OPINIÓN

¿La culpa es de la coparticipación?

El jefe de Gobierno alegó que no hizo las obras necesarias para adaptar las escuelas a la pandemia por el recorte de coparticipación que tuvo la Ciudad en 2020. No obstante, la desinversión en educación viene de hace 14 años.

Werner Pertot


Mientras reina el desconcierto en el sistema educativo por un protocolo para el comienzo de clases presenciales que anunciaron menos de una semana antes del inicio, mientras cada directora o director, cada maestra o docente intenta ver cómo se las va a reglar para cumplir con normas que –a todas luces- son incumplibles (como evitar que niñas y niños de 3 años se acerquen a menos de 1,5 metros en una salita de 3x4), mientras algunos docentes o auxiliares se testean voluntariamente y descubren que estuvieron yendo a la escuela con COVID y nadie explica por qué los test no se hicieron semanas antes del retorno, mientras se hacen reuniones con familias en feriados porque ya no queda tiempo para nada, mientras todo esto ocurre, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, dio una conferencia de prensa para celebrar la alegría del retorno a clases presenciales. Dijo que ninguna escuela se cerrará si hay contagios. Y cuando le preguntaron por qué no hizo las obras necesarias para adaptar las escuelas a la pandemia en el año que tuvo para hacerlo con las escuelas cerradas, contestó que la culpa era de Alberto Fernández por recortarle la coparticipación a la Ciudad. Más de una década de recortes a la educación de las gestiones del PRO no lo dejan mentir a Larreta. ¿Qué tal si hacemos un repaso?

El PRO comenzó a gobernar a fines de 2007. Cuando llegó al Gobierno porteño la participación de la educación en la totalidad del presupuesto (esto es, qué parte de la “torta” se llevaba el presupuesto educativo) era del 27 por ciento. Tras unos pocos años de Mauricio Macri, ya había caído al 22 por ciento. El entonces jefe de Gobierno llegó al poder con un discurso contra los docentes (decía que eran vagos y tenían demasiadas vacaciones), que no se quedó en el discurso: ya su primer presupuesto establecía un recorte para las escuelas públicas en el área de infraestructura (que es por la que le preguntaron a Larreta) y subía en igual medida el presupuesto para las escuelas privadas. Estamos hablando de 2008, 12 años antes de la discusión por la coparticipación que tienen ahora Larreta y Fernández.

Esta tendencia a la baja de la infraestructura escolar continuó de la misma forma que hubo un alza constante de los subsidios a las privadas. Solo un año registró una suba para el presupuesto de las escuelas: cuando vendieron los terrenos de Catalinas norte. Pero, ¿saben qué hicieron? En lugar de sumar esa plata a la que ya estaba presupuestada reemplazaron el gasto corriente de varios años por el dinero que sacaron de la venta de terrenos públicos. Es decir que la venta de esos terrenos escondió un recorte aún mayor sobre la infraestructura escolar de las escuelas públicas.

Mientras todo esto ocurría, seguía el marketing: recuerdo al entonces ministro Esteban Bulllrich publicitando miles de obras en las escuelas. Ahora, si buscabas el listado de las obras, te encontrabas con que –por ejemplo- una “obra” era destapar un inodoro. Números inflados. También vendieron que habían construido decenas de escuelas. Una jueza –Elena Liberatori- les pidió el listado. Nunca lo pudieron aportar. Investigó un poco más y descubrió que las famosas escuelas eran todas (o en su enorme mayoría) construidas por gestiones anteriores. Lo dejó asentado en un fallo sobre el problema de las vacantes. Nuevamente, humo y espejos.

No hace falta decirles que, cuando fue presidente, Macri hizo cosas peores: eliminó la paritaria nacional docente, el presupuesto educativo cayó un 36 por ciento, y la inversión educativa cayó por debajo de lo que fija la ley, por mencionar solamente tres cosas. Pero volvamos a la Ciudad.

Larreta fue jefe de Gabinete durante todos esos años y –para sorpresa de nadie- cuando fue electo jefe de Gobierno continuó la misma tendencia. ¿Les conté que Macri disminuyó la participación de educación en el presupuesto hasta el 22 por ciento? Bueno, este año Larreta consiguió ganarle a su antecesor: la recortó al 17 por ciento del total. También metió un recorte de 371 millones al programa para entregar dispositivos digitales (computadoras) a los estudiantes de las escuelas públicas. ¿Fue por el recorte de la coparticipación? No, fue para enviarle ese dinero a la dirección que se ocupa de mandar subsidios a las escuelas privadas.

Y el área de infraestructura recibió un recorte, comparada con 2019, que supera el 70 por ciento. En ese contexto, y con ese historial, fue que Larreta -bajo el eslogan “Primero las escuelas”- dijo que el problema era el recorte de la coparticipación porteña. Ahora bien, si el dinero que le recortaron era para la Policía de la Ciudad, ¿no está reconociendo que Macri le pasó muchos más fondos que se usaban para otras cosas? ¿O fue su decisión no recortarle un peso a la policía y seguir ajustando la educación?

Igual, hay que decir que ese argumento seguirá siendo usado por los años de los años para cualquier ajuste educativo que les venga en gracia hacer. Ejemplo: la ministra Soledad Acuña frenó las obras y hasta la construcción de cuatro escuelas. ¿Cuál fue el argumento en las resoluciones? El recorte de la coparticipación.

Desde la oposición le cuestionaron las prioridades: el senador Mariano Recalde advirtió que hay un recorte de "1900 millones de pesos en infraestructura escolar pero va a destinar 1700 millones de pesos en la infraestructura de Costa Salguero". El dinero para la especulación inmobiliaria parece que no se toca.

Pero incluso surgen dudas sobre el dinero que sí se destinó al operativo para que haya un retorno seguro a las escuelas. Tal como contó Celeste del Bianco en Tiempo Argentino, el Observatorio de Derecho a la Ciudad (ODC) detectó que firmaron contratos con empresas de limpieza por 1000 millones de pesos y compró insumos por 50 millones para el regreso a las aulas. Suena lógico ese gasto: hay que proveer a las escuelas de jabón, alcohol en gel o diluido, papel en los baños, termómetros, mascarillas, barbijos, etcétera. El único problema es que cuando volvieron a las escuelas, los docentes comenzaron a denunciar que faltaba justamente todo eso. Así que les dejo esta pregunta: toda esa plata, ¿a dónde fue?

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