Avance sobre el Poder Judicial

La Corte de Larreta

El jefe de Gobierno propuso dos candidatos macristas para ocupar los puestos vacantes en el Tribunal Superior Porteño. ¿Lousteau le dará los votos para que asuman? Ocampo renunció a la fiscalía general y lo reemplaza otro hombre de Angelici.

Werner Pertot


El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, tenía en carpeta desde diciembre dos lugares vacantes  en el Tribunal Superior de Justicia, tras las renuncias de los jueces Ana María Conde y José Osvaldo Casás. El mandatario se tomó su tiempo y finalmente propuso a dos personas ligadas al PRO: el actual secretario de Justicia nacional, Santiago Otamendi, y Marcela De Langhe, la presidenta del Instituto de Seguridad Pública, donde se entrena la Policía de la Ciudad. Por los perfiles elegidos, al jefe de Gobierno le costará vender independencia en el TSJ que busca formar, pero los números mágicos del oficialismo en la Legislatura todo lo pueden, especialmente si reciben la ayuda de los legisladores de Martín Lousteau. También se confirmó la renuncia de Martín Ocampo a la fiscalía general, luego de que había sido expulsado del Ministerio de Justicia porteño por orden de Mauricio Macri. Ocampo se va pero el hombre al que responde es Daniel “El Tano” Angelici, que no está dispuesto a perder posiciones: en lugar de Ocampo, Larreta propuso a otro enviado de Angelici, Juan Bautista Mahíques, quien hoy es representante del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura nacional (fue quien acusó al juez Alejo Ramos Padilla). Ocampo, en tanto, podría tener como destino ir a la presidencia del Consejo de la Magistratura porteño.

La propuesta de Larreta contempló las dos vacantes en el TSJ, el equivalente a la Corte Suprema pero en la Ciudad, y también el lugar que acaba de dejar Ocampo como jefe de los fiscales porteños. En teoría, se trata de dos poderes que deberían ser independientes. En la práctica, hace rato que esas áreas fueron colonizadas por el PRO. Los pliegos que mandó Larreta no lo disimularon (total, ¿para qué?): para el TSJ propuso al actual secretario de Justicia nacional, Santiago Otamendi, y a la titular de la academia de la Policía de la Ciudad, Marcela de Langhe. Ambos son jueces de la Ciudad (Otamendi, de licencia).  De Langhe fue nombrada por el oficialismo frente a la escuela de policías, pero también es camarista en lo penal, contravencional y de faltas. Según indican en el PRO, su pliego llega más por sugerencia de la familia judicial porteña que del macrismo, aunque nadie puede negar afinidad oficial: cuenta con el respaldo de Angelici y de la UCR porteña. Por eso, el bloque de Martín Lousteau seguramente aporte sus votos para que ella llegue al TSJ.

Otamendi, en cambio, es hoy funcionario nacional, bajo el ala del ministro Germán Garavano, quien respalda su paso al tribunal. Su postulación es apoyada por los Newman Boys que integran la mesa judicial de Macri, esto es, José Torello, Fabián Rodríguez Simón y Pablo Clucellas. Una radical-macrista y un macrista, los perfiles independientes del nuevo TSJ.

En otra época, podría haber sido un escándalo la postulación de jueces PRO para la Corte Suprema porteña. Es probable que ahora la polémica no levante vuelto y se apruebe en la Legislatura con los votos del oficialismo y sus aliados. De hecho, Elisa Carrió también dio el visto bueno para votar a los dos candidatos oficialistas a jueces.  Es improbable que Larreta repita la experiencia de Macri, que intentó por todos los medios imponer una candidata afín en el TSJ, Daniela Bruna Ugolini, y terminó sin los votos y con un conflicto entre los tres poderes porteños. Macri dejó el lugar en el TSJ vacante por años hasta que logró ubicar a Inés Weinberg de Roca, la misma que el presidente ahora no consigue llevar al frente de la procuración nacional. Con presiones, consiguió echar a Alejandra Gils Carbó. Reemplazarla con la venia del Senado le viene costando más a Macri. Los tres meses que se tomó Larreta entre la renuncia de los jueces del TSJ en diciembre –Casás, además, falleció en febrero- y la presentación de los pliegos hablan de un tejido de alianzas y acuerdos para que esto no se repita.

El tercer nombramiento que propuso Larreta corresponde al jefe de los fiscales, espacio que ocupaba un soldado de Angelici y seguirá ocupando un soldado de Angelici. Al Tano lo que es del Tano.

Quien renunció a ese puesto la semana pasada es Martín Ocampo. Caído en desgracia tras la fatídica final entre Boca y River en la Copa Libertadores, que terminó suspendida, Ocampo fue expulsado del Ministerio de Justicia por orden de Macri, pese a que ya no es jefe de Gobierno. En la administración porteña, ni intentaron disimular que la directiva fue presidencial. Lo reemplazó el vicejefe Diego Santilli, y su salida marcó el final de la interna con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y una victoria total por parte de esta. Desde entonces, el Gobierno porteño sigue sin chistar las órdenes de reprimir de la ministra y está alineado con su discurso.

Ocampo estaba de licencia como fiscal general y cuando renunció al cargo de ministro dio a entender que iba a dedicarse a su familia. Esta semana lo confirmó: dejó el cargo de fiscal y será reemplazado por Juan Baustista Mahíques, un joven dirigente del PRO que actualmente es subsecretario de Asuntos Penitenciarios y Relaciones con el Poder Judicial y representa al Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura nacional. Fue el encargado de presentar la denuncia contra el juez Ramos Padilla. Ahora vienen diez días en los que se pueden presentar impugnaciones y luego los pliegos llegarán a la Legislatura. En tanto, Ocampo podría ir a presidir el Consejo de la Magistratura porteño, donde Angelici hace años que tiene su sombra desplegada.   

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