VIOLENCIA INSTITUCIONAL

Condenaron a los seis prefectos que torturaron a jóvenes de La Poderosa: penas de entre 8 y 10 años

Fue tortura. Así lo determinó la Justicia, que responsabilizó a los seis prefectos por las torturas y amenazas de fusilamientos que hace dos años sufrieron Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya en la Villa 21-24 de Barracas.

Foto: Emergentes.


El Tribunal Oral Criminal 9 condenó a los seis prefectos que torturaron a dos jóvenes de La Poderosa en la Villa 21-24. Les aplicaron penas de entre ocho y diez años, por lo que seguirán en prisión, y se rechazaron todos los pedidos de nulidad de la defensa. Apenas se dio a conocer el fallo, Iván Navarro y Ezequiel Villanueva Moya –las víctimas- se abrazaron. Afuera, los manifestantes cantaban: "A nuestros pibes no tocan más, Patricia Bullrich va a tener que renunciar".

Los prefectos Leandro Antúnez, Orlando Benítez, Osvaldo Ertel, Eduardo Sandoval, Yamil Marsilli y Ramón F. Falcón fueron encontrados culpables de las torturas que sufrieron los dos jóvenes la noche del 24 de septiembre de 2016, cuando Iván y Ezequiel fueron detenidos sin justificación en la villa 21-24 de Barracas.

Antúnez, Benítez y Ertel fueron condenados a 10 años y seis meses de prisión por tortura, privación ilegal de la libertad y robo agravado. Los otros tres prefectos, a ocho años y seis meses por, tortura, privación ilegal de la libertad y robo agravado. La querella de La Poderosa y el Cels habían pedido quince años de prisión  para los imputados Antúnez, Ertel, Falcón, Benítez y Sandoval, y 12 años para Marsilli. La fiscalía pidió penas de 16 y 18 años.

"Aquel 24 de septiembre que ojalá termine hoy, nos detuvieron, nos pegaron, nos secuestraron y nos llevaron hasta la vera del Riachuelo, junto a mi amigo Ezequiel, donde nos torturaron de las maneras más perversas. Incluido un simulacro de fusilamiento, un disparo que dio largada a las amenazas, las persecuciones y el desgastante camino judicial que hoy debiera mandar a la cárcel por muchos años a los seis prefectos que nos arruinaron la vida", relató Iván Navarro en un texto publicado este viernes por la Garganta Poderosa titulado 'La doctrina torturar'.

En tanto, según consignó el periódico cooperativo Tiempo Argentino, los torturadores hicieron uso a su derecho a las últimas palabras antes de la sentencia para mostrarse arrepentidos. “No me considero un torturador. Cometí un grave error, lo reconozco. Me alejé por esto de mi trabajo, de mi familia, la vida que tenía. Tengan consideración. Estoy arrepentido de las acciones que tomé, les pido mil disculpas a las víctimas. Reconozco mi error. Quiero tener la oportunidad de volver a estar con mi familia”, dijo Antúnez, en línea con el discurso de sus pares, excepto Marsilli que eligió no hablar.


COMENTARIOS