OPINIÓN

"Contra los sin techo", por Werner Pertot

En su batalla por el orden y la limpieza, el Gobierno porteño avanzó un paso más y anunció que echará a las personas que duerman en la calle si no van a los paradores.

Tras pasar por la experiencia extrema de los campos de concentración, Primo Levi decía que si los campos hubieran durado más tiempo, un nuevo lenguaje y un nuevo tipo de ser humano hubiera terminado surgiendo de la crudeza de la vida en un centro de exterminio y de trabajos forzados. Un ser humano llevado a tal punto en su grado de supervivencia que ya no tendría la posibilidad de pensar en los otros. Después de la experiencia concentracionaria nazi y la argentina, tengo para mi que nuestra sociedad no está lejos de lograr el surgimiento de ese ser humano que festeja la crueldad, que no siente ni un milímetro de empatía ni siquiera por una persona que pasa frío, tiene hambre y vive en la calle como puede. Estamos haciendo nacer ese sujeto y –aún sí todavía no existe plenamente- parece que algunos gobiernos le están hablando ya.

Tomemos el caso del Gobierno porteño que, como dijimos otras veces, parece haber tomado como enemigo principal a las personas en situación de calle. Detrás de la frase del jefe de la policía Diego Kravetz de que la mayoría son delincuentes, detrás de la gaffe del spot de Jorge Macri donde los “limpiaban” de la calle o de su frase de campaña que los trataba de vivos por dormir en un cajero automático, detrás de todo eso le están hablando a ese nuevo sujeto. Puesto en términos más llanos, desde el Gobierno porteño están viendo encuestas y focus group que dicen que los vecinos se quejan mucho de las personas que duermen en la calle, que “afean” el barrio y que –para colmo- cada vez son más.

Así que el objetivo es mostrarse duros con los que están en el piso. Por eso, en una entrevista reciente en radio Splendid, Kravetz dijo que les va a dar dos opciones: quedarse en un parador de la Ciudad o irse a dormir a otra ciudad. Kravetz advirtió que la Policía de la Ciudad viene desarmando ranchadas o pequeños acampes de personas que no tienen donde vivir allí donde los encuentra. “No hay un punto ahí intermedio: no vamos a permitir ranchadas”, remarcó el jefe de la policía.

¿Cuál es el problema con los paradores? La mayoría de los que rechazan ir allí dicen que muchas veces les roban o pierden sus pertenencias. En el Gobierno porteño, en los últimos, días remarcaron que no hay registros de denuncias por robos (¿ustedes se imaginan a una persona en situación de calle yendo a hacer una denuncia formal en una comisaría o en una fiscalía?). E insisten, como Kravetz, en que hay muchos problemas de salud mental en la población que duerme en la calle.

El otro gran reparo es que separan a las familias cuando tienen que dormir en los paradores. Nobleza obliga: ninguno de estos problemas empezó con Jorge Macri. Pero si el nuevo planteo es: o el parador o te echo de la Ciudad, mejor empezar a tener en cuenta las “falencias” (así las llamó Kravetz en el reportaje, reconociendo que está lejos de ser una solución perfecta).

Kravetz remarcó también que la problemática "no es un tema menor" y que “la ciudad en 2006 censó a la gente en situación de calle y daba 725 personas. El último censo dio 4.000 personas de las cuales 2.700 usan paradores y 1300 no, además de las casi 5.000 que entran y salen para hacer cartoneo”. Esto último no es menor: los cartoneros no registrados parecen ser el siguiente objetivo del Gobierno porteño en su cruzada por “ordenar la calle”.

Lo de expulsar de la Ciudad a los sin techo no es algo novedoso: ocurrió en la dictadura con Cacciatore o en Tucumán con Antonio Bussi. Y Mauricio Macri hizo su propio aporte con la UCEP. Lo que sí me parece que hay que observar es el surgimiento de un festejo de esta comportamiento, que consiste en patear a los que están en el piso. Leamos por ejemplo, a la ex secretaria de Lucha contra la Corrupción (Ajena) de Macri, Laura Alonso:

“Desde Ibarra, el populismo kirchnerista porteño y derivadas difundió que dormir en la calle es cool, que la policía no use armas es progre y que ser pobre da derechos pero no obligaciones. Pues por el bien de todos, incluidos los pobres, se terminó con ese relato. El orden y la ley nos protege a todos y mucho más a los que menos tienen”.

Una sucesión de obviedades:

1) Dormir en la calle no es cool. Invitamos a Alonso a que lo intente con el frío de estos días, a ver cúan cool se siente.

2) Que la policía use armar para echar a las personas en situación de calle no pasa por ser progre o de derecha. Pasa ya por tener humanidad.

3) “Ser pobre da derechos y no obligaciones”… aplicado a una persona que revuelve la basura para comer. Ahí es donde veo la emergencia de ese nuevo sujeto que es pura crueldad y clasismo.

4) Dicho sea de paso, el progresismo porteño tampoco encontró el agujero del mate cuando se trató de atender a las personas en situación de calle. Hay una deuda pendiente ahí que el macrismo supo explotar bien.

Echar a las personas en situación de calle no “protege mucho más a los que menos tiene”. Lo que hace es sacar a los “indeseables” del barrio, para que no baje el valor de la propiedad (he aquí el quid de la cuestión) y para que, en todo caso, duerman igual de mal, igual de inhumanamente, pero en alguna calle del conurbano y no tan cerca de “gente como uno”

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