OPINIÓN

"Comenzó la guerrita entre Alberto y Horacio", por Werner Pertot

La Ciudad cede un punto de coparticipación y se desató una batalla judicial que llegará directo a la Corte. Larreta se prepara para ser el principal antagonista, si Macri lo deja.

Y un día comenzó la guerrita. La escena en la que el presidente Alberto Fernández decidía un recorte de la coparticipación porteña y el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, iba furioso a la Corte Suprema ya estaba configurada en marzo. La pandemia solo la detuvo por unos meses, y luego volvieron cada uno a sus roles. Si esto será un tiro por la culata para el Gobierno nacional solo lo sabremos cuando la Corte resuelva –lo que puede tomar meses- y, a más largo plazo, si este es el puntapié para que Larreta llegue a la presidencia. Claro que intervienen muchos factores más de acá al 2023 y uno de ellos se llama Mauricio Macri: el ex presidente no se resigna a dejarle su lugar al actual jefe de Gobierno y hace lo imposible por seguir siendo el protagonista.

Las razones de un lado y del otro ya las escuchamos cien veces. Desde el Gobierno nacional, indican que Macri le subió la coparticipación a la Ciudad del 1,4 al 3,75 por ciento en 2016, lo que generó las críticas de las provincias. Larreta aseguró que no era coparticipación, sino el traspaso de la Federal, pero los números no daba. “¿Qué les traspasaron? ¿El Pentágono?”, dijo en su momento un colorido dirigente riojano. Un bombero llamado Rogelio Frigerio, que era casualmente el ministro del Interior, salió al rescate en ese momento y dijo que el monto extra era un error y que lo iban a subsanar. Macri no subsanó nada. Sí le recortó la coparticipación a la Ciudad (a 3,5 por ciento) como parte del ajuste que le hizo firmar a las provincias cuando su gestión comenzó a incendiarse y caer en picada. A esto el Gobierno le sumó otros datos, como la masiva transferencia de terrenos que Macri intentó hacer a la Ciudad en sus últimos días de Gobierno.

Desde la Ciudad, sostienen que una vez incorporada la coparticipación –aunque haya sido por un decreto de Macri-, no se puede modificar, porque ya forma parte de los ingresos con los que cuenta la Ciudad. De hecho, en las declaraciones que hizo el vicejefe Diego Santilli no dijo que fuera a afectar a la policía, sino que los obliga a modificar su plan de obras públicas. "Obviamente se verá dañada la infraestructura, pero no nos alcanza con eso, acá el impacto es brutal", aseguró. Larreta ya puso a su ministro de Hacienda, Martín Mura, a ver cómo se harán las reasignaciones presupuestarias. Dejó trascender que no buscará reparar el hueco con mayores impuestos, pero los antecedentes de la gestión PRO no ayudan a descartar la posibilidad de que el ABL-Impuesto inmobiliario del año que viene venga con sorpresas para los vecinos y vecinas. “ABL ya te siento”, decía alguien en Twitter. ¿Será profético?

La controversia, no obstante, no se resolverá por quién tiene razón con los números, sino que caerá en manos de los jueces de la Corte Suprema, algunos de ellos muy necesitados de reconstruir cierto prestigio ante la sociedad. El trámite tomará seguramente algunos meses y parece difícil que le acepten la cautelar que pidió Larreta, pero en este país todo puede suceder. Además de las consecuencias presupuestarias, y del la ruptura del buen vínculo que habían mantenido Larreta y Fernández desde que comenzó la pandemia, esto trae una serie de consecuencias políticas. El jefe de Gobierno quedó como el gran referente de la oposición, espacio que buscó aprovechar en sus anuncios del viernes pasado, que fueron transmitidos por todos los canales como si fueran una cadena nacional y llegaron a 36 puntos de rating. Larreta siempre pensó en nacionalizar su figura e ir por la presidencia. Con esta decisión, el Gobierno le adelantó los planes. La politóloga María Esperanza Casullo analiza que la jugada de Alberto Fernández tiende a porteñizar a Larreta, al enfrentarlo al resto de las provincias, contra un perfil electoral de Cambiemos que sumaba Córdoba y Santa Fe. Habrá que ver en las elecciones del año que viene si se da este retorno al vecinalismo del PRO o si, por el contrario, Larreta gana velocidad para su candidatura a presidente en 2023. Recordemos que Néstor Kirchner y Cristina Fernández durante un tiempo alimentaron a Macri como antagonista con la idea de que tenía un techo y no podía ganarle a su espacio político.

Claro que Larreta primero va a tener que sortear el obstáculo interno más grande: Macri. El ex presidente hizo lo imposible por recuperar el protagonismo, desde romper el aislamiento obligatorio tras su viaje para juntarse con intendentes del PRO hasta sacar una nota de opinión en La Nación donde plantea que el Gobierno está avasallando la Constitución y arengó a la población a salir a las calles a protestar. Si bien para algunos larretistas esto termina siendo un manotazo de ahogado del ex mandatario, lo cierto es que no se la va a poner fácil a quien busca ser su sucesor en la conducción del espacio opositor.

COMENTARIOS