DERECHOS HUMANOS

El Espacio para la Memoria Club Atlético será excavado

Familiares de víctimas del terrorismo de Estado del Club Atlético realizaron una jornada de memoria en el predio bajo la autopista 25 de Mayo donde desmontaron una silueta para que el lugar pueda ser excavado.


En los próximos días la empresa Ausa quitará el tablero de la autopista 25 de Mayo sostenido por el talud y una columna que está en medio de la porción del centro clandestino Club Atlético que pudo ser excavado hasta el momento menos del 20%, y lo volverá a montar sobre columnas que no interfieren con el lugar. Luego desarmará el talud hasta dejar la zona a nivel de vereda. Así, quedará lista para poder comenzar a excavar y descubrir lo que falta del sótano de lo que fue el edificio donde funcionó el Servicio de Aprovisionamiento y Talleres de la División Administrativa de la Policía Federal Argentina, el centro clandestino propiamente dicho.
 
Es por eso que el sábado pasado, familiares de las víctimas del Club Atlético se dieron cita en la avenida Paseo Colón, entre San Juan y Cochabamba, para desmontar la gigante silueta histórica que durante 23 años fue la imagen identificatoria del centro clandestino subterráneo que funcionó en el sur de la Ciudad de Buenos Aires y liberar el talud de tierra sobre el que estaba colocada a la espera de que en las próximas semanas sea reducido hasta dejar la zona lista para que sea excavada.
 
Ésta es una victoria nuestra y está cargada de esperanza. Lo que hay aquí debajo es oro para nosotros”, definió a Página 12 Silvia Fontana, miembro de la Comisión de Trabajo y Consenso “Club Atlético”  y hermana Liliana, cuyo último destino conocido fue ese lugar. “Estamos contentos y ansiosos, esperanzados”, continúa.
 
La silueta fue durante más de dos décadas un punto de encuentro, refugio de memoria, lugar para llorar, para buscar y desear encontrar. Base de ritual, esa silueta gigante dibujada con ladrillos y bocas de antorcha, rodeada de carteles con nombres, ladeada de dos escaleras y una pasarela, que fue construida sobre el talud de tierra que sostiene un tablero de la Autopista 25 de Mayo, próximo a desmontarse.
 
Así, como el espacio “donde venir a hacer un ritual que reemplaza el lugar físico donde están sus restos, como debiera ser”, define a Página 12 Iñaki Eggers, hermano de Marcelo que desapareció como también su cuñada María Susana Ursi. Iñaki recuerda la sensación de “destrucción y tristeza” que sintió la primera vez que pisó el espacio, ya montado. Venía de 19 años de exilio, pero entonces también se sintió un “privilegiado” entre tantos familiares de detenides desaparecides que “no saben dónde estuvieron por última vez sus seres queridos”. “El delito contra todos continúa, porque hay omisión, hay silencio. Pero nosotros somos unos privilegiados dentro del horror, podemos venir acá, colocar sus nombres, encender una antorcha”. “Nosotros podemos empujar, podemos reclamar, podemos habitar e insistir. Pero para eso, para el próximo paso, necesitamos un Estado presente”, remarcó Iñaki.
 
Alrededor de 300 detenides desaparecides pasaron por el Atlético cuyas identidades se conocen. Durante la tarde del sábado se mezclaron varias generaciones de familiares de los centenares con algunos pocos sobrevivientes, integrantes de organizaciones barriales, como la Asamblea de San Telmo y la Asociación de ex Detenides Desaparecides. Aún resta identificar a cerca de 900 personas que fueron detenidas clandestinas de ese lugar.
 
La excavación de lo que falta “es un paso importantísimo”, sumó Silvia, que supo desde los 80 que su hermana había estado en el Club Atlético por el testimonio de Miguel Ángel D’Agostino, quien “el día siguiente de ser liberado emprendió el trabajo de identificar adónde había estado encerrado”, contó otro sobreviviente, Daniel Mercogliano.
 
La silueta histórica se montó en 1998 y para Silvia quitarla “y saber que pronto esta tierra ya no va a estar es como sentir los olores, sentir las voces de los nuestros, están acá con nosotros hoy. Es desenterrar su memoria”. El resultado de la primera y única excavación que hay hasta el momento del centro clandestino subterráneo dio con unos 1100 objetos que fueron rescatados y conservados. Entre ellos, las medias rojas que usaba Liliana, la hermana de Silvia, al momento de su secuestro. “Es fundamental que empiecen ya a excavar. Sabemos que lo que hay debajo de toda esta tierra es oro para nosotros”, confirmó ella.
 
Un grupo comenzó a desarmar la intervención artística que acompañaba a la silueta a un costado. Luego, Silvia, Iñaki, Daniel y varios otres quitaron los carteles, que estaban clavados en el talud. Siguieron con los ladrillos y las antorchas; dejaron un puñado en la montaña de tierra que fue encendido al cierre. Los carteles fueron trasladados a la nueva silueta, ubicada sobre la esquina de Cochabamba y paseo Colón, realizada en hierro, ubicada sobre una escalinata de reja en la que les participantes fueron colocando los carteles con los nombres que también fueron leídos por sobrevivientes, vecines, familiares al grito de “presente”.


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