OPINIÓN

"Un Larreta sobreactuado con los impuestos y con los piquetes", por Werner Pertot

El jefe de Gobierno se opuso a la aplicación de un impuesto nacional que sigue el mismo criterio de lo que hace la Ciudad. También pidió eliminar de los programas sociales a quienes protesten, en un intento de competir con Bullrich y Milei.

Esta fue la semana de las sobreactuaciones para Horacio Rodríguez Larreta. Primero, salió a oponerse a un revalúo de los inmuebles de CABA en función del cobro del Impuesto de Bienes Personales. Lo curioso es que ese revalúo sigue el mismo criterio que sigue la Ciudad hace una década. Un gran “Haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. En segundo lugar, lanzó una proclama contra los movimientos sociales muy virulenta, donde no solo pidió represión física, sino que les quiten los programas sociales de los que son sujetos de derecho (y que no están a tiro de la decisión de un funcionario). Esto último responde a una estrategia para competir por el voto duro con una adversaria interna que viene creciendo, Patricia Bullrich, y con otra amenaza para el plan de Larreta, llamada Javier Milei.

Larreta salió con un tweet que era más para un militante de Sociales que para un jefe de Gobierno. Estaba escrito todo en mayúsculas, así: “NO AL REVALÚO INMOBILIARIO. VAMOS A SEGUIR DEFENDIENDO A LOS VECINOS DE LOS ATAQUES DEL GOBIERNO NACIONAL”. Casi me hace escupir el café, sobre todo teniendo en cuenta la historia de la gestión PRO en relación al aumento de los impuestos vinculados a las propiedades (esto es, el impuesto inmobiliario/ABL), que crecieron en forma sideral desde que el PRO gobierna la Ciudad.

En la carta que mandó a la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, Larreta señaló que el dictamen de la AFIP ataca a la Ciudad que gobierna porque “sólo afecta las valuaciones de inmuebles de la Ciudad, elevándolas casi 10 veces más que al resto de las jurisdicciones. Mientras que el valor fiscal de los inmuebles de todas las jurisdicciones correspondiente al período fiscal 2021 crece interanualmente 51,4 por ciento (IPC), los inmuebles de la Ciudad verán incrementarse su valuación en un 505,6 por ciento”.

Si nos quedamos solo con esto que plantea Larreta –y fue lo que más se difundió por medios amigos- parecería que el mandatario tiene razón: se está discriminando a la Ciudad. Pero resulta que el jefe de Gobierno optó por omitir algunas cuestiones medulares de esta historia, que salieron a la luz con la respuesta de Marcó del Pont. "Llama la atención el doble estándar del alcalde Horacio Rodríguez Larreta y del partido que encabeza el ex presidente Mauricio Macri. Utilizan un criterio para el impuesto inmobiliario de la Ciudad de Buenos Aires que acerca la valuación de los inmuebles a su valor de mercado que, sin embargo, pretenden que no se aplique al pago del Impuesto sobre los Bienes Personales, que es coparticipado a todas las provincias", advirtió. "La metodología porteña está vigente desde 2012 y la AFIP la aplicó a partir de 2013 hasta que en 2018, durante la presidencia de Macri, se dio marcha atrás. Lo que hicimos nosotros es cumplir a rajatabla con lo que dice la ley y reparar el desvío", remarcó.

O sea que nos volvemos a encontrar con otro regalo de la presidencia de Macri a CABA, uno del que no teníamos tanta noción, a diferencia de la coparticipación porteña, que fue un escándalo en su momento y lo sigue siendo hasta hoy con la pelea en la Corte Suprema. 

Repasemos: el criterio de la AFIP de multiplicar por cuatro el valor fiscal es el mismo que tomó en 2012 Macri como jefe de Gobierno para el impuesto inmobiliario que cobra la Ciudad a cada vecino o vecina con el ABL. En ese momento, Macri dijo que era una medida para que la valuación fiscal se fuera acercando al precio de mercado. En 2012, la AFIP se sumó al criterio de Macri e hizo el mismo aumento de la valuación de los inmuebles pero para el impuesto de Bienes Personales. Y Macri como presidente en 2018 dio marcha atrás con esa decisión y separó a la Ciudad del resto de las provincias en términos de la valuación para el impuesto a Bienes Personales (que es un impuesto que Macri tendió a abolir, porque apunta a los contribuyentes de mayores ingresos).

Es decir que desde 2018, la Ciudad sigue cobrando impuestos con un valor, mientras que la Nación cobra con una valuación mucho menor solo en la Ciudad (al resto de las provincias les cobra con un valor mayor). La discusión vuelve a poner tención entre el eje CABA-resto de las provincias, como está ocurriendo con la de la coparticipación porteña. ¿Es justo que los que son propietarios en la Ciudad pague algo distinto al resto de las provincias? Y si lo es, ¿por qué? Larreta no lo explicó.

La otra discusión de fondo en todo esto es, también, de políticas públicas e impositivas: ¿qué se hace sobre los impuestos directos a la capacidad contributiva? Macri los restringió o los disminuyó al mango. Pero está claro que es mucho más regresivo el IVA –que se aplica a todos por igual- que los que tienen relación con la capacidad contributiva de cada persona. ¿Cómo tendemos a un sistema impositivo más justo? Está claro que es algo que Larreta no discute abiertamente, pero está en la base de su posición: hay que eliminar impuestos, pero sobre todo aquellos que tocan a los ricos.

Lo cierto es que hace tiempo que Juntos por el Cambio levanta la bandera para las elecciones de que no debe haber más impuestos ni aumentos de impuestos. Esto rige para el gobierno nacional, pero no para el porteño: mientras enarbolaban esa bandera CABA no solo aumentó impuestos como Patentes, Ingresos Brutos y el ABL/Impuesto Inmobiliario, sino que creó nuevos: el de Sellos aplicado a los gastos en las tarjetas de crédito fue una innovación en plena pandemia.

Para graficar en números la discusión sobre Bienes Personales: hoy Larreta propone que paguen los que tengan propiedades por un valor mayor a 3,8 millones de dólares de valor real, mientras que lo que busca el Gobierno nacional es que paguen quienes superen los 960 mil dólares. Mientras tanto, el mismo Larreta sigue cobrando impuestos con el valor inmobiliario que le discute a la AFIP.

Se trata de una sobreactuación. Y no que la única de Larreta la semana que pasó. También se tiró con una violencia inusitada contra los movimientos sociales: “Lo que pasó acá fue una extorsión, me da muchísima bronca, usan a la gente. ¿A alguien se le ocurre que la gente viene en forma espontánea? Los traen extorsionados de que si no vienen, les sacan el plan. Y lo peor es que usan a los chicos, los ponen como escudos, a las mujeres, para que no los desalojen. Son unos cobardes en usar a los chicos para eso”, lanzó Larreta. "Pedimos al Gobierno que les saque los planes sociales, que tienen como condicionalidad que los chicos vayan a la escuela. Los chicos que estaban acá no estaban cumpliendo. Hagan cumplir la ley, saquen los planes y van a ver que no vienen más", afirmó.

La primera conclusión que uno podría sacar de esas frases es que las palomas o el ala blanda del PRO solo existen cuando las encuestas les dan que deben mostrarse así. La segunda es que el jefe de Gobierno se hace el que no sabe que la AUH es un derecho y que es ilegal sacárselo a alguien de forma arbitraria. O peor aún: por manifestarse. El proyecto que presentó el PRO en el Congreso plantea que quienes sean titulares de un programa social pasan a ser ciudadanos de segunda, sin derecho a manifestase.

El endurecimiento del discurso de Larreta puede explicarse en dos factores: por un lado, en el crecimiento que está teniendo hacia el año próximo Javier Milei, y dos, en el crecimiento que está teniendo una competidora interna, Patricia Bullrich, y en cómo la está aupando el establishment nacional e internacional. Bullrich está de gira por Estados Unidos y hace poco tuvo un almuerzo del que participaron -según reveló el periodista Ivan Schargrodsky- Héctor Magnetto, Luis Pagani, Carlos Braun, Paolo Rocca. No es poco. Larreta por ahora muestra una preocupación “moderada” ante esas movidas.

Pero el jefe de Gobierno endureció su discurso. La duda es: ¿cómo se compatibilizará ese planteo de Larreta con el gobierno de Larreta “con el 70 por ciento” que también propone? Por lo pronto, los movimientos sociales ya quedaron afuera de ese porcentaje mágico.

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