OPINIÓN

"El ministro de Seguridad está blindado", por Werner Pertot

Marcelo D’Alessandro permanece en el cargo por decisión de Larreta, pese a aparecer en un chat amenazando con “hacer cagar” a un jefe policial. Nadie explicó qué hacía en un viaje a la estancia de Joe Lewis con directivos de Clarín, jueces federales y ex integrantes de la AFI

El ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, quedó escrachado como parte de un viaje al sur pago –todo indica- por el Grupo Clarín para visitar la exótica y fastuosa estancia del empresario Joe Lewis, que incluye excentricidades de los ricos como su zoológico privado o su propia pista de fórmula 1. Ya de por sí, este hecho es lo suficientemente grave para que un ministro renuncie, pero a eso se sumó un chat privado donde D’Alessandro rosquea con los otros viajantes para encubrir el paseo pago y hasta amenaza con vengarse del supuesto filtrador de los datos con expresiones de dudosa legalidad. Evidentemente, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, evaluó que era mayor el costo de pedirle la renuncia –que es lo que tendría que haber hecho ante hechos tan graves- que el de negar todo y mantenerlo en el cargo. Así que fueron con esa. Alegar demencia, mostrarse ofendidos y bravuconear. Solo el tiempo dirá si fue la estrategia acercada o si pagará un costo más alto por haber respaldado a alguien que puede terminar implicado en una serie de presuntos delitos. Supongo que cuenta con que los directivos de Clarín y los jueces federales se ocuparán de tapar todo.

No fue solo D’Alessandro el involucrado. También apareció en roles non sanctos el jefe de los fiscales porteños –nombrado a instancias de Larreta- Juan Mahiques, hijo de un camarista y ex ministro de María Eugenia Vidal que también participó del viaje, y también aparece haciendo propuestas que no envidiarían los protagonistas de Los soprano.

El jefe de los fiscales menciona conversaciones con una fiscal federal de Bariloche, María Cándida Etchepare, que es la que recibió la denuncia para investigar si se cometieron delitos en el viaje que hicieron. Según cuenta Mahiques hijo, la fiscal se ofrece para mandar la causa que se abrió por ese viaje a Comodoro Py o para ayudar a cerrarla. “La fiscal federal de Bariloche, bien, buena predisposición. Ofreció mandar la causa a Py o en su defecto pedir que aportemos nosotros las facturas de vuelo y eventualmente del hospedaje, y en base a eso cerrarlo. Si están de acuerdo, avanzo en alguna de estas opciones”, dice en un audio del chat.

Esa fiscal estuvo involucrada en la causa en la que detuvieron a siete mujeres mapuches, las trasladaron a Buenos Aires en condiciones infrahumanas en medio de un operativo desproporcionado. De ellas, cuatro fueron procesadas por "usurpación" y siguen en prisión domiciliaria. Esto hace más alevoso el “chiste” que hace el jefe de los fiscales porteños en el chat con otros jueces y funcionarios PRO: “Limpiemos un mapuche”.

En cuanto al ministro de Seguridad, en el chat asegura que va a vengarse del supuesto filtrador del viaje: el jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), José Glinski. ”Si en algún momento me tocara ser ministro de Nación, lo primero que hago es disolver la PSA”, afirma D’Alessandro, a lo que uno de los jueces, Yadarola, le dice: “Estoy seguro que nos volvemos cruzar en cualquier momento”. Ahí D’Alessandro le pide al juez: “Dame el gusto de ir a buscarlo con un patrullero nuestro que lo hago cagar”. No termina ahí: “A mí me mandó a preguntar si quería hablar con él… Le dije q no hacía falta q en algún momento la vida nos iba a cruzar. Tengo la mejor alcaidía para que le den una linda bienvenida”. Son dos declaraciones de la persona que maneja la Policía de la Ciudad.

Todos estos hechos son los suficientemente graves para apartar a un ministro en un gobierno peronista, del PRO, radical o del color político que se les ocurra. Por eso es aún más grave que Larreta lo haya mantenido en el cargo. Las opciones eran: decidir pedirle que diera un paso al costado hasta que se aclare todo o salir a negar fuerte cualquier veracidad de lo ocurrido. Larreta eligió esta última, que tiene sus riesgos.

D´Alessandro salió a pegar fuerte, diciendo que era una “operación K” y que “no les cree nadie”. Trató de compararla con denuncias falsas, como la de Enrique Olivera, pero –llamativamente- no negó en sus primeros tweets ninguno de los hechos: ni el viaje, ni el chat. Dijo: "Hoy fabrican un gran montaje con lo que se fueron robando por ahí y levantan la mano para que no queden dudas de que fueron ellos los que cometieron el delito", afirmó. Conciente o inconcientemente, con la frase "lo que se fueron robando por ahí" admitió que los chats surgen de un hackeo a su celular. Aseguró que iba a hacer la denuncia penal “de esta canallada reciban la condena que merecen delincuentes de su calibre. Se les acabó la impunidad". El tono se condice con el del D’Alessandro del chat.

En esa primera salida, el ministro no dio ninguna explicación de nada. Hizo bien, porque cuanto más habló en las siguientes horas –siempre con interlocutores amigables- más se contradijo. Si reunimos todo, resulta que lo hackearon y le robaron esos mensajes, pero que en realidad los mensajes están editados, y también que no existían, que él no usa Telegram o lo usa muy poco, así que no estaba en ese grupo. Todo a la vez y en simultaneo.

Mario Wainfeld comparaba esto con un viejo chiste de abogados: “Me reclaman indemnización porque mi perro mordió al del vecino. Afirmo: 1) que el otro perro agredió primero a mi pichicho 2) que mi perro no muerde ni lo mordió. 3) que no tengo perro”.

Larreta se metió hasta el fondo a respaldar este cúmulo de versiones contradictorias que tienden a subir el grado de sospecha sobre su ministro cuando lo respaldó en una serie de tweets: "Estamos frente a una nueva operación del kirchnerismo que recurre a la manipulación de la información y al espionaje ilegal. Intentan distraer la atención de los temas importantes y generar la sensación de que somos todos lo mismo". También dijo que confiaba en D'Alessandro y que estará a disposición del Poder Judicial. El mismo con el que organiza viajes al sur: "Hablé con D'Alessandro y confío en sus palabras. Como hemos hecho siempre, él y todos los funcionarios de la Ciudad están a disposición de la Justicia para lo que disponga", sostuvo Larreta. Acá hay una hermosa contradicción: es una “operación del kirchnerismo”, se ponen a disposición de la Justicia para explicar lo que haya que explicar, pero a la ciudadanía en un principio no le explican nada y en un segundo lugar las explicaciones que dan se contradicen todas. Alguien resumió en Twitter: es un chat falso que nunca existió, pero que le robaron de un celular hackeado. ¿Qué parte no se entiende?

(Paréntesis: el periodista Ivan Schargrodsky planteó una segunda opción, que no fue hackeado, sino que uno de los integrantes del grupo los traicionó y entregó la información. No hay que perder de vista la interna salvaje que tiene Larreta con Mauricio Macri –uno de los integrantes de la AFI en su gobierno estuvo en la comitiva- y con Patricia Bullrich. Horacio Verbitsky también advierte que hay métodos más sencillos que el hackeo como el SIM swamping o simplemente alguien que se sentó en la computadora de D’Alessandro y descargó todo su historial de Telegram).

Pese a todos los intentos de explicar el viaje, la realidad es que nunca terminó de decir cosas básicas, como en qué consistió el viaje, si fue financiado por empresarios extranjeros o por grupos de medios locales, por qué participó con jueces federales y ex integrantes de la AFI, cuál era el objetivo del viaje, y por qué no denunció los presuntos delitos que surgen del chat, que incluyen fraguar facturas apócrifas, hacer denuncias mediante terceros, conspirar con la fiscal que tiene la causa para que la cierre, y un largo etcétera.

Antes de Larreta se jugaron por D’Alessandro todos los candidatos PRO a jefe de Gobierno: Jorge Macri, Fernán Quirós, Soledad Acuña y Emmanuel Ferrario. Todos pegados, si se llegase a comprobar que el ministro cometió algún delito. El único que zafa en ese caso es Martín Lousteau, que no dijo nada: ni pidió que se investigue, ni puso las manos en el fuego. . La única integrante de Juntos por el Cambio que planteó esta necesidad fue Margarita Stolbizer.

En tanto, el bloque del Frente de Todos, por pedido explícito del presidente, presentó dos proyectos de juicio político con D’Alessandro y contra Juan Mahiques, que es nombrado por la Legislatura y puede ser destituido ídem (está claro que el larretismo tiene los números para evitarlo). No obstante, los legisladores solicitan que se forme “causa por comisión de delito y mal desempeño de sus funciones (…) según el procedimiento del juicio político”. Dan como fundamento los grupos de chats de «Operación Pagina12” y “Donato contraataca” que “confirman un entramado de jueces, fiscales, ministros y dueños de medios de comunicación dando verdadera dimensión de lo que significa el «lawfare» en la República Argentina”.

Remarcan la existencia de una mesa judicial operando en la Ciudad de Buenos Aires, con “cruces de mensajes criticando dirigentes, incentivando fraguar pruebas, armado de causas, detenciones arbitrarias, promesa de «hacer cagar» a funcionarios nacionales, etc., son solo parte de algunas de las líneas que dejaron transcender los chats del autodenominado ‘Grupo Huemul’”. Ante esto, por ahora, Larreta pretende hacer de cuenta que no pasó nada. ¿Podrá?

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