OPINIÓN

A pelear por la educación a la que le ajustaron por décadas

El jefe de Gobierno consiguió un fallo a la carta del Poder Judicial porteño y mandó a dar clases presenciales cuando hay un DNU federal que lo impide. El vicejefe Diego Santilli había concedido una interrupción de 15 días en el sistema educativo poco antes.

Werner Pertot


Soriano no lo hubiera escrito mejor: una Cámara de apelaciones a la que se conoce como “la Sala Amarilla” y que integra Nieves Macchiavelli -ex funcionaria de Mauricio Macri y hermana del secretario de Ambiente y operador todoterreno de Horacio Rodríguez Larreta, Eduardo Macchiavelli- sacó un fallo en el que dijo que, pese al DNU del presidente Alberto Fernández, tiene que haber clases presenciales en la Ciudad. A continuación, un domingo a las 22.30, el jefe de Gobierno dio una conferencia de prensa y dijo que habría clases en las aulas desde este lunes. No hay antecedentes de… bueno, de prácticamente nada de todo lo que acabo de relatarles.

Súmenle que a la jueza la recusaron por su obvia parcialidad e igual le puso el gancho al fallo. Súmenle que el distrito tiene los peores indicadores epidemiológicos del país. Y tenemos un cambalache que, si no fuera trágico, sería gracioso.

Vamos para atrás en el tiempo: es jueves y Larreta, ya con su traje de candidato a presidente puesto, sale a cuestionar las medidas que anunció el presidente para frenar la circulación exponencial del coronavirus en la segunda ola. Dijo dos cosas, en principio contradictorias: que le pedía una reunión a Alberto Fernández y, en simultáneo, que iba a ir a la Corte para intentar que siguieran las clases presenciales en la Ciudad. El presidente le dio la reunión para el siguiente día y se cruzaron reproches. No hubo acuerdo (nadie esperaba que lo hubiera) y Larreta dio una segunda conferencia de prensa con un tono extraño, en el que dijo que había que esperar al fin de semana. Era raro: él había ido a la Corte y el tribunal máximo no daba señales de juntarse en pleno fin de semana a resolver esto. Se sabe: los tiempos de la Corte son vaticanos. Además, algunos abogados comentaban que el Gobierno porteño olvidó pedir la habilitación para que se trate un fin de semana. De todas formas, había un aura en lo que decía Larreta que daba la idea de que él pensaba que algo iba a pasar en el fin de semana. Larreta negó que haya contagio en las escuelas, y también que haya crecido el transporte público por el regreso a clases. Los datos de la CNRT difieren con los del jefe de Gobierno, y son menos optimistas.

Dos cosas son muy curiosas en la campaña de Larreta como abanderado por la educación en plena pandemia. La primera es que salió a pelear con uñas y dientes por la educación, es decir, por un sector que su fuerza política sistemáticamente ha desfinanciado. Este año es el de menor participación de educación en toda la serie de gobiernos PRO. Para que quede claro: desde que llegó Larreta el presupuesto educativo cayó un promedio de un punto porcentual por año. En 2021, el presupuesto en educación representa apenas el 17,18 por ciento del total. Larreta, por supuesto, se lo atribuye al Gobierno nacional por el recorte de participación que Macri le había generosamente otorgado. Eso no explica las transferencias de recursos del Programa Sarmiento (computadoras para estudiantes de las escuelas públicas) a la dirección de Educación Privada, como la que se vio este año. Desde una perspectiva marxista, me dirán que lo que está cuidando Larreta es la rentabilidad de las empresas que se ve afectada si no hay donde dejar a les niñes. Y también, ya que estamos, la de los colegios privados. El furcio de Larreta en su conferencia de prensa del viernes (“colegios privados… primarios”) no ayuda a desmentir esa hipótesis.

Lo segundo curioso es que ellos mismos habían admitido como algo razonable que, ante la segunda ola, el sistema educativo frenara por dos semanas. Lo dijo el vicejefe de Gobierno Diego Santilli en el programa Crónica Anunciada de FM Futurock: “Vamos a tener casos y ahí vamos a tener que generar aislamientos en un aula. Y si viene la segunda ola, como le pasó al hemisferio norte del planeta, tendremos que tomar una interrupción de 10, 15 días, como ha hecho el resto del planeta”. Es decir, que hace algunas semanas consideraban razonable que se hiciera lo que ahora les resulta escandaloso y que los lleva a hacer una presentación ante la Corte.

Hay otra posible línea de explicación, que tiene que ver con las presiones que recibe Larreta del dúo Mauricio Macri-Patricia Bullrich. Apenas se conocieron las restricciones, esta última se mandó para Olivos a protestarle en la puerta al presidente. Pero lo del ex mandatario fue más sutil. Poco antes de que Larreta tomara una decisión, Macri le marcó la cancha con un tuit: “La improvisación e ineptitud, también en el manejo de la pandemia, han generado angustia y enojo en los argentinos. No hay dudas de que las escuelas deben seguir abiertas. Mi apoyo a la Ciudad para que actúe haciendo respetar su Constitución y su autonomía”. Este tuit, insisto, vino antes de que Larreta tomara la decisión de ir a la Corte. Fue una señal de que a Larreta, muchas veces, lo termina empujando –y, cuando no, conduciendo- el ala dura del PRO. Esta semana quedó más en evidencia que nunca.

Luego vino el show del domingo: la fiscal Karina Cicero dictaminó a favor luego de un fallo negativo en primera instancia y le pasó la pelota a la “Sala Amarilla”, que integran Marcelo López Alfonsín, Laura Perugini y Nieves Macchiavelli. Esta última fue recusada por el abogado Adrián Albor, pero le rechazaron el planteo por no ser parte de la causa y la hermana de un funcionario de Larreta intervino sin problemas en el fallo que le dio la herramienta al jefe de Gobierno para desafiar al Gobierno nacional. El dirigente del PTS Patricio Del Corro recordó que esa sala es la misma que tiene un cajoneado un fallo sobre las vacantes en colegios públicos –donde el respeto por los fallos judiciales y el interés por la educación de Larreta se esfuman- y también la que avaló los aumentos en el subte, pese a que entre los gastos para justificar esos incrementos incluían hasta cenas de los gerentes. También recordó que el Frente de Todos votó a esos jueces como parte de los acuerdos que tiene un sector de ese espacio con Larreta.

Con el fallo en la mano, Larreta llamó a una conferencia de prensa (que extrañamente ya había sido adelantada a varios periodistas antes de que se conociera el fallo) en la que anunció que las clases presenciales seguirán pese al DNU nacional. Ahora empieza una discusión jurídica en la que no me voy a meter, pero que incluye el hecho de que Larreta fue a la Corte y lo que está usando es un fallo de un tribunal porteño, ni siquiera federal. Y lo está usando en un momento muy duro de la segunda ola para generar más circulación en las calles, cuando el sistema de salud puede colapsar. Es una apuesta a todo o nada, con un proyecto presidencial de fondo.

COMENTARIOS