INICIO DE SESIONES Y CONFLICTO DOCENTE

Sin clases

El jefe de Gobierno dio su discurso inaugural planteando un escenario de diálogo con los gremios docentes, que no es tal. Mañana y pasado habrá paro en las escuelas por la magra oferta que hizo la Ciudad.

Werner Pertot
Quizás haya quedado un poco opacado por Mauricio Macri asegurando que “lo peor ya pasó” y saludando a la nada desde la entrada del Congreso. O por María Eugenia Vidal poniendo cara de pocos amigos y atacando a los docentes bonaerenses. Pero lo cierto es que Horacio Rodríguez Larreta también tuvo su inicio de sesiones legislativas y dejó un discurso que, si bien fue menos estruendoso que el de los otros dos dirigentes del PRO, tiene letra para cortar. Y miren si no será así: el jefe de Gobierno comenzó felicitando a los docentes por haber empezado las clases y asegurando que se vive un clima de diálogo con los gremios. Fuera de ese discurso, en el mundo real, los 17 gremios están por cumplir 48 horas de paro a raíz de la magra oferta salarial que está haciendo la administración de la Ciudad más rica del país.

El día de inicio de sesiones legislativas, que le tocaba inaugurar al jefe de Gobierno, coincidía con el primer día de clases. Larreta decidió aprovechar esa sincronía: "Esto quiero destacarlo especialmente, porque en medio del diálogo salarial con sus representantes sindicales, los docentes ya están en las aulas dando clases, demostrando la responsabilidad y el compromiso de toda la comunidad educativa por cumplir los 190 días de clase", afirmó el mandatario, quien no dejó de referirse a otros puntos conflictivos -sobre los que volveremos- como “la transformación educativa que está en marcha” y “la creación de la primera universidad docente”. Dijo también que “desde 2007, la inversión en educación creció un 16% y el salario docente subió un 25%, ambos en términos reales”.

Estos últimos datos contrastan con los que se obtienen si se analiza qué porcentaje del total del presupuesto se destina a educación. Esa cuenta viene mostrando una caída en cascada desde la llegada de Macri, con unos pocos repuntes en los años en que vendieron terrenos del Estado para financiar la construcción de escuelas. La presidenta de la Auditoría porteña, Cecilia Segura, se lo recordó con un colorido cuadro que muestra la tendencia a la baja de la participación educativa en el presupuesto porteño:



Este punto que planteó Larreta, entonces, sería un tanto discutible. Repasemos otras afirmaciones del jefe de Gobierno sobre la educación: sostuvo que hay diálogo con los gremios docentes y que las clases comenzaron con normalidad. Si bien esto último es estrictamente cierto, a nadie se le escapa que mañana y pasado la Ciudad enfrentará un paro docente producto del fracaso de las negociaciones. Alegrarse por el comienzo de clases cuando se viene un conflicto que, por la intransigencia oficial, pinta para largo, es como sonreir porque esquivaste un clavo cuanto te está por aplastar el Metrobus.

También es llamativa la idea de negociación que viene planteando el Gobierno porteño: le ofrecieron a los docentes un 12 por ciento de aumento en tres cuotas, es decir, menos aún que el techo del 15 por ciento que el Gobierno nacional busca imponer en las paritarias en todo el país. Ni Vidal se animó a tanto. ¿Cuál sería la explicación para que una Ciudad con un frondoso presupuesto pague una paritaria a la baja? ¿No es una irresponsabilidad política plantear esa oferta poco antes del comienzo de clases y luego sorprenderse de que haya paros y conflicto?

Le ofrecieron a los docentes un 12 por ciento de aumento en tres cuotas, es decir, menos aún que el techo del 15 por ciento que el Gobierno nacional busca imponer en las paritarias en todo el país.

 

El año pasado decíamos que Larreta, que tenía la plata para pagar un aumento mejor, se vio arrastrado por la batalla nacional que protagonizó Vidal contra los gremios. No obstante, al igual que ahora, en 2017 Larreta sobreactuó su rol: cerró por decreto la paritaria, lo que le garantizó un año a puro conflicto en las escuelas.

Si la idea es pensar en el concepto de “diálogo” del jefe de Gobierno, también se generaron otros conflictos por decisiones unilaterales de su gestión. Uno de ellos fue el de Secundarias del Futuro, que probablemente continúe este año. El origen del conflicto fue la decisión de no consultar a los alumnos y lanzar una iniciativa que, según los primeros borradores, los obligaría a trabajar gratis la mitad de quinto año. Después de que se sucedieron las tomas de colegios, tampoco hubo voluntad de dialogar, hasta que los forzó una orden del Poder Judicial. Esto ocurrió luego de que filtraran un protocolo para denunciar a los estudiantes a la policía (otra extraña idea de diálogo). Este año reincidieron con un segundo instructivo, en este caso para intentar penar a los padres de los estudiantes si se repiten las tomas de colegios. A esta reforma inconsulta y que está judicializada es a la que Larreta llamó en su discurso “la transformación educativa que está en marcha”.

No hubo palabras del jefe de Gobierno para las madres y padres que reclaman vacantes para sus hijas e hijos en el sistema público. Además de los grupos autoconvocados, esa consigna formó parte de la marcha del miércoles pasado que encabezaron UTE-CTERA, los metrodelegados, CTEP y ATE Capital. El mandatario parece no haber registrado ese reclamo. Cuando te dejan sin jardín para tu hijo o hija y tenés que elegir entre una privada o la nada, el concepto de diálogo que manejan también te puede sonar extraño.

En cambio, Larreta sí se refirió a “la creación de la primera universidad docente”, algo que en rigor también es falso: ya existía la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), una instancia universitaria a la que los docentes podían acudir luego de pasar por los Institutos de Formación. Este es otro de los conflictos que Larreta tuvo con los gremios docentes el año pasado: disolvió los 29 institutos docentes para crear la UniCaba, ante los reclamos y las protestas de los sindicatos, que no fueron consultados ni tenidos en cuenta. Ahí, lamentablemente, tampoco hubo diálogo. Hacia fines de 2017, ya decíamos que a Larreta no le quedaba conflicto educativo por generar. Esperemos que este año sea distinto.

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