OPINIÓN

"Jorge Macri, entre los fugados y los reprimidos", por Werner Pertot

Al jefe de Gobierno se le abrió un nuevo frente de conflicto por los presos fugados. La policía que no puede recapturarlos demostró ser más efectiva para reprimir manifestaciones.

En la semana que pasó llegaron a quince los presos que se fugaron de comisarías porteñas. Rápido de reflejo, Jorge Macri responsabilizó a la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, por no sacar a esos presos de las comisarías y enviarlos a prisiones federales. En una cosa tiene razón: las comisarías no son para alojar presos por largos períodos de tiempo. Prueba de esto no son solo las fugas de San Telmo, Balvanera y Caballito sino las condiciones infrahumanas y de hacinamiento en las que están los presos cuando quedan en comisarías. La Policía de la Ciudad que no parece poder mostrar su utilidad para que no se escapen presos y para recapturarlos, sí mostró los dientes en una manifestación en la 9 de Julio, en la que reprimió a mansalva. El jefe de Gobierno luego se mostró orgulloso de como actuaron. Ahí no hay grieta: policías federales y porteños reprimen manifestantes mano a mano.

Las fugas reiteradas de presos pusieron de vuelta sobre la mesa la disputa entre Ciudad y Nación por la sobrepoblación en las cárceles, donde Jorge Macri exige que le saque de encima los presos y Bullrich por ahora mira para otro lado y dice que el problema no es de ella. Mientras tanto, se suman pedidos de informes de opositores sobre la situación carcelaria.

Fueron nueve pesos que se escaparon de San Telmo la semana pasada. Luego otros dos se fugaron de Balvanera y otros cuatro se dieron a la fuga de una comisaría en Caballito. De los 15 que se escaparon en total, solo cinco fueron recapturados. La Policía de la Ciudad no tuvo una buena semana a la hora de mostrar su efectividad, tanto para custodiar presos como para encontrarlos una vez que se fugaron.

Con los prófugos no


Jorge Macri no esperó a que el fuego político lo alcanzara y, de entrada, aclaró que el problema está en que la ministra Bullrich no aloja a esos presos en cárceles mejor equipadas para evitar fugas. Así el jefe de Gobierno renovó el reclamo para que Nación se lleve a los presos de la Justicia nacional y federal al Servicio Penitenciario Federal (SPF). Según sostienen, esa es la principal causa de la sobrepoblación que atraviesan las comisarías y alcaidías, que ya tienen casi el doble de su capacidad y con detenidos hacinados en lugares en los que sólo deberían pasar unas horas antes del traslado.

Por su parte, Bullrich aseguró que Nación asigna todos los días un cupo de 90 presos para los traslados de Ciudad al SPF, y que "no siempre son cubiertos". "Si a la Ciudad se le escapan los presos es un problema de la Ciudad", lanzó la ministra.

Desde la Ciudad, le contestaron con el porcentaje de detenidos en territorio de la Ciudad que corresponden a procesos de la Justicia nacional o federal. Según el último informe del Observatorio, el 95,2 por ciento de los presos alojados en alcaidías corresponden a procesos llevados adelante por esos fueros, número que asciende al 97,1 por ciento para las comisarías de la Ciudad.

Las fugas no escaparon al ojo de la oposición: el legislador de Unión por la Patria Matías Barroetaveña, presentó la semana pasada un pedido de informes para, entre otros puntos, conocer "si existe algún tipo de control interno y externo acerca de las condiciones de alojamiento". En tanto, la legisladora Claudia Neira reclamó que Waldo Wolff y Diego Kravetz vayan a dar explicaciones a la Legislatura.

Para reprimir sí

Si la Policía de la Ciudad venía mostrando su poca eficacia, tuvo una oportunidad de resarcirse con una buena represión a una protesta social en la 9 de Julio. Al pedido de alimentos para los comedores, respondieron dándoles de comer balas de goma, palazos y gases. Fue altamente notorio como policías de civil infiltrados en la marcha ayudaban a los uniformados a detener manifestantes. Durante esas persecuciones, varios manifestantes fueron golpeados ferozmente hasta quedar reducidos con las manos atadas con precintos plásticos. Proliferaron las imágenes de personas ensangrentadas y tiradas sobre el asfalto mientras eran golpeadas con trompadas, rodillazos y patadas de policías con y sin uniformes.

Sobre esto, Jorge Macri dijo: “El operativo fue excelente. Como todo operativo, hubo momentos tensos. Pero la determinación con la que la policía de la Ciudad le puso el cuerpo a la decisión política que tenemos fue un orgullo. Detuvimos a diez manifestantes”. También advirtió: “Hubo dos periodistas lastimados, cosa que lastimamos… lamentamos. Tenemos que seguir trabajando en la concordancia entre la necesidad de ordenar estas marchas y la necesidad de informar”. Dijo que en un caso “hay versiones que dicen que fue una bala de goma… lo analizaremos”.

Así terminó una buena semana para la Policía de la Ciudad: para reprimir a personas que piden comida, anda bárbara. Ahora, no le pidan que no se les escapen los presos de las comisarías.

Ya sería pedir mucho.

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