MEDIO AMBIENTE

Juan Claver “Queremos fomentar el cuidado de la naturaleza”

El Club Observadores de Aves Caburé funciona en la Facultad de Veterinaria de la UBA, charlamos con Juan Claver que nos contó todo acerca de las aves, su hábitat natural y las actividades que realizan para restaurar el medio ambiente. También recorrimos la laguna y el bosque de talas.

Dafne Strobino

Una hermosa mañana de otoño, visitamos la Facultad de Veterinaria de la UBA para conversar con Juan Claver, miembro fundador del Club Observadores de Aves Caburé, doctor en medicina Veterinaria y además forma parte de la comisión directiva de Aves Argentinas. Juan se jubiló como profesor adjunto de la cátedra de Histología y Embriología y en este momento es profesor consulto de la misma cátedra.
 
¿Cómo llegaste al COA?
Fui un poco el fundador del Club Observadores de Aves del barrio de Agronomía, se llama COA Caburé, por una lechucita que cada tanto se la ve por acá y por todos los barrios de la Ciudad.  Fundamos el club en el 2009. Los COA son una iniciativa de Aves Argentinas que vincula a todos lo COA del país, que comenzaron en 2007, nosotros somos el COA N° 30, ahora hay como 100 en todo el país. La idea de los clubes es, por un lado difundir lo que es la observación de aves al gran público y por otro, proteger ambientes donde las aves normalmente se desarrollan. En nuestro caso, la Facultad de Veterinaria y la de Agronomía, biológicamente forman una entidad única, las especies no conocen de jurisdicciones.
Antes de formar el COA, junto a un ingeniero agrónomo de la Facultad de Agronomía, el Ing. Montaldo, ya veníamos dando cursos de observación de aves, tomando como herramientas las aves presentes. En 1986 editamos en la revista de la Facultad de Agronomía una guía de las aves más comunes que había en la zona. Ahí se nos ocurrió que podíamos fundar un club, ya que teníamos unas 100 especies de aves registradas, ahora llegamos a las 230. Con otra gente de la Facultad como docentes, no docentes y alumnos empezamos el club.
 
Ustedes organizan salidas para observar aves
Todos los años, en diciembre cuando las actividades de la Facultad empiezan a decaer y los chicos están más libres, hacemos cursos que los patrocina la Facultad. En la pandemia dimos el curso de manera virtual y el año pasado organizamos una salida presencial.
Hace poco hicimos una salida a observar aves y también mariposas. Hay un grupo que se llama COM: Club Observadores de Mariposas. Se contagiaron de nuestra sigla y armaron este club e hicieron una salida en Agronomía, donde los integrantes de Jardinería de la Facultad de Agronomía pusieron unos canteros para atraer a las mariposas.

¿Cuál es el objetivo del COA?      
La idea de la observación de aves es fomentar en la gente el cuidado de la naturaleza, conocer que hay todo un ecosistema que interactúa con las aves, que tiene que haber un hábitat apropiado, como especies de plantas apropiadas. Nosotros hacemos plantaciones también.
 
¿Qué actividades realizan dese el COA?
Hicimos una serie de talleres como de aves rapaces, de restauración ambiental. Sabíamos que la facultad era rica en aves por tener muchos ambientes distintos, no muy modificados, hay bosques, una laguna que venía de una granja educativa de los años 90, y un grupo de gente hizo un proyecto para cercar la laguna y tratar de convertirla en una reserva, que se llama El Renacer de la Laguna. Plantaron especies nativas, plantas acuáticas, talares, pastizal nativo y a partir de ahí empezaron a aparecer un montón de especies como Martín Pescador, garzas de todo tipo, patos, bichos que están en peligro de extinción a nivel nacional. El hecho de crear un hábitat, aunque sea chiquito, pero que sea propicio para las aves, es fantástico.
Nosotros trabajamos en tres ejes: las salidas a observar aves; concientizar a la gente en el cuidado de la naturaleza, la importancia que tiene cuidar el ecosistema, no solamente el ave como ente biológico sino también el ave relacionada con su ambiente; y fomentar la restauración del ambiente para que las aves puedan aprovecharlo.
No hay muchas ciudades que tengan abundancia de aves, siempre pongo por ejemplo a la Ciudad de San Pablo que tiene muchísima vegetación nativa y está llena de aves de todo tipo.
Todos los meses, o cada dos meses, hacemos alguna salida. A la gente le gusta mucho porque el hecho de salir a la naturaleza es una actividad relajante, desestresa, es salir un poco de la rutina.
Queremos fomentar el cuidado de la naturaleza. Se viene el cambio climático, pero por suerte se están creando muchos parques nacionales. Aves Argentinas compra tierras para este fin, consigue donantes externos generalmente filántropos, que ponen plata para comprar tierras y hacer un parque, como es el caso Tompkins que compró gran parte del Iberá para donarlo y crear un parque nacional. Ahora están haciendo la reintroducción de animales que estaban extintos como el yaguareté, el oso hormiguero, el ciervo de los pantanos, el guacamayo rojo.   
Tenemos varios voluntarios, ahora se incorporó una ingeniera agrónoma, también gente que se jubila y trabaja con nosotros.
 
¿Cuáles son las especies de aves que más se ven acá?
Todas las aves que están en la Ciudad, están acá, pero como tenemos una naturaleza más enriquecida que el común de las plazas y parques de la Ciudad, aparecen especies más raras, no tan frecuentes.
Tenemos los fruteros que son aves que consumen muchos frutos, hay dos especies residentes todo el año: el celestino o chogüí, que es celeste; y el otro es el fueguero, el macho es rojo y la hembra es amarilla.
Las aves rapaces atraen a la gente porque son aves icónicas y en la Ciudad de Buenos Aires hay muchas especies. Acá en la Facultad tenemos como residentes seis especies y algunas que andan de paso. Tenemos el gavilán mixto, que anidaron varias veces, son bichos que vinieron solos, a veces porque en el campo no encuentran tantas presas, como tiran muchos agroquímicos, disminuyó la cantidad de presas que pueden encontrar en el campo y se vienen a la Ciudad que pueden encontrar palomas, ratas, tienen mucha oferta de alimento.
Además, entre las rapaces tenemos el halconcito colorado, el taguató que ahora está en disminución, creemos que es por competencia con el gavilán mixto, que es más corpulento y consume más presas y lo va desplazando; el carancho que siempre está, el chimango, el Caburé que lo vemos en promedio una vez al año.
En la laguna han aparecido caracoleros que consumen caracoles, el caraú, que es como una garza grande y oscura que también se alimenta de caracoles; lechuzón orejudo, lechucitas vizcacheras.
Las aves rapaces hablan de la salud del ecosistema, donde hay muchas rapaces es porque todo el ecosistema de abajo está en buenas condiciones, lo que son los súper predadores, tiene que haber una cadena de distintos niveles de trófico hasta que llegan las rapaces.
También han aparecido patos de distinto tipo, cinco o seis especies de garzas distintas en la laguna y en los pastizales como la chiflón, todos los años viene una pareja y se quedan por acá. Muchas de las aves vienen de paso, pero se van quedando porque el ambiente les es propicio. Están los teros que son bastante sedentarios, siempre anidan en el mismo lugar.
Han apareció aves bastante raras como la ñacundá que es una especie de ataja caminos, son bichos nocturnos que andan durante el crepúsculo y el anochecer, cazan insectos. Martín pescador, siempre viene una hembra que se posa sobre el mástil de la laguna y mira los peces.
El benteveo también caza peces. Hay parejas de cardenales que anidan; jilgueros; pirinchos; y las comunes que hay en la Ciudad como las calandrias; las palomas, que hay seis especies como la galleriti que es común del monte y de los talares.
En observación de aves hay que ver y escuchar, los observadores normalmente primero escuchamos y después vemos, porque el ave se delata por su canto.  
 
¿Cómo son los proyectos de restauración ambiental?
Tenemos dos proyectos en la Facultad de Veterinaria. Uno queda en la Escuela de Graduados, que es un lugar que está cercado y ahí adentro plantamos un montón de nativas y un jardín de mariposas para atraer mariposas y colibríes. También pusimos plantas para atraer picaflores. Ahí hemos puesto básicamente vegetación rioplatense, siempre hay que tratar de poner vegetación de la zona, porque queremos que las aves de la zona vengan.
El otro proyecto es un talar, que en realidad no es un talar, sino un lugar en que había gran concentración de talas. Las semillas de los talas son dispersadas por las aves, como los zorzales, las calandrias, que se comen los frutitos y luego defecan en otro lugar y ahí sale otro tala.
En 2015 salió una ley por la cual se declara al tala como árbol emblema de la Ciudad de Buenos Aires porque era el árbol que siempre estuvo antes de que vinieran los colonizadores. Este barrio particularmente era muy rico en talares, y la zona más al norte, que se llamaba barrio El Talar, que quedaron el club El Talar, la iglesia Nuestra Señora del Talar y otras entidades que recuerdan que antiguamente había muchos talares.
Ese talar se cercó y empezamos a trabajar en restauración, la idea es volver a restaurar un talar original, lo más parecido posible a lo que era antes. Ya no quedan talares en la Ciudad de Buenos Aires. Empezamos a plantar para controlar las exóticas que competían con la flora autóctona, para lo cual nos ayudó gente de la Fundación Hábitat y Desarrollo. Estamos en ese proceso, pero todavía no está terminado, el gran problema que tenemos es con los laureles que salen por todos lados. Pero logramos controlar muchas exóticas y ahora el 90% de lo que está ahí es nativo. Hay dos especies orquídeas, sombra de toro, coronillo, quebrachillo, y un montón de otras especies que son originarias de los talares.
Otra cosa que se hizo en la laguna fue la restauración de peces, algunos que ya estaban se favorecieron con la limpieza de la laguna, porque abajo estaba llena de porquerías y se había llenado de algas que impedían el crecimiento de los peces.
 
¿Cómo es la relación del COA con la Facultad?
Una cosa que nos dio impulso fue que en 2004 se conmemoró en la Facultad el centenario de los estudios de agronomía y veterinaria que empezaron en 1904. En ese momento el decano era el Dr. Rubén Aliu, que después fue rector, nos invitó a hacer un libro que se llamó “Aves silvestres de la Facultad de Agronomía y Veterinaria” con dibujos míos y textos del ingeniero Montaldo y míos.  
 
¿Tienen relación con otras entidades dedicadas a la observación de aves?
Tenemos un evento fijo que es el Big Day, una iniciativa de la Universidad de Cornell de Estados Unidos, que tiene el laboratorio ornitológico más grande del mundo, y crearon el sitio web e.birds, que es mundial, y tiene una filial en Argentina que se llama e.bird Argentina que depende de Aves Argentinas. Dos veces por año se hace el Big Day que consiste en que todo el mundo sale a mirar aves en todo el planeta, luego se vuelcan los resultados en la plataforma e.bird. Esa es la mejor manera de saber cuál es el panorama mundial de las aves, es como una foto que se saca de cómo están las aves en ese momento. Igualmente reciben listados de observación de aves durante todo el año y con eso se hace prospección de cómo están las poblaciones de aves, cómo migran. Uno se hace en mayo y otro en octubre, el evento convoca a mucha gente.
 
¿Cuantos COAs hay en la Ciudad?
Hay ocho COAs: además del nuestro está el de Parque Centenario, el Taguató de Saavedra, el de Costanera Sur, el Carancho de Palermo que es uno de los más antiguos, el del lago de Lugano, Costanera Norte, el Cardenal de Parque Patricios y Parque Avellaneda. Después hay en distintos puntos del país, en lugares donde hay reductos para observar aves.
Los COAs se forman con socios de Aves Argentinas y después se va incorporando gente, es abierto a la comunidad, no hace falta ser socio, es gratuito.
Nosotros tenemos como una especie de staff ejecutivo, la gente que está más allegada y comprometida, que son los que van a regar, por ejemplo. Es todo a pulmón. La Facultad no dio el lugar, pero no tenemos presupuesto. Ahora conseguimos un cuartito para guardar las herramientas de jardinería, eso para nosotros es un montonazo. 
 
¿Por qué no hay más gorriones en la Ciudad?
Es un problema mundial. No se sabe bien cuál es la causa. El pasto que ponen en las plazas de la Ciudad, es una grama bahiana, no es muy apetitoso para ellos, pero ellos siempre han estado asociados al ser humano porque se alimenta de la comida que se tira. Otra de las causas posibles es que ya no hay tanta basura tirada como antes. También se dijo que era por el tipo de edificación que no permite que los gorriones aniden, ellos buscan huecos. Pero todavía no hay mucho en concreto.
La distribución de los gorriones es desigual, en la Ciudad y en el país, depende mucho de la disponibilidad de alimento que tengan. Yo descarto un poco lo de los nidos porque acá en la facultad anidaban bastante y los huecos siguen estando pero dejaron de anidar, no sabemos por qué. Hay que seguir escudriñando. 
 
¿Qué proyectos tienen a futuro?
La Facultad nos convocó para hacer otro libro de aves de la Facultad de Veterinaria, estamos trabajando en eso, lo tenemos bastante avanzado, ahora va a tener fotos de todas las especies sacadas en el predio. Es bastante testimonial de todo lo que hay acá. La idea es hablar de las aves y su relación con el medio ambiente, con las otras especies, las plantas, todo lo que es la dinámica de la naturaleza. 
 
Contacto:
Facebook: COA Caburé
Instagram: @coacabure


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