CIUDAD

"El conflicto entre el Gobierno nacional y Larreta vuelve a asomar", por Werner Pertot

La semana pasada lo cuestionó el presidente por la cantidad de camas en la Ciudad. Larreta no contestó. Carrió lo hizo por él. Una relación que fluctúa y que seguramente se irá deteriorando.

Werner Pertot
La guerrita entre Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta va volviendo de a poco. Fue en otro mundo, pero también fue este año: comenzaban las tensiones porque el presidente estaba decidido a recortar la coparticipación de la Ciudad y el Gobierno porteño se resistía. Todo eso quedó en suspenso durante buena parte de la pandemia, cuando Fernández y Larreta se mostraron alineados ante una situación inédita. Pero, de a poco, la guerrita va retornando. El presidente lo cuestionó por la cantidad de camas en la Ciudad y cómo el PAMI debe enviar adultos mayores a la provincia de Buenos Aires. El ministro de Salud, Fernán Quirós, le contestó, básicamente, que estaba mal informado. Y que un 20 por ciento de los que ocupaban camas eran “no residentes” (otro nombre para bonaerense). En tanto, Elisa Carrió salió a alertar sobre un ataque del kirchnerismo al jefe de Gobierno. Todo es, por ahora, de baja intensidad. No será seguramente así por siempre.

Lo que desató la última polémica no fueron ya los dichos de algún funcionario bonaerense, que cuestionaba cómo la Ciudad se despega de la provincia de Buenos Aires y tiene un esquema de reaperturas más laxo. No: esta vez fue el presidente el que, en un párrafo aparte en la inauguración de un hospital bonaerense, indicó que el PAMI debe derivar a provincia porque en la Ciudad no les dan camas. También salió la directora del PAMI, Luana Volcovich, a ratificar esto con cifras.

Larreta optó por no escalar con una respuesta de su propia boca. Es la estrategia que viene teniendo y que, considera, le viene rindiendo buenos frutos en las encuestas: no mostrarse antagonizando con el presidente, por lo menos, mientras Fernández siga conservando una importante imagen positiva. Si las encuestas cambian, la estrategia también puede cambiar. Pero que Larreta mantuviera silencio no significa que no haya habido respuesta. Por un lado, los medios amigos dejaron trascender que el PAMI no consigue camas para adultos mayores en la Ciudad porque no le paga a los prestadores (públicos y privados). Por otro lado, más oficialmente, salió Quirós a señalar que eso es una decisión del PAMI, que no es cierto que no haya camas para adultos mayores y, como quien no quiere la cosa, tiró también el dato de cuántos bonaerenses usan los hospitales porteños. Sostuvo que en la Ciudad viven cerca de 450 mil adultos mayores con PAMI, de los cuales un tercio posee convenio para atenderse en sanatorios públicos porteños y el resto son derivados. No llegó a los extremos del varias veces renunciante ministro de Salud de Macri, Jorge Lemus, quien empezó su gestión en 2008 diciendo que había que pensar si no restringir la atención a los bonaerenses.

La discusión, por ahora, no escaló. Pero esconde detrás una preocupación que todos observan: la cantidad de camas en terapia intensiva de la Ciudad y la posibilidad de que en algún momento no sean suficientes, como ya ocurrió en otras partes del mundo (empecemos diciendo que ojalá no tengamos que vivir algo así en ninguna parte del país). Esto lleva a otra discusión que es la de cuán estricta debe ser la cuarentena. ¿Se pueden seguir reabriendo actividades, mientras los números de contagios siguen tan altos? Confieso que no tengo la respuesta, pero sí muchas dudas. Hay un artículo muy interesante del médico Juan Carlos Tealdi que le discute a Quirós los números que viene dando para tranquilizarnos y justificar las reaperturas. Tealdi hace un relevamiento sobre algunos hospitales porteños:

*Al 4 de agosto, “si sumamos todas las camas consideradas de terapia intensiva (Covid y No Covid), el Santojanni tenía 38 y 37 de ellas ocupadas: el 97.37 por ciento”.

*”El Hospital Penna tiene 24 camas UTI (20 para Covid y 4 para No Covid), todas están ocupadas desde hace semanas”.

*”El Hospital Durand tiene 27 camas de terapia intensiva (23 para Covid y 4 para No Covid) sin incluir guardia, shock room y UCO. El 4/8 todas estaban ocupadas y 18 pacientes estaban en respirador.”

*”El Ramos Mejía ofrece buenos números si se cuentan como UTI a las 10 camas habilitadas en el shock room: sobre un total de 29 camas, al 4/8 tenía 21 camas libres, con una ocupación del 72.41%. Si no contamos las camas del shock room, la ocupación es del 84.21% (16 de 19).”

No son números que ofrece Tealdi para buscar genera pánico, pero sí para repensar qué hay de fondo en esa discusión entre Ciudad y Nación. Y también otras deudas en el sistema de salud, como la cantidad de médicos para atender a los pacientes en terapia intensiva, además de las deficiencias en la infraestructura que no desaparecieron por arte de magia tras años de desfinanciamiento de los hospitales públicos (que, esperemos, de aquí en más, se revierta). Esto debería a llevar a las autoridades a pensar qué deberían hacer desde el Gobierno porteño en las siguientes etapas de la pandemia. El domingo, en su informe oficial, Quirós afirmó que, en un panorama global, el sistema tiene un 67 por ciento de ocupación: 300 camas de 450. Con los números de contagios diarios, quizás se está siendo demasiado optimista.

CODA

Un tema que no quiero dejar pasar: Larreta no vetó la adhesión al protocolo ILE, pero sí le agregó una serie de anexos para congraciarse con la Iglesia y con el voto antiderechos. El contenido de esos anexos no guarda relación con la ley votada en la Legislatura hace un mes, ni con el protocolo nacional al que adscribió. En general, los cambios tienden a generar mayores obstáculos para acceder a una Interrupción Legal del Embarazo: la posibilidad de que existan objetores de conciencia institucionales, la obligación de que intervenga un equipo interdisciplinario para evaluar cada caso e incluso, el intento puesto por impreso de que se busque disuadir a la persona gestante e invitarla a sumarse a programas públicos de acompañamientos a embarazadas, y la limitación del plazo gestacional a la semana 24, cosa que no estaba en el protocolo nacional al que –de nuevo- se supone que están adhiriendo. Una vez más, esto no es nuevo: el mentado Lemus pasó por una polémica similar en tiempos de Macri como jefe de Gobierno al establecer otro protocolo restrictivo, que decía cosas que la Corte Suprema no había planteado en su momento. No obstante, no se podía esperar algo distinto de un jefe de Gobierno que consagró la Ciudad “al Corazón de Jesús” como lo hizo Larreta. Habrá que seguir insistiendo para que los derechos no sean tutelados.

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