Ciudad

Denunció por "acoso" al director del San Martín y la despidieron: "El que debería irse es él"

Anahí de la Fuente reclama al GCBA ante "la falta de respuesta" tras haber perdido su puesto laboral luego de haber sufrido dos años de "hostigamiento".



Por Ayelén Bonino

Anahí de la Fuente entró a trabajar en el área de Comunicación del Centro Cultural San Martín, dependiente del Ministerio de Cultura del GCBA, en junio de 2017. Durante dos años soportó "acoso físico y emocional" de parte de Diego Pimentel, director de ese organismo. La situación deribó a principio de este año en una denuncia por "hostigamiento e intimidación" y "maltrato" de parte de ella y otra compañera, que recayó en la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas N° 16, a cargo de Claudia Barcia, una unidad fiscal especializada en violencia de género. Al poco tiempo de la presentación judicial, Anahí y la otra chica fueron despedidas. Hoy, la mujer cuenta que está sin trabajo y apunta contra el GCBA por la falta de respuestas(S). (S)"El que debería irse es el acosador que tiene dos denuncias penales y no las empleadas que fueron acosadas", asegura ante la consulta de Nueva Ciudad.

—¿Cómo actuaba Pimentel?

—El accionar de él era distinto según las chicas, se comportaba según las personalidades. Con mi compañera, la otra denunciante, era más acoso laboral y maltratos psíquicos que terminaron siendo físico porque una de las cosa que ella cuenta es cómo la agarró del cuello una vez y ella le dijo: "basta, me estás asfixiando". Conmigo, si bien había acoso laboral, como llamados en horario fuera de trabajo y que tenía mi teléfono cuando de los varones ni siquiera tenía sus contactos. A mí me llamaba pero lo que más me llamaba la atención era su acercamiento, que fue progresivo y llegó a convertirse en acoso porque me abrazaba, me apoyaba y alguna vez me llegó a besar en el cuello. Es un tipo que de repente te saluda con un beso en la frente.

—¿Y en qué consistió el acoso hacia vos?

—Más de una vez me agarró de los brazos, por atrás y en medio de un pasillo, porque lo hacía públicamente, y me tiraba los brazos para atrás como reduciéndome, como un juego de masoquismo totalmente fuera de lugar y no consensuado. Yo me quedaba paralizada pensando "qué hago". Estamos hablando de un tema de asimetría de poder absoluto. Yo no ponía más límites porque tenía miedo de perder mi trabajo, que fue lo que finalmente sucedió.

—¿En qué momento decidieron actuar?

—A fines de febrero. Mi compañera dijo "Diego me toca", explotó. En un momento de quemazón laboral, dijo: "encima que nos toca". Le salió del alma. Ahí la mujer que trabaja con Pimentel la corrió hasta la oficina donde me encontraba yo, trabó la puerta con la mano y empezó a decirle que no podía decir algo así, que era un momento muy delicado, que podía perder su carrera. Ahí salté yo a contarle todo lo que me pasaba y me dijo era eso un poco más grave y que iba a hablar con él. Le dije que tenía miedo de perder mi trabajo y que prefería hablar yo. Ella traicionó nuestra palabra y lo habló con él. Ese día nos dijo que si lo que le decíamos era verdad, ella debía hacer una denuncia. Nos denunció, pero ante él.

Según detalla Anahí, a partir ese día empezó una "persecución". "El nos empezó a maltratar y a hostigar, nos humilló delante de mucha gente en medio de una reunión, nunca hablando directamente de nosotras pero utilizando metáforas terribles como que eramos muelas que se podían sacar y que si la gente no estaba contenta se podía ir. Hasta mis compañeros sabían que hablaba de nosotras. Después empezó a gritarnos delante de la gente y a menospreciar nuestro trabajo, lo cual no tenía sentido porque nos acababan de renovar el contrato a ambas. Tan mal no trabajábamos. Decidimos hacer la denuncia y ahí es cuando él, con su misma firma nos echó. Nos envió un telegrama diciendo que nuestro contrato se rescindía.

—¿Cómo efectuaron la denuncia?

—La denuncia comenzó con un telegrama comunicando al Gobierno de la Ciudad , al ministerio de Cultura y al Centro Cultural San Martín, donde les dábamos a conocer los hechos y pedíamos que nos alejen de este depredador, que nos cambien de área o que nos cuiden. Nunca nos contestaron los telegramas y y la respuesta fue un documento administrativo donde nos decían que quedábamos despedidas. Estaba firmado por él.

En este marco, Anahí relata que el Ministerio de Cultura inició un sumario para que la Procuraduría -el órgano a cargo- investigue. "Llamaron testigos y hubo declaraciones. Eso es todo lo que sabemos. Todavía no hubo una respuesta institucional que es lo que nosotras estamos reclamando", asegura. De acuerdo a su relato, unavez que se hizo la denuncia penal, sacaron un comunicado contando lo sucedido. "¿Porqué este hombre está de licencia pero sigue cobrando y no pueden devolvernos nuestros puestos de trabajo, que es lo que estamos reclamando? Yo no puedo exigirle al ministerio que eche a una persona, y quedará en manos de la Justicia si falla a favor o en contra de nuestra denuncia. Pero lo que sí quiero exigir es que nos devuelvan nuestros puestos de trabajo, aunque sea en otro lugar. El que debería irse es el acosador que tiene dos denuncias penales y no las empleadas que fueron acosadas. Él sigue teniendo beneficios porque al estar de licencia el sigue cobrando

—¿Como es tu situación económica hoy?

—Desde marzo que no estoy cobrando, me tuve que ir a vivir con un familiar y mi vida es más precaria. Encima, estoy con tratamiento psicológico porque no fue nada fácil atravesar todo eso. No es fácil lo mediático y tampoco quedarse sin trabajo. Nosotras exigimos que el GCBA nos garantice un puesto en condiciones. Queremos trabajar en paz como cualquier empleado y que no nos sometan a maltratos ni humillaciones por ser mujeres.

Anahí recalca que "si viajás en subte, está toda la Ciudad empapelada" con anuncios oficiales contra la violencia de género. "En el mes de la mujer, el Centro Cultural Recoleta, que también depende del GCBA hizo una campaña contra el acoso y el abuso. Hay una campaña en contra de estos sucesos por eso fue tan indignante lo que nos pasó porque en el mes de la mujer el San Martín basó su programación en el género, con obras contra la violencia, mientras este tipo nos despidió después de dos años de acoso y humillación. Es aberrante", concluyó.

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