ENCUESTA EN LA SEDE DEL FINES DEL EEM 6 DEL DE 5, EN BARRACAS

En una escuela de la Villa 21/24, uno de cada tres estudiantes pasa días enteros sin comer

El 52 por ciento de los estudiantes respondió que alguna vez pasaron “todo un día o toda una noche” sin comer porque no había suficiente comida para toda la familia. El 89 por ciento de quienes contestaron haber cedido su comida a otro integrante de su familia fueron mujeres.

Fuente: Página 12


Ante la gran cantidad de alumnos que percibían con bajo peso o que preguntaban con insistencia por el momento de la comida, docentes de un bachillerato para adultos que funciona en la Villa21/24 de Barracas decidieron hacer una encuesta para conocer la realidad alimentaria de las familias de esa comunidad educativa. El resultado puso en evidencia el hambre: uno de cada tres estudiantes respondió que hay días que no hay nada para comer en sus casas y más de la mitad reconoció que alguna vez pasó todo un día sin ingerir ningún tipo de alimentos.

La encuesta se realizó en la sede del plan Fines, que funciona en el EEM Nº6 del distrito escolar 5. Según consignó Página 12, allí cursan 256 estudiantes mayores de 18 años buscan terminar el secundario. La cursada no incluye ninguna instancia de alimentación pero como los docentes saben que trabajan con una población vulnerable reparten una merienda solidaria que preparan los mismos maestros.

“Notamos que empezó a crecer la preocupación en torno a la merienda, nuestro ‘kiosquito’, como le llamamos al pequeño stock de productos que llevamos los maestros para que todos los días haya algo para acompañar el mate o el café”, contó a Página 12 Leonor Gallardo referente pedagógica de la escuela.

Lo mismo empezó a ocurrir con las viandas que sobraban del secundario que funciona en el mismo edificio y que eran guardadas para repartir entre los estudiantes con mayores necesidades. “Las viandas pasaron de ser un refuerzo a una necesidad porque muchos venían sin comer. Tuvimos que hacer un recorrido por los comedores comunitarios de la zona para averiguar si había vacantes”, agregó la docente.

Esa misma preocupación por la comida empezó a aparecer también en las entrevistas de admisión de la escuela: al inscribirse, muchos preguntaban si la cursada incluía servicio de alimentación o si tenía convenio con algún comedor.

La encuesta que realizaron los docentes arrojó que casi el 30 por ciento respondió afirmativamente a la pregunta “¿hubo algún momento en que no había nada de comida en su casa debido a falta de recursos para comprarla?”. A la pregunta sobre cuántas veces ocurrió en las últimas cuatro semanas, más de la mitad respondió que faltó comida “muchas veces”, entendida esta respuesta como más de diez veces en el último mes.

El 52 por ciento de los estudiantes respondió que alguna vez pasaron “todo un día o toda una noche” sin comer porque no había suficiente comida para toda la familia. Es decir, que cedieron su ración para que sus parientes pudieran comer. El 89 por ciento de los estudiantes que contestaron haber cedido su comida a otro integrante de su familia fueron mujeres. “Las madres no cenan para que coman sus hijos”, fue una de las interpretaciones.

La encuesta indagó también sobre la calidad de los alimentos que consumen sus estudiantes y las familias. “Una de las cosas que se vemos y escuchamos es que en las casas comen mucho chizito con mate para llenarse. Incluso a la hora de la cena”, contó la profesora.

Gran parte de los encuestados respondió que desayuna y merienda “mate” o “mate con algo”, pero muy pocos pudieron precisar qué era ese algo. Y que la comida fuerte la hacían en la escuela o en algún comedor.

“La escuela está volviendo a cumplir un rol de alimentación que hacía mucho que no veíamos”, advirtió Gallardo. Y señaló: “Cómo le puedo pedir que entiendan física si no comieron nada en todo el día. Por supuesto que no aflojamos nuestras tareas educativas pero nuestro rol se diversifica como cada vez que hubo crisis en nuestro país”.

La encuesta se realizó en el marco del Frente por la Niñez Protegida, un espacio en el confluyen organizaciones sociales, sindicales y políticas y representantes de organismos que trabajan con temas de infancia. El Frente, que se reúne periódicamente en el Congreso, planea extender el mismo sondeo a otras escuelas de diferentes zonas. Bajo una premisa: “Con hambre no se puede estudiar”.

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