OPINIÓN

No hay plan, pero volvamos a las clases presenciales igual

El jefe de Gobierno anunció el regreso del cien por ciento de las clases presenciales, pero no presentó los detalles de cómo se hará de manera segura. Le pasó la pelota a las escuelas y a los sindicatos docentes.

Werner Pertot


Ya me voy quedando sin adjetivos para describir lo que está haciendo el Gobierno porteño con el regreso a clases presenciales. Hace una semana, decíamos que parecía jugar a obligar a los gremios docentes a decir que no se podía volver, porque las condiciones no están, de manera de no ser ellos los que tengan que dar las malas noticias. Esta semana que pasó se sumó una nueva: lanzaron el regreso a clases, pero dijeron que cada escuela tendrá que ver cómo hace para adaptar sus instalaciones –en las que no pusieron un peso en refacciones- para que sea seguro volver. Decía que a veces me quedo sin conceptos para describir estas cosas. Voy a tomar uno del docente y especialista en temas educativos Manuel Becerra: “Autonomía perversa”. Se les da a las escuelas una autonomía mayor para decidir, pero solo sobre decisiones imposibles. Y en las que, en verdad, debería dar una respuesta el Ministerio de Educación.

Y la conferencia de prensa que dieron Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña…. Uf, ¿por dónde empezar?  Anunciaron un cronograma por etapas, que en principio es una buena idea. Peeero decidieron que antes que nada vuelve el nivel inicial, es decir, en el que todo indica que va a ser más difícil que haya distanciamiento, tapabocas (¿intentaron que une niñe de 3 o 4 años use el barbijo por más de 5 minutos?), etcétera. Pero bueno, supongamos que –como dijo el jefe de Gobierno- están teniendo en cuenta la necesidad de apoyo en los cuidados a esa edad y cómo afecta la brecha de géneros. Es una suposición generosa. Veamos cuál es el plan:

¿Cómo vuelven? ¿En burbujas? No. Acuña planteó una definición novedosa de burbuja, en la cual un mismo docente va por distintos cursos hasta cruzarse con entre 100 o 200 personas. Una burbuja de mil personas. Notable. Como dijo la vicepresidenta primera de la comisión de Educación en la Legislatura, Lorena Pokoik, en un interesante hilo de tweets, “la única burbuja es en la que viven ellos”.

Plantearon también que los y las docentes y estudiantes que estén en grupos de riesgo o convivan con grupos de riesgo quedarán exceptuados y se armará como excepción un esquema de educación virtual. Fantástico. ¿Cómo los piensan reemplazar? Hasta donde pude averiguar, no estaban trabajando en nombrar suplentes. Es todo un gran “vamos viendo”.

Y acá llegamos a la parte más novedosa: sostuvieron que “la mayoría” de las escuelas están preparadas para la pandemia. La mayoría, ¿cuántas? ¿No tienen un número? ¿Están preparadas porque las prepararon, haciendo obras para que tengan mayor ventilación o poniendo medidores de CO2? No pude encontrar referencias de que haya habido obras en las escuelas durante el largo tiempo que estuvieron cerradas el año pasado. ¿Se habrán preparado solas? Y todavía no llegamos a la parte más creativa: aquellas escuelas que no vean viable por sus instalaciones cumplir con lo que se pide tendrán que proponer un esquema alternativo, pero con mínimo de cuatro horas de clases presenciales. Es increíble: son las escuelas las que tienen que proponer cómo se va a cumplir el regreso a la presencialidad en pandemia. Es un gigantezco “arréglense como puedan” de parte del Gobierno de Larreta.

Pero la cosa sigue: reabrir las escuelas implica movilizar a un millón de personas, que en buena parte usan el transporte público. ¿Cómo se piensan organizar? Dejemos de lado el pedido amable de que se compren una bicicleta. Dijeron que estudiantes y docentes tendrán prioridad para viajar en el transporte público en los horarios de ingreso y egreso a las escuelas. ¿Ustedes se imaginan lo que va a ser eso? Citando de vuelta a Becerra: “Voy y me encuentro con otro laburante, y ¿qué le digo? Soy docente, subo primero. Pero si el tipo no sube pierde el presentismo o directamente lo rajan”. ¿Quién va a ordenar eso? ¿El colectivero? “¿Y cómo me va a identificar? –continúa Becerra en un reportaje que le hice en FM La Patriada- Los docentes de primaria tienen delantal blanco, pero yo –que soy de secundaria-, no. Mi recibo de sueldo no dice ‘docente’. ¿Cómo proponen identificar a los docentes.” Nada de esto se pensó bien.

Pero esperen: en la conferencia, dijeron que van a colocar carteles en las paradas para explicarle a la gente lo que tiene que hacer. Listo, resuelto el problema…

Todo lleva a que los gremios rechacen el retorno sin plan y a que empiecen a pensar en medidas de fuerza, que el Gobierno porteño está más que esperando. De hecho, Acuña no hizo más que escalar asegurando que, si hacen paro, les descontarán los días no trabajados.

Un último dato: según la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), si en un distrito durante la última quincena hubo más de 200 nuevos casos de covid-19 cada 100 mil habitantes, hay alta peligrosidad. ¿En CABA saben cuántos hubo? 676 casos cada 100 mil habitantes. Agárrense fuerte para cuando se sume el movimiento del comienzo de clases.

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