COMUNA 12

El barrio Cornelio Saavedra se llamaba Juan Perón

Fue levantado en 1949, pensado para que vivan familias trabajadoras y militares; hoy en día, se convirtió en una urbanización de elite y el precio de las viviendas no baja del medio millón de dólares.


Fue el sueño de Eva Perón, consistió en posibilitarles a los trabajadores argentinos el acceso a una vivienda como las que podían verse en las películas de Hollywood. En 1949 se construyó el Barrio Juan Perón en Saavedra, contaba con más de 400 chalecitos estilo californiano y tenía una parroquia, una escuela, un centro comercial, un cine teatro y una amplia plaza.
 
Sus calles son circulares y tiene amplios espacios verdes, el diseño urbanístico se inspiró en los postulados del arquitecto inglés Ebenezer Howard, fundador del movimiento conocido como “Ciudad Jardín”. Está situado en la orilla de la avenida General Paz, entre los terrenos que actualmente ocupa el Parque Sarmiento y la calle Crisólogo Larralde, en 1955 el barrio cambió de nombre, por razones eminentemente políticas, por el de Cornelio Saavedra, y desde los años noventa se convirtió en uno de los lugares más privilegiados de la Ciudad.
 
Actualmente existen viviendas valuadas en más de 1 millón de dólares y las casas de la época que resistieron al paso del tiempo, y que ahora figuran en venta, con terrenos de hasta 380 m2, no valen menos de 500.000 dólares, de acuerdo con las publicaciones de las inmobiliarias de la zona.
 
“Si se comparan los pequeños chalets para obreros de las afueras de Los Ángeles con muchas de las viviendas realizadas en Ciudad Evita, en Ciudad Jardín, Lomas del Palomar, o en cualquiera de los barrios peronistas, es difícil encontrar diferencias significativas. Esto permite constatar que el chalet argentino es una extrema simplificación del chalet californiano”, dice a La Nación la arquitecta Ana Lía Chiarello.
 
En este mismo sentido, Clara Miguens, especialista en diseño del espacio público, sostuvo que “el Barrio Parque Saavedra es una constante de lo que llamamos el chalet argentino; es decir, casas de estilo californiano, con tejas coloniales de terracota, techos a dos aguas, cercos vivos o de mampostería y madera, jardín en el frente y en la parte posterior”.
 
Históricamente, estos barrios conocidos como ciudad-jardín formaron parte del estilo de urbanización romántica fundado por Howard, que había surgido como una crítica política filosófica en rechazo del apilamiento que soportaban las familias trabajadoras de las ciudades industriales europeas.
 
En Argentina, estos modelos de vivienda existieron desde principios de siglo y fueron emplazados en los suburbios rurales o de veraneo, pero estuvieron solo reservados para familias de clase media-alta, y esto fue así hasta que se inauguró el Barrio Juan Perón en 1949, el primero de una serie urbanizaciones justicialistas.
 
Un antecedente más pequeño, como si hubiera sido un boceto de lo que vendría después, se inauguró en febrero de 1948 también en Saavedra, y fue bautizado como Barrio 1° de Marzo. Actualmente se llama barrio Presidente Roque Sáenz Peña pero es más conocido por sus vecinos como barrio “La Copita”.
 
Los beneficiarios de este tipo de viviendas fueron militares, familias numerosas, madres solas o trabajadores de bajos recursos. En definitiva, diseños urbanos como el soñado por Evitaforman parte de la vasta y heterogénea obra producida en un momento histórico de inflexión en materia de vivienda”, explica a La Nación el arquitecto especializado en preservación patrimonial Alejandro Gregoric.
 
Este tipo de viviendas alcanzó su máxima expresión en los hoteles de Chapadmalal, y se replicó en una escala todavía mayor, durante la misma época, pero ya no en un pequeño barrio boutique sino en una metrópoli, con cerca de 15.000 viviendas de estilo californiano, en lo que fue el nacimiento de Ciudad Evita en La Matanza, que terminó inaugurándose en 1957.
 
Si bien se han demolido muchas casas, la fisonomía del barrio peronista no ha cambiado por completo: sus calles concéntricas siguen como entonces, lo mismo que el blanco de sus fachadas y que las predominantes tejas coloniales de los techos, pero donde hasta los años ochenta había un gran mercado barrial, ahora hay dos mansiones con más de veinte metros de frente.
 
La parroquia San Juan Bautista El Precursor sigue tal cual como cuando se inauguró, igual que la escuela primaria Naciones Unidas y algunas edificaciones circundantes que se ajustan al diseño californiano. Todavía hay casitas perfectamente conservadas en su estado original.


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