OPINIÓN

"Por qué se fue D’Alessandro y por qué debería preocuparnos el que llega" por Werner Pertor

El jefe de Gobierno despidió (en todo sentido) a su ministro de Seguridad luego de una larga licencia tras la difusión de chats comprometedores. El que llega era el jefe de la Metropolitana cuando mataron migrantes en la represión del Parque Indoamericano

El licenciado ahora es renunciado. Luego de largos meses de una licencia que sonaba a partida, Marcelo D’Alessandro terminó de confirmar la semana pasada que no volverá al Gobierno de la Ciudad. Recordemos el motivo real: fue por los chats en los que aparecía en un viaje con jueces y directivos de un holding mediático a Lago Escondido, sumados a otros chats donde tenía relaciones non sanctas con proveedores de la Ciudad de Buenos Aires y hasta algunos donde les facilitaba vehículos oficiales a jueces federales. En su tiempo de licencia, incursionó en polémicas como la de usar las táser para combatir el delito. Sonaba a un intento de volver que no pudo ser. Quedó en claro, más allá de las buenas intenciones que todos declamaron, que Horacio Rodríguez Larreta no quiere ningún collar de melones que lo hunda en su campaña presidencial de este año. El que viene en lugar de D’Alessandro es Eugenia Burzaco, primer jefe civil de la Policía metropolitana en tiempos de Macri. Como tal, tuvo a su mando a esa fuerza cuando mataron migrantes en el Parque Indoamericano.

Cuando la difusión de chats lo acorraló a D'Alessandro, el ministro -exhortado por la mesa chica de Larreta para que dijera algo- salió a dar explicaciones: dijo que el contenido era falso, pero que provenía de un hackeo de su celular y, por lo tanto, su difusión era ilegal. Nunca sabremos si advertía el contrasentido de afirmar ambas cosas. Larreta lo defendió cuanto pudo (las conté: lo confirmó tres veces en el cargo), pero finalmente optó por una opción intermedia entre quienes lo acicateaban para que lo echara –entre ellos, el jefe de Gabinete, Felipe Miguel- y quienes exigían que lo bancara: le dio tres meses de licencia. Se vencía el 6 de abril, pero no llegó ni a eso.

Dos semanas antes de que se venciera el plazo, D'Alessandro dio a conocer una carta (por suerte, no un chat) en la que afirma que no volverá a la gestión porteña: “Hoy, después de siete años de trabajo, gestión y sacrificio, le comuniqué al Jefe de Gobierno mi decisión de dar un paso al costado para convertirme en querellante de la causa que investiga la operación ilegal de inteligencia en mi contra”, aseguró el ahora exministro, que insiste en presentarse como acusador y no como imputado por una serie de presuntos delitos que se desprenden de las filtraciones.

Si se sigue la lógica del comunicado, no se explica por qué ser ministro es incompatible con ser querellante de los presuntos hackers. Cientos de funcionarios a lo largo de la historia han presentando denuncias penales sin renunciar a sus cargos. Es más: si conocen un delito, están obligados a hacer la denuncia. Así que, si según él no hizo nada malo y todo lo que aparece en los chats es inventado, entonces: ¿por qué tiene que renunciar?

La única explicación es la necesidad de Larreta de no cargar con el peso muerto de la causa de los chats (los que salieron y los que podrían darse a conocer) durante una campaña que promete ser cabeza a cabeza con otros candidatos y candidatas de Juntos por el Cambio. Larreta se despidió de su ministro de Seguridad con muchos elogios y reconocimientos mientras lo acompañaba hacia la puerta de salida. Aseguró que está seguro de que es inocente, lo cual no se condice con su salida del cargo. “La operación de inteligencia ilegal que viene soportando en su contra le consume tiempo y energía para defenderse", justificó su salida el jefe de Gobierno.

"Por eso, decidió dar un paso al costado para abocarse de lleno a dar esa pelea y a proteger a su familia”, aseguró el mandatario, sin detallar cuál sería el peligro sobre su familia. Además, como para no dejarlo en Pampa y la vía, remarcó que D'Alessandro ocupará un lugar (por ahora, un tanto difuso) en sus equipos técnicos para desarrollar un plan nacional de seguridad para su eventual presidencia.

Una duda que me queda es si habrá alguna repercusión de esto en la relación de Larreta con Elisa Carrió. La líder de la Coalición Cívica fue una de las más férreas defensoras de que D'Alessandro no abandonara el cargo. En su momento, dijo que "no sostener a funcionarios acosados por las mismas mafias que asesinaron a Nisman, con escuchas falsas e ilegales no habla muy bien del gobernante que no sostiene al funcionario". Carrió incluso contó que lo llamó a Larreta para presionarlo. Luego dio un giro de 180 grados y dijo: "Acompaño la decisión de Larreta (de pedirle una licencia). Hay que redoblarle la apuesta a las mafias ilegales. No podemos ser víctimas del espionaje ilegal".

¿Qué pasó en el medio? Según dicen en el PRO, Carrió se había garantizado no tanto que D'Alessandro no se fuera, sino que no fuera reemplazado por Cristian Ritondo, a quien la líder de la Coalición Cívica tiene vetado hace años para que asuma como jefe del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados. El objetivo se consiguió. Habrá que ver si Carrió dice algo del reemplazante, que asume este lunes.

Lo cierto es que Eugenio Burzaco está en el PRO desde Cemento. Fue funcionario con Mauricio Macri en el ministerio de Seguridad conducido por Patricia Bullrich. No obstante, su relación con la actual presidenta del PRO nunca fue del todo buena. De hecho, Bullrich creó otra secretaría casi con el mismo nombre que la que tenía Burzaco para colocar allí al segundo de ella. ¿Quién era? El ahora caído en desgracia Gerardo Milman.

Burzaco hace tiempo que tiene una buena relación con Larreta, quien lo respaldó si termina postulándose a intendente de Bariloche. En el sur tiene experiencia asesorando: fue, por ejemplo, asesor del entonces gobernador Jorge Sobisch cuando fue el asesinato del maestro Carlos Fuentealba. Macri en ese momento intentó desligarse de la alianza que perfilaba con Sobisch, lo que llevó al dirigente Claudio Lozano a decir: "No los une el amor sino Burzaco".

Fue cuando Macri todavía no era ni jefe de Gobierno. En su gestión porteña, Macri lo llevó a Burzaco como el primer jefe civil de la Policía metropolitana, luego del escándalo de las escuchas ilegales con Jorge "Fino" Palacios. Durante su mandato fueron los asesinatos de migrantes en el Parque Indoamericano, el mismo día que Macri hablaba en una conferencia de prensa de la “inmigración descontrolada que llega de la mano del narcotráfico”. En esa época, Burzaco tenía mala relación con el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro. Ahora, en una revancha del tiempo, es Burzaco el que asume frente al ministerio. ¿Nos hará Eugenio Burzaco extrañar a D’Alessandro?

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