MARCHA DOCENTE

Universidad de la exclusión

La semana cerró con una movilización masiva contra la creación de la UNICABA, un proyecto macrista que implica el cierre de los 29 profesorados docentes. Las discusiones siguen en la Legislatura.

Werner Pertot


La decisión ya está tomada: desde que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, anunció la disolución de los 29 profesorados docentes y la creación de una universidad docente (UNICABA) no hay marcha atrás para el oficialismo. La sucesión de victorias electorales y la alianza con Elisa Carrió le otorga un número de legisladores inmejorable para avanzar con grandes reformas que proyectan para la educación. Cirugía mayor sin anestesia, diría Carlos Saúl. Por supuesto, nada de esto será sin resistencia. Docentes y estudiantes de los profesorados que piensan extinguir marcharon la semana pasada para intentar frenar el ajuste. También estuvieron yendo a cada reunión de la comisión de Educación en la Legislatura, aunque sus argumentos no están siendo escuchados.

El método se viene repitiendo en cada medida que toma el macrismo en los últimos dos años en materia de educación: no hay consulta a la comunidad docente, la decisión cae como un shock sobre los afectados y se avanza sin miramientos. En este caso, el proyecto de la UNICABA y del cierre de los 29 profesorados (lo que, en los hechos, implicará un ajuste presupuestario y la pérdida de puestos de trabajo, entre otras cosas) comenzó con un anuncio el año pasado. El conflicto que generó no hizo retroceder a los macristas, como tampoco dieron marcha atrás con el proyecto de Secundarias del Futuro tras las tomas de secundarios. La decisión sobre los profesorados ocurre cuando la propia ministra de Educación, Soledad Acuña, reconoce que hay una falta de docentes en la Ciudad. En los Institutos de Formación Docente señalan que de concretarse su cierre, esa crisis se profundizará.

Larreta volvió a traer el tema en la apertura de sesiones de este año, cuando se vanaglorió de crear “la primera universidad docente”. Como señalamos en su momento, esto es falso: ya existía la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), una instancia universitaria a la que los docentes podían acudir luego de pasar por los Institutos de Formación. Poco tiempo después, el macrismo estaba presentando el proyecto en la Legislatura.

La integrante del Consejo Económico Social Laura González Velasco escribió un interesante artículo en el que resume las principales características del proyecto y de la forma en que se presentó: “El proyecto de reforma del nivel terciario y de la formación docente que llegó después de tres filminas de un power point, anuncios a empresarios y prensa, reuniones con grupos de ciudadanos tipo focus group que excluyeron hasta una simple comunicación a las autoridades educativas de los profesorados”.

El proyecto establece que “se transfieren como en una mudanza patrimonio, personal, matrícula y presupuesto de 29 institutos (escuelas normales superiores, escuelas superiores de educación artística, institutos superiores de formación docente) y la Escuela de Maestros (ex CEPA) a una única universidad distrital con un rector/a organizador/a que dictará un estatuto académico y dirigirá un proceso de reformulación y reconversión del sistema de formación docente de la Ciudad. Si hay conflicto se autoriza la intervención de las autoridades a través de las fuerzas de seguridad”. Primeras diferencias clave: no hay cogobierno (con elección de docentes, estudiantes y graduados) como en los Institutos de Formación Docente, el rector lo designa Larreta a dedo, se elimina la diversidad de orientaciones que planteaban los 29 institutos (educación física, arte, ingles, matemática, física, etcétera) o bien se las subsume en una única unidad académica.

Sobre el destino de los 40 mil estudiantes actuales, no hubo en las reuniones de comisión hasta ahora demasiada respuesta. Tampoco sobre los docentes interinos y suplentes que hoy trabajan en los profesorados. Fue una de las críticas que le hicieron los opositores: que no pueden o no quieren explicar cómo será la transición. “Es inconcebible que los funcionarios no sepan nombrar a los especialistas que trabajaron en la reforma y que nunca hayan convocado a los 29 rectoras/es de los institutos de formación”, indica González Velasco, quien también advierte que en “tampoco es casualidad que en esa caricatura de maestro que aparece en las filminas de los power point se pase por alto una vez más que la mayoría de los educadores somos en femenino: maestras, profesoras, mujeres”.

La difusión incluyó una encuesta con pregunta engañosa cuya promoción en Twitter fue pagada con dineros públicos: preguntaba si estaban de acuerdo con que la educación de los docentes fuera universitaria y no terciaria. Como dice González Velazco, es como preguntar si les gusta el dulce de leche y, acto seguido, cerrar todas las fábricas de chocolate.

El especialista en educación Manuel Becerra advirtió en las reuniones de comisión que el principal problema no es la formación –que por supuesto puede mejorarse- sino la baja vertical de diez puntos en el presupuesto educativo con respecto al total que se concretó en la última década macrista en la Ciudad. El mismo argumento viene planteando el secretario general de UTE-CTERA, Eduardo López, quien señala que en otros distritos no tienen problema con la falta de docentes.

Para fundamentarlo cita datos oficiales: entre 2007 y 2015, a nivel nacional los alumnos de profesorados aumentaron de 361.537 a 607.553, mientras que en la Ciudad pasaron de 37.416 en 2007 a 42.793 en 2015, un incremento menor. Quizás para buscar la causa, sugieren los que se opone al proyecto, habría que preguntarse por qué en 2007 la partida de educación era del 30 por ciento del total y hoy es el 18,5 por ciento. O por qué los docentes porteños hoy tienen un sueldo 33 por ciento inferior a trabajadores que recibieron una educación idéntica en otros distritos.

En particular, López inscribe esta reforma en un ajuste general en todas las áreas: “Falta de vacantes en los jardines; en los 221 grados que quieren cerrar en primarios; en la reforma Secundaria del Futuro que busca sacar profesores de quinto año y mandar a los chicos a hacer prácticas laborales. Este nuevo proyecto es el recorte para el nivel terciario”, enumera. La vicepresidenta de la comisión de Educación, Lorena Pokoik, viene pidiendo que el ministerio de Educación conteste diversos interrogantes sobre la UNICABA o retire el proyecto. Lo más probable es que busquen aprobarlo sin explicar nada.

Tampoco hay respuestas sobre el terreno donde se emplazará esta universidad. Es muy simbólico lo que ocurre allí: en lugar de usarlo para ampliar un jardín de infantes, primaria, secundaria y terciario que está en el terreno adyacente –y para el cual se habían comprado las tierras- se va a usar para una universidad que tiene por objetivo reducir los 29 profesorados a uno solo, con el argumento de que se está jerarquizando la carrera docente. La multitudinaria marcha de la semana pasada no parece haber cambiado la decisión del macrismo de pasar la tijera por los profesorados, que tienen más de un siglo de historia.

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