ADOLESCENCIA

La discriminaron en un boliche porteño durante un año hasta que los denunció

Se trata del local bailable Jet, que queda en la Costanera Norte. La denuncia fue realizada ante la Justicia y el INADI por una joven de 19 años.

Todos los viernes durante un año y medio una joven de nombre Nadine Sykuler fue rechazada en la puerta de Jet, una discoteca “top” ubicada en Costanera Norte, sin que nadie le diera ninguna explicación. “Llegaba a la puerta del boliche con mis amigas, el relacionista público las dejaba pasar a ellas y a mí me dejaba sola afuera” , detalla la joven de 19 años.

La adolescente esperaba el fin de semana para juntarse con sus compañeras y aprovechar la vida nocturna de la ciudad. Ese boliche, uno de los clubes nocturnos más exclusivos de la Capital, abre de jueves a sábado y su popularidad se debe, en gran parte, a partir del circuito de comunicación que se genera cuando los famosos habitués del lugar (en especial, jóvenes) suben fotos a las redes sociales para promocionar la discoteca.

La escena se repetía, sin excepciones. Todos los viernes, un relacionista público, de nombre Damir Vladusic, espera afuera de Jet para determinar quién ingresa o no al lugar. Todos los viernes, Nadine y sus amigas aguardaban esa decisión. La familia recién se enteró de estos episodios de discriminación días atrás, cuando ella volvió a ser marginada por los responsables del boliche, y esa última vez, sin las llaves de la casa y la billetera. La joven y su familia denunciaron la seguidilla de episodios discriminatorios ante el Inadi y en sede policial.

En una entrevista al diario Página 12, Nadine cuenta: “Con un grupo de chicas nos juntábamos en una casa todos los viernes a la noche. Allí nos quedábamos hasta las dos de la mañana, charlando y tomando, y nos íbamos en taxi al boliche”, contó. Al conductor siempre le indicaban la misma dirección, Avenida Costanera 4801, o bien, directamente le decían “a Jet, por favor”. Cada vez que llegaban a la puerta del boliche, Nadine y sus compañeras le pedían ingresar a Vladusic. El relacionista público las observaba detenidamente y cumplía el pedido bajo una condición: “Ella (señalando a Nadine) no entra”. ¿La explicación? La primera que se le venía a la mente. Es decir, ninguna.

“Había veces que me decía que el lugar estaba lleno. Otras, que ya habían pasado las dos de la mañana y no podía dejarme pasar. Eso sí, las chicas con las que llegaba de la previa entraban sin problemas”, sostuvo Nadine. La joven explica que, aunque cada vez que iba era rechazada en la puerta del boliche, durante un año siguió yendo porque no quería quedar excluida de las actividades de sus amigos. “Yo no quería sentirme afuera. Todas las personas que conozco van a Jet y él no tenía ningún derecho a dejarme afuera, a discriminarme. La pasé bastante mal durante un año, con medicación y atención (psiquiátrica)” , recordó.

La madre de Nadine recién supo de la seguidilla de actos discriminatorios la última vez que su hija fue a Jet. El viernes 6 de mayo, a las tres de la mañana, Sofía encontró a su hija en plena avenida Costanera, sin las llaves de su casa, documentos ni plata. “No la habían dejado entrar con el pretexto que los viernes el boliche es para mayores de 21 (sus amigas, de la misma edad de Nadine, estaban adentro) y cuando quiso buscar su cartera, que la tenía una compañera suya, los patovicas la empujaron y le pidieron que se vaya”.

Nadine le contó todo: el mecanismo para entrar, las veces que le negaron la entrada y cómo las amigas preferían ir a bailar antes que quedarse con ella. Su madre la llevó a la casa, trató de tranquilizarla y a la otra mañana, le pidió que la acompañe a denunciar al boliche y su relacionista público, Vladusic en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) y en la comisaría por abandono de persona y discriminación. Pero, la disputa judicial contra Jet sufrió un nuevo revés en los últimos días.

El testimonio de Nadine no puede ser ratificado por sus “amigas”. “Ellas no quieren hablar porque tienen miedo de no poder entrar de nuevo, que les suceda los mismo que a mí. Quieren seguir siendo ‘chicas Jet’” , dijo la joven. Para ser un chico o una chica Jet, las redes sociales cumplen un rol fundamental: noche tras noche, cientos de jóvenes suben fotos de ellos, junto a sus amigos, en el lugar. El nombre del boliche figura siempre en la publicación. Hoy en día, Nadine dejó de frecuentar ese boliche. También dejó de ver a su grupo de amigas. Ellas, en cambio, todavía siguen a la espera que Vladusic y otros decidan si entran o no.

COMENTARIOS