamos el pelo, era muy pibe.  
Después siguió viniendo y era muy especial, desde siempre, él venía pero no pedía turno, yo siempre trabajé con turno, y él caía cuando quería, entonces un día lo derivé con mi socio porque yo estaba con muchos clientes. A partir de ahí le empezó a cortar mi socio y se enamoraron porque le siguió cortando siempre, se lo llevó a Italia cuando salió campeón en Nápoles. Después siguió viniendo hasta que un día no vino más. Fue una experiencia muy linda.
 
¿A qué otro “famoso” le cortaste el pelo?
Cuando estaba en Magariño Cervantes un día apareció el ajedrecista Tigrán Petrosián que fue número 1 del mundo. Cuando vino a jugar a la Argentina la final del mundo creo que con Boris Spaski, un día lo veo entrar en la peluquería, imagínate mi sorpresa, que un número 1 del mundo en ajedrez no hay muchos. Me lo trajo un cliente de muchos años, que también era armenio igual que él. El tipo no hablaba ni una palabra en castellano, para mí fue algo monstruoso. Es una de las grandes anécdotas que tengo.
Además del Diego, también le corté a los jugadores de Argentinos Juniors como Adrián Domenech.
 
Sos hincha de Argentinos Juniors
Sí, voy siempre cuando juega de local, soy socio vitalicio. Yo jugaba al tenis en Argentinos representando al club.  
 
Sos músico también
Desde chiquito siempre me gustó la música, a los 11 años salí con una murga en Paysandú, toqué en una orquesta también en Uruguay. Cuando vine acá, empecé a trabajar, siempre quedé enganchado con la música hasta que un día empecé en una orquesta de fiestas judías, ahí estuve 25 años tocando. Hacíamos música para bailar, un poco de todo, música judía, los éxitos del momento. Después dejé porque ya era veterano para el escenario.
Un día un cliente me cuenta que en El Hueco estaban buscando un redoblantista, di la prueba, les gustó y me quedé, hace ya 3 años que estoy con Germán y su troup en Lagamur Delrioba. Me gusta mucho. Ahora estamos ensayando en la plazoleta Raymundo Gleyzer.
 
¿Cómo empezaste a coleccionar llaveros?
Se empezó a dar porque los clientes me los traían como recuerdos entonces los empecé a colgar en la peluquería, después como ya eran muchos, saqué algunos y dejé en exposición los mejores. Después se armó una competencia entre los clientes para ver quien traía el mejor llavero y el más raro. Son muy lindos.
 
Tenés varias fotos autografiadas
Esa foto de Gardel junto a La Ñata Gaucha (Azucena Maizani) me la regaló un cliente amigo que se llamaba Carlos Landi que fue un cómico argentino, pero fue más conocido en Chile que acá. Esa foto está dedicada a él, es un recuerdo maravilloso.
Tengo firmadas por Diego también. Esa me la trajo mi socio de Nápoles cuando él fue a cortarle el pelo a Maradona. Para mí es la foto más linda que tiene Diego en su juventud, a mí me encanta porque él está enterito, en su mejor momento.
La otra foto también la firmó él, pero se la dedicó a mi hijo, y a él no le gusta el futbol y me la dio a mí. Ese diseño era de una remera que íbamos a hacer con un señor que hacía remeras, él hizo el dibujo, lo presentamos y después no sé qué pasó que no hicimos ninguna remera. Es de cuando fue a Boca después de haber estado en Newell’s.
 
¿Vas a seguir con la peluquería?
No sé qué hacer, estoy pensando en eso, no sé si vender, porque tengo clientes que ya son grandes. Como hace 54 años que estoy en el barrio, dejaron de venir los que ya se fueron y otro dejaron de venir por la pandemia porque tienen miedo.
Quiero dejar la peluquería antes que la peluquería me deje a mí. A veces me agarra tristeza de que tenía tanta gente en todos estos años, muchos me llaman por teléfono y me dicen que no pueden venir porque están en cama, enfermos o no pueden caminar. Creo que voy a dar la vuelta Olímpica y me voy a ir por la puerta grande, pero voy a seguir yendo a domicilio a cortar el pelo a los clientes.
Voy a seguir haciendo cosas, no me voy a quedar en mi casa, voy a seguir atendiendo a los clientes que me quedan. Y así va a cerrar la historia.
 
¿Tenés otros pasatiempos?
Estoy fabricando shofares con un rabino amigo que me enseñó a hacerlos. Es un instrumento que tocan los judíos que está hecho con cuernos de carnero o de chivo. Hay cuernos que son africanos, que son más grandes, de los antílopes. No sirven los cuernos de vaca ni de toro.  
Me divierte mucho. El shofar fue el primer instrumento de viento que tuvo la humanidad, lo tocaban en el desierto. Hay que pulir los cuernos, darles lustre y queda un instrumento hermoso. También lo toco. Todo lo que sea música me llama mucho. Tengo cajón peruano, tumbadoras, bongó, me gusta todo lo que sea instrumentos de percusión. Ahora me compré una batería.
También me gusta mucho la herrería, me compré una soldadora y ando haciendo cosas, me gusta todo lo que sea artesanal.
 
¿Cómo ves el barrio actualmente?
Debo ser el más grande del barrio porque no recuerdo otro peluquero de mi época que haya quedado. Por ejemplo de los negocios que había sobre la avenida San Martín no quedó casi ninguno, de lo que era la avenida de Jonte a Juan B. Justo, es todo nuevo. Está Yatasto, pero ya no es lo mismo porque lo tiene gente que no tiene nada que ver con el metié. Fue mi lugar, mis amigos vivían ahí adentro, íbamos mucho.
Sobre Donato Álvarez, donde ahora está la bicicletería, estaba La Lechería, era un bar y antiguamente había sido una lechería donde se tomaba la leche con vainillas, por ejemplo, y se siguió llamando así. El bar estaba abierto toda la noche, siempre había gente, lo mismo que La Andaluza cuando estaba por Camarones, era la competencia, los dos estaban abiertos toda la noche llenos de gente, impresionante. Cambió mucho el barrio.
No vi abierto al Taricco, tampoco vi el cine Sena que quedaba en avenida San Martín y Juan Agustín García. Al lado del Taricco estaba la pizzería La Cumbre, que sigue estando, pero antes era una cosa maravillosa. Estuvo muchos años cerrada y volvió a abrir, pero con una nueva versión. Los bares que había en el barrio eran hermosos.
Otro que tiene muchos años es Paloko, debe ser el lugar más viejo que sigue abierto. Después no quedaron negocios viejos, debo ser el último que queda por retirarse.
Era muy lindo el barrio, la cantidad de gente y de negocios que había, como no existía el centro de Villa del Parque todavía, todos venían al centro de La Paternal. Estaban las mejores casas, las mejores tiendas, todo lo mejor estaba acá, era hermosa la avenida San Martín. Todo fue cambiando y se quedó mucho el barrio, crecieron Devoto, Villa del Parque, Caballito y Paternal se quedó.
 
 


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