DECRETOS PARA TODOS

Heidi y la insania de las leyes

La lluvia de decretos eliminando retenciones, modificando la ley de medios o nombrando jueces en comisión en la Corte, así como el pedido de renuncia de la Procuradora o la negativa a llamar a sesiones extraordinarias del Congreso para tratar esos temas muestran que las formas amables ya no parecen ser la garantía del buen gobierno.

Sebastián Fernández
-Están reformando leyes con decretos. ¿Por qué no debatir estos temas en el Congreso?

-Porque en relación con el sistema de Justicia ha habido una sanción insana de leyes sin consensos, sin estudios serios; leyes que generaron efectos muy nocivos al sistema judicial y a la población. Se crearon por ejemplo tribunales para la cooptación política del Poder Judicial; parece muy ingenuo criticar ahora estos mecanismos que son para tratar de corregir eso (…).

-¿Pero un DNU no tiene nada de consenso?

-Los DNU que se van a dictar son básicamente reparativos de estas situaciones, no de cambio total. Dennos tiempo y critiquen después sobre lo que hacemos, téngannos confianza.

G. Garavano, ministro de Justicia, entrevista a La Nación (dic. 2015)


Durante sus tres períodos de gobierno el kirchnerismo recibió una crítica constante relacionada con sus modos de gobierno. Este rechazo en los procedimientos, relanzado por los medios, logró unificar a opositores de distintos horizontes políticos e incluso enfrentados entre sí.

Luis Zamora, por ejemplo, obstinado denunciante de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, terminó votando en contra de su anulación junto al diputado Ricardo Bussi, hijo del conocido terrorista de Estado, para no votar como lo hicieron los diputados del FPV. “El kirchnerismo ensucia todo lo que toca”, resumió con esa claridad que sólo consigue la izquierda más combativa.

Los radicales, por su lado, no acompañaron el proyecto de CFK para eliminar el sistema de AFJP que siempre habían denunciado porque no era la forma adecuada o el momento preciso. 

La AUH, una de las iniciativas más relevantes de CFK, fue criticada por la oposición y los medios por haber sido implementada por DNU. La expropiación de YPF, por su lado, también generó críticas por su implementación, incluso entre quienes estaban de acuerdo con el fondo de la operación.

“Estoy de acuerdo con el fondo pero me opongo porque la forma no es la correcta” podría ser el resumen de los años kirchneristas desde, justamente, su oposición. Unos pocos días de gobierno de Macri han hecho volar por el aire esa candorosa visión instrumental de la política. La lluvia de decretos eliminando retenciones, modificando la ley de medios o nombrando jueces en comisión en la Corte, así como el pedido de renuncia de la Procuradora o la negativa a llamar a sesiones extraordinarias del Congreso para tratar esos temas muestran que las formas amables ya no parecen ser la garantía del buen gobierno.

“Estoy de acuerdo con el fondo pero me opongo porque la forma no es la correcta” podría ser el resumen de los años kirchneristas desde, justamente, su oposición. Unos pocos días de gobierno de Macri han hecho volar por el aire esa candorosa visión instrumental de la política.


Además de la esperable reacción en contra de la oposición, periodistas como Alconada Mon y oficialistas como Gil Lavedra lamentaron el asombroso procedimiento de designación de jueces, pero lo relevante es que nuestras grandes fábricas de sentido común (los medios, las asociaciones profesionales, las fundaciones y ONG) no generaron el ruido de fondo al que estuvimos habituados durante años (imaginemos por un instante qué hubiera ocurrido si el ministro Alak hubiera declarado que hay leyes insanas que CFK modificará por DNU).

Así, más allá del esperable apoyo de la coalición de gobierno hacia las decisiones del presidente, el sentido común mediatizado cambió, valorando los fines, la gobernabilidad o la estricta legalidad de la norma por sobre el moralismo y la Heidipolitik, ese severo manual de buenas costumbres que tanto promocionó durante años.

Como escribí hace un tiempo en esta misma columna: “Ocurre que la Heidipolitik es un pasatiempo opositor. Así como asegura apoyo mediático y genera empatía con el electorado más indignado, condena a sus seguidores a -según esa misma doctrina- la mayor virtud ciudadana: el llano eterno.”

Al parecer no era la forma lo que generaba confrontación, era la política. Quién lo hubiera dicho.

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