COMUNAS 13 Y 15

Marcha atrás al enroque de nombres de pasajes en Villa Ortúzar y Belgrano

Por quejas de los vecinos, dan marcha atrás con un insólito enroque de nombres de los pasajes Múnich, en Belgrano, y China, en Villa Ortúzar. Los legisladores porteños votaron un proyecto para intercambiarles las denominaciones. Pero los vecinos se opusieron y la iniciativa quedó descartada.


El pasaje China en el barrio de Villa Ortúzar tiene apenas 120 metros de largo, en la manzana triangular que completan La Pampa y Combatientes de Malvinas. En Belgrano, está el pasaje Múnich, que va de Arribeños a 11 de Septiembre, entre Monroe y Blanco Encalada. 
 
Un proyecto de ley unió esos pasajes en lo que resultó una insólita polémica. El texto, que aguardaba aprobación final, proponía trocar sus nombres: que China se llame Múnich y Múnich se llame China. Esto terminó provocando la oposición de vecinos ante lo que consideraron una falta de respeto a su identidad barrial. Y hasta despertó una vieja controversia en el cercano Barrio Chino, donde también hay muchos comerciantes de origen taiwanés, reticentes a tener una calle con el nombre de quienes consideran sus enemigos históricos. La gente logró que se diera marcha atrás con el plan, informa Clarín. 
 
El proyecto había sido impulsado por el Consejo de Instituciones y Colectividades de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y presentado en la Legislatura por los diputados Yuan Jian Ping y José Luis Acevedo (Vamos Juntos). Incluso había recibido el apoyo de las Juntas Comunales 13 y 15. Tras su aprobación en primera lectura en diciembre, ayer martes fue la audiencia pública, para la que los vecinos de ambos barrios fueron preparados. Pero la audiencia comenzó y ocurrió lo inesperado: los mismos promotores del plan pidieron que se diera de baja.
 
“Propusimos esto de buena fe, pero nos dimos cuenta de que el proyecto no era tan oportuno, por lo cual solicitamos que vuelva a comisión y se archive. Les pedimos disculpas”, dijo ante el micrófono Juan Esteban Balestretti, subsecretario del Consejo de Instituciones y Colectividades de la Defensoría.
 
Entre la lista de 40 participantes estuvo Ana Abalo, quien vive desde hace 22 años en la calle Múnich. La mujer explicó su oposición: "El proyecto vulneraba nuestra identidad cultural. No había necesidad de intercambiar los nombres y nuestro rechazo fue porque creo que toda ley tiene que beneficiar a los vecinos y esto no iba a beneficiar a nadie".
 
Los vecinos expusieron como habían planeado y destacaron lo inconsulto del plan. Pero, también, un efecto inesperado: “El beneficio secundario de hacer más comunidad”, como describió Leslie de Villa Ortúzar, a la unión de los vecinos por una meta común. En este caso, preservar los nombres de calles.


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