CULTURA

Las bibliotecas al paso se multiplican por los barrios

Desde que apareció la primera, en 2016, en Parque Chas, la iniciativa fue creciendo en todo el país impulsada por bibliotecarios y vecinos.


La primera biblioteca al paso se instaló en la plaza Éxodo Jujeño del barrio de Parque Chas en 2016, a partir de allí se fueron multiplicando por los barrios porteños a pesar de la pandemia. Hay distintos estilos como casitas hechas con madera, viejas heladeras, antiguas cabinas de teléfonos públicos, cajas de cartón o madera, todas invitan a acercarse con la frase: “Lleváte un libro y dejá otro”.
 
Las bibliotecas al paso contienen libros usados de distintos géneros como novelas, poesía, cuentos, historia e infantiles. Ya hay más de un centenar de estas bibliotecas que funcionan por todo el país.  En los últimos meses la movida se multiplicó, en muchos casos, hubo encuentros al aire libre para compartir lecturas. El próximo domingo 22 a las 11 horas se llevará a cabo un encuentro con los responsables de cada biblioteca para compartir experiencias y problemáticas, el mismo se realizará en Chimera, Tres Arroyos 402, en el barrio de Villa Crespo.
 
A partir de la iniciativa de una vecina de Parque Chas interesada en la promoción de la lectura, la experiencia se extendió a otros barrios porteños, como Colegiales, Palermo, Belgrano, La Paternal y Boedo, y ciudades como Bariloche, Purmamarca, Rosario, Villa María, Arrecifes, Villa Ramallo, Claromecó y Trenque Lauquen. Aunque todas proponen el intercambio y la circulación de libros, cada biblioteca al paso sigue un modelo propio: solo en Parque Chas hay, a pocas cuadras de distancia entre una y otra, una “casita” de textos que depende de la escuela primaria Petronila Rodríguez y otra instalada en una heladera de los años ‘50.
 
A partir del proyecto Free Library, que conoció años atrás en un viaje a Chicago, Inés Kreplak decidió probar la idea en Buenos Aires. Licenciada en Letras, docente y escritora, se convirtió en la pionera de esta movida literaria, contó a La Nación que “En el año y medio que llevamos en pandemia se abrieron nuevas bibliotecas al paso en distintos barrio y ciudades”. En el sitio de la red en Facebook aparecen fotos y datos de las más recientes. Una de ellas es la que se encuentra en la esquina de Maza y Pavón, a una cuadra de Boedo, que el domingo 1° de agosto organizó un encuentro en la vereda con lecturas, música y juegos para los chicos.
 
La biblioteca de Parque Chas fue construida con materiales reciclados: la estructura está hecha con pallets de madera y el techo con chapa, que evita que la lluvia arruine los libros. “La inauguramos en septiembre de 2016. Fue raro porque muchos pensaban que era una casa de pájaros o un tacho de basura. Aunque dice de manera clara ‘Biblioteca al paso. Lleváte un libro y dejá otro’, algunos no se acercaban porque no entendían o desconfiaban. Los que empezaron a educar a los adultos respecto al uso fueron los chicos. Me sorprendió y me emocionó cómo los niños explicaban a los grandes de manera muy natural en qué consistía el proyecto”, dijo Kreplak.
 
La casita de madera con fachada de acrílico que está sobre la calle Andonaegui pertenece a la comunidad de la escuela primaria Petronila Rodríguez. Funciona de la misma manera: cualquier persona, sea vecino o no, puede abrir la puerta, fijarse si algún título le interesa y llevárselo. La consigna general es que cada lector al paso deje otro libro. Así, la oferta de ejemplares se mantiene. En general, según cuentan los bibliotecarios o responsables de los proyectos, la mayoría cumple la regla.
 
Los impulsores de estas bibliotecas revisan frecuentemente si hay ejemplares, qué títulos nuevos aparecieron, cuáles volvieron. Sí, algunos circulan por varias manos e, incluso, por otras bibliotecas al paso y, en algunos casos, vuelven a su primer refugio. Algunos ejemplares traen sorpresas como señaladores, fotografías, invitaciones, tarjetas, flores secas.
 
La circulación libre de libros hace que resulte muy difícil establecer un “catálogo” de cada biblioteca. Hay días en los que la rotación es tan rápida que ni los responsables alcanzan a identificar qué títulos entraron y cuáles salieron. Un autor que siempre vuela es Julio Cortázar. También son muy buscados los libros infantiles y los títulos de escritores del barrio que se autopublican y suelen acercar sus materiales para compartir con los vecinos o los lectores al paso.
 
En el pasaje Praga de Parque Chas, entre Moscú y Belgrado, hay una heladera Siam roja en la vereda. En la puerta hay varios carteles. Uno dice: “Biblioteca libre de Praga”. Otro: “Te invito a leer conmigo”. Más abajo aparece uno con indicaciones: “Los libros están libres, sin candado. Se solicita a los lectores que, si pueden, disfruten de una publicación y donen otra”.
 
La Siam tiene dos puertas: en la de arriba hay menú variado para adultos, ordenado por género. En el espacio donde irían los huevos hay títulos en inglés; en los anaqueles hay cuentos y novelas, libros de historia, ciencia. En la puerta de abajo, donde se guardaban las frutas y verduras, están los platos preferidos de los chicos: cuentos, álbumes ilustrados, historietas. Según vecinos de la cuadra, durante los fines de semana es cuando suele haber más “tránsito” en ese pasaje súper tranquilo.
 
En agosto de 2017, Alma Scolnik tuvo una idea similar, en Colegiales, sobre Virrey Loreto al 3500, frente a una plaza con juegos infantiles, funciona el taller de arte de Alma. Junto a sus alumnos y docentes y otros vecinos de la cuadra construyeron la casa de madera pintada de colores, con una ventana circular de acrílico que permite espiar hacia adentro. En el frente está la leyenda común de la red: “Traé un libro y lleváte otro”.
 
La particularidad de la biblioteca al paso Taller de Alma es que, además de promover la lectura y la circulación de libros, antes de la pandemia organizaba encuentros con vecinos, a los que llamaban “veredazos”. En esas intervenciones callejeras intercambiaban libros, producciones artísticas, platos caseros. Además, los integrantes del taller intervienen algunos ejemplares con collages e ilustraciones que luego “sueltan”. Así surgen libros únicos.
 
Otra biblioteca al paso que tiene un público cautivo y organiza actividades gratuitas como charlas y lecturas es la de la calle Artigas al 2600, en La Paternal. La movida empezó en octubre de 2018, cuando un grupo de vecinos de ese barrio y de otros como Villa General Mitre y Villa del Parque convocó a sumarse a un primer encuentro para reunir libros. Marinés Gómez, bibliotecaria de la biblioteca popular Ramón Carrillo, ofreció un lugar en la vereda de su casa para instalar la biblioteca al paso Artigas. Motivados por la literatura, por compartir lecturas y generar un espacio de movimiento alrededor de los libros y la literatura fuimos sumando gente y ahora somos unos 25 integrantes”, contó a La Nación Graciela Ortega, profesora de literatura. “Construimos un hermoso mueble y empezamos a donar y a recibir libros con la consigna de quien pase por ahí abra las puertas, busque, elija un libro, se lo lleve y, si tiene la oportunidad de dejar otro en algún momento, que vuelva a pasar y lo deje. En general, la gente cumple con esta consigna, aunque no sea un requisito obligatorio. Es libre”.
 
Estas bibliotecas están abiertas todo el tiempo, no tienen horarios ni restricciones. “Funciona con la libertad de que hay libros disponibles en cualquier momento del día. Sabemos que hay habitués. También hacemos encuentros en la vereda, invitamos a los vecinos a compartir lecturas, narraciones, música, actividades para chicos. Incluso hemos invitado a algún escritor a presentar su libro, poetas y autores de literatura infantil como Istvanch”, agregó Ortega.
 
Con la aparición de la pandemia sumaron ideas como grabar audios con poesías para enviar a personas internadas. Las actividades se difunden por las redes (Facebook: Biblioteca al paso Artigas) y gracias al boca a boca. Ortega resume en espíritu del proyecto lector comunitario: “Seguimos con fuerza para adelante porque es un espacio que nos gusta cuidar y expandir. Nos parece que es una iniciativa muy necesaria en esta época”.


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