OPINION

"Más casos de COVID y más reaperturas en las escuelas", por Werner Pertot

Siempre resguardados en los números a la baja en la Ciudad, anunciaron nuevas reaperturas. La ministra Acuña hasta habla del regreso a clases en febrero. Algunos números no cierran.

El Gobierno porteño hace ya unos meses puso el norte en el retorno a clases, una demanda de madres y padres hastiados de la cuarentena, y no parece que vaya a sacarlo de allí, no importa que ocurra. Si la semana pasada hablábamos de un caso de COVID en las escuelas, ahora ya los gremios docentes denuncian que son cinco. Es lógico que ocurran, pese a que los trolls del PRO se dediquen en Twitter a gritar que las escuelas no son foco de contagio, sino de detección, y otros insultos a la inteligencia por el estilo. La ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, llegó a hablar de un retorno a clases en febrero de 2021 con cien por ciento de presencialidad. Ojalá me equivoque y las cosas estén como para que eso se pueda dar sin problemas. Lo que me preocupa es que no parece haber margen para una marcha atrás en ese plan: las clases vuelven o vuelven. El Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta chocó con el nacional durante semanas por el retorno a las aulas, hasta que finalmente obtuvo luz verde del ministro de Educación, Nicolás Trotta, para avanzar con el plan de “revinculación educativa”. Todo ocurrió a espaldas de los docentes, que advertían que no estaban dadas las condiciones para volver, que no se entendía la propuesta pedagógica y que parecía ser todo más para la foto que para otra cosa.

Igual, se avanzó: primero con quinto año de la secundaria, luego con séptimo grado de la primaria y ahora con sala de cinco de jardines de infantes. En las próximas semanas se sumarán los primeros y segundos años de secundaria. En todos los casos, con grupos burbujas, con protocolos y para “actividades no educativas”. La semana anterior advertimos por acá que había habido un primer caso de COVID de un trabajador de limpieza en una escuela.

(Paréntesis: hubo un simpático intento de trolleo a la columna anterior por parte de las cuentas de Twitter fantasmas del PRO con un argumento novedoso: que el trabajador no se contagió en la escuela sino en su entorno familiar. Llamativo el uso de los trolls para decir semejante estupidez e intentar desmentir algo que, por otro lado, la columna no decía. De perogrullo: se contagió en su entorno, pero después fue a una escuela pública porque hubo una decisión de reabrirla y, si no lo detectaban a tiempo, podría haber contagiado a más personas. Si se quedaba en su casa, nada de esto ocurría.)

En el camino, quedó un pedido de informes de la legisladora Lorena Pokoik que quiere saber si ese trabajador pertenecía a una empresa tercerizada contratada por el Gobierno porteño. Sería interesante tener esa información. Mientras tanto, siguen las reaperturas y con ellas, como es lógico para cualquiera menos para los trolls, una mayor exposición.

Si hacía falta una muestra de esto, la tuvimos la semana que pasó. El miércoles la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE-CTERA) denunció que hay cinco nuevos casos de covid-19 positivo en escuelas porteñas: una auxiliar casera en la Primaria 10 del Distrito Escolar 11, una auxiliar de cooperativa de la Técnica 15 del DE 5 y dos auxiliares y la asesora pedagógica de la Técnica 14 del mismo distrito. La secretaria de Educación Técnica de la UTE, Cristina Rubio, dio detalles: "Lo más grave de lo que pasó en la Técnica 14 es que por primera vez hay una docente, que estuvo en contacto con muchos chicos, que dio positivo. Las burbujas de Larreta y Acuña están empezando a estallar". La legisladora Pokoik volvió a mandar pedidos de informes sobre esos casos. Y acotó: “Un dato a tener en cuenta, ocho instituciones no abrieron sus puertas por falta de insumos de limpieza, y otras 16 por falta de alumnos. Asimismo en una escuela artística se tuvo que suspender la burbuja ya que solo había asistido una sola estudiante”.

Saliendo de las pavadas que se leen en Twitter, lo que está en debate es si hay que reabrir o no el sistema educativo en estas condiciones. El Gobierno porteño piensa que sí. Los gremios docentes como UTE-CTERA plantean que no. Hay argumentos de un lado y el otro que pueden ser atendibles, pero lo que es absurdo es sostener que reabrir no trae un mayor nivel de circulación y la posibilidad de mayores contagios. El principal argumento, por el momento, de la gestión PRO –el más sólido, a mi parecer- es que la curva viene en descenso y, sobre todo, que la ocupación de camas en terapia intensiva está baja (menos del 37 por ciento).

En ese contexto fue que Acuña indicó que las clases volverían en febrero de 2021. En rigor la ministra hablo de "dos escenarios posibles" para el ciclo lectivo del año próximo. "El de máxima, que es al que apuntamos, es lo mismo que pasó en otros países, cuya curva descendió y pudieron volver después del receso de verano con todos los chicos dentro del aula de forma completa, con protocolos de seguridad, pero cien por cien presencial", remarcó. El otro sería semipresencial, con burbujas y por turnos en la semana. También anunció que habrá clases en enero para "aquellos chicos y chicas que no hayan podido acreditar que alcanzaron los conocimientos esperados para este año".

La ministra también dejó un dato sobre cómo está funcionando la “revinculación educativa”. Dijo: "En las escuelas que hemos abierto para séptimo grado de primaria y quinto y sexto año de la secundaria, tenemos un porcentaje de presentismo altísimo. Te diría que hasta mayor que en las épocas de cursada normal”. Me interesó ese punto que mencionó. Al punto de que pregunté en el Ministerio de Educación porteño si estaban los datos de presentismo que mencionaba la ministra. Tristemente, me dijeron que los datos no estaban disponibles. Entonces, ¿en qué se basó la funcionaria para decir eso?

Los gremios docentes hicieron su propio relevamiento (sobre una muestra de unas 40 escuelas) y los números son muy bajos. Algunos ejemplos: a la escuela escuela 4, del Distrito Escolar (DE) 1 fueron 3 chicos en total. En otra del Distrito Escolar 5, la número 2, había inscriptos nueve estudiantes y no fue ninguno. Varias no pudieron reabrir en su primer día por falta de termómetro para controlar. En la escuela 4 del Distrito Escolar 9, fueron 9 estudiantes a la mañana y uno solo a la tarde. Tiene una matrícula de 6400 alumnos y alumnas.

En conclusión, no parece haber una avalancha de padres y madres mandando a sus hijos a este experimento de regreso a las escuelas. La “revinculación escolar” no parece estar teniendo demasiado sentido, por lo menos en términos cuantitativos. Te lo confirman los maestros y maestras: son pocos los que van y no hay una función pedagógica clara. También algunos advierten sobre las dificultades de la cursada virtual a largo plazo. Lo que me lleva al punto más polémico de esta columna: si bien la revinculación no está sirviendo, y tal vez era demasiado pronto para arrancar de vuelta con la reapertura, lo cierto es que las clases presenciales en algún momento tienen que volver. Por supuesto que no tengo claridad sobre cuándo es ese “en algún momento”. Tal vez febrero sea pronto, pero me resulta imposible pensar en un paréntesis que dure hasta que esté inmunizada toda la población. Lo que sí creo es que esa discusión se tiene que dar con los gremios docentes formando parte del debate, así como con otros sectores de la comunidad educativa. Es demasiado importante lo que está en juego para que se resuelva entre cuatro paredes.

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