COMUNA 15

Una vecina abrió un comedor comunitario vegano en La Paternal

María Flores abrió las puertas de su casa en plena pandemia para ayudar a sus vecinos del barrio La Carbonilla. Cocina unas 200 porciones semanales sin proteína animal y meriendas con quinoa para las chicos y chicos de la zona.

Dafne Strobino

En La Carbonilla, en el barrio de La Paternal, María Flores abrió el comedor y merendero Patria Grande al inicio de la pandemia. Durante los primeros meses de la cuarentena de 2020 cuando el Covid comenzó a golpear a las familias. “Veía que mis vecinos estaban mal, sin poder salir, sin comida y sentí que debía hacer algo por ellos. En eso, llegó un grupo de chicos veganos que ofrecieron comida y ayuda. Gracias a ellos conocí este tipo de alimentación y supe qué podíamos hacer para que todos comieran rico y nutritivo”, recuerda la fundadora del comedor comunitario sobre el día que cambió su vida para siempre.
 
Al principio de la pandemia hacían viandas que las entregaban casa por casa junto a barbijos y lavandina que repartían entre las familias, “dábamos lo que nos donaban”, cuenta María a Nueva Ciudad. “En ese momento falleció mi marido, él era una persona alcohólica, golpeadora, yo aguanté muchísimos años. Cuando el fallece es como que me libero. Me ayudaron mucho mis compañeras Leti, Chizo, Lula, me brindaron mucha contención y así pude salir adelante”.
 
Por intermedio del hijo de su vecina Betty, que es vegano, llegó a dar asistencia barrial Gen V (Generación Vegana). “Ahí me entero de qué es el veganismo y me impactó. Comenzamos a hablar sobre qué podíamos cocinar para la gente y más me entusiasmó porque había una variedad de comida a base de legumbres, cuando hacía tanto frío, que podía hacer. Pasa que venimos de generaciones y generaciones en las que nos dicen que hay que comer carne, que si no no crecés, que te enfermás, y todas esas cosas. Y hoy experimento que no es cierto”, cuenta.
 
Cada sábado, desde las 8 de la mañana, María comienza con los preparativos del almuerzo que podrán retirar sus vecinos y vecinas desde el mediodía; los jueves a las 17 horas sirve a las chicas y los chicos una merienda a base de quinoa. “Es increíble cómo gusta la comida vegana, de la que no teníamos idea que existía porque no sabíamos que se podía vivir sin comer carne”, asegura.
 
“El comedor sigue funcionando hoy en día con el aporte de los compañeros y algunas donaciones de los vecinos. Toda colaboración es bien recibida en nuestro comedor. Somos 13 personas las que cocinamos, nos repartimos en dos grupos. Nosotros cocinamos 200 viandas semanales, los sábados, a las 12 en punto, estamos repartiendo la comida. También hacemos merienda los jueves a las 17”, continúa María.  
 
“Los chicos de la agrupación vegana que tienen muy buena onda trajeron alimentos para cocinar como para hacer locro, chorizos veganos, eso es espectacular. Para la merienda repartimos fruta y chocolatada vegana, también hacemos quinoa, que es muy rica y nutritiva”, explica y sigue “Me acuerdo que al principio cuando la gente venía a retirar la comida vegana, acá en el barrio no se hacía este tipo de comida, la gente no la conocía y nos preguntaba”.
 
“La primera vez que salimos con la comida vegana, la gente me miraba. Qué es eso me preguntaban. La gente hace fila, vienen con sus tupper y ollas y se llevan la comida a sus casas”, cuenta María. “Cuando hicimos el chorizo vegano creían que eran chorizos de carne de cerdo o vaca y yo les decía: ‘no, es vegano, ahora van a probar, es riquísimo’. Le pusimos chimichurri, mayonesa vegana, ensalada, fue un boom, quedaron todos maravillados, fue bien aceptada esta comida”, revive María.
 
Generación Vegana (Gen V) es una asociación sin ánimo de lucro nacida en los Estados Unidos en el 2019, que luego llegó a Argentina. Este grupo educa sobre las bondades del estilo de vida vegana y de los beneficios medioambientales, éticos, personales y de salud pública que esto conlleva. Con ese lema, ayudan a los comedores y merenderos de los barrios vulnerables donde no sólo donan comida, sino que ofrecen clases de cocina y donan alimentos. Una de las que tomó esas clases en su propio barrio fue María.
 
“En esa primera clase de cocina aprendimos a hacer choripán vegano y a la gente le encantó. Ninguno tenía noción de qué era el veganismo pero estaban todos con inquietudes cuando avisé que había choripaneada estaban contentos en la fila, pero les llamó la atención el tamaño del ‘chorizo’, cuando les expliqué que era vegano y de qué estaba hecho lo quisieron probar. Les gustó mucho, las caras de satisfacción fueron tremendas y en ese momento ¡fue una alegría! Después hicimos locro vegano, panchos... Todo lo que conocen en esa opción. Además de los guisos que les gusta mucho”, detalla.
 
También repartimos volantes con recetas veganas con las instrucciones para hacer un locro vegano, por ejemplo”, señala María. “Me gustaría tener más días para ofrecer comida. Por ahora, sumamos la ayuda de los brigadistas que les dan clases de apoyo escolar a 20 chicos el mismo día de la merienda, los jueves”, agrega.
 
“Hoy los vecinos piden comida de este estilo, me preguntan cuándo vienen los chicos que hacen los choris veganos... Que cada vez que vienen y dan sus talleres de cocina dejan recetas y todos se van leyéndolas y se sorprenden de lo que pueden cocinar en casa y comer. Es fácil ser vegano, no es algo clasista como se cree, lo que pasa es que falta mucha información y en los medios vemos que también se habla bastante mal, como si fuera una cosa de moda y para un sector rico, cuando no lo es”, sostiene María.
 
Convencida, agrega: “Cuando se informa tiene la responsabilidad de lo que hace. Por qué comer carne si tenemos todo lo que necesitamos en la tierra, que nos da plantas, frutas... ¿Por qué comer carne si podemos evitarlo? Me parece importante llegar a los barrios con este tipo de información, que luego cada uno elija, pero que sepan cuáles son sus opciones de acuerdo a sus posibilidades”, explica la vecina de La Paternal.
 
Lo que más necesita el comedor son bolsas de lentejas, garbanzos, quinoa y cualquier otro tipo de legumbres. Además de verduras y frutas de estación, ollas y útiles escolares. “Toda persona que desee colaborar, ver cómo cocinamos, lo que hacemos es muy bienvenida para observar o colaborar”, finaliza María.
 
Quienes deseen donar pueden contactar a María por mensaje privado al Instagram @maria_flores.55


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