OPINIÓN

“Un encuentro del jefe de Gobierno y sus adversarios que dejó muchas conclusiones”, por Werner Pertot

Larreta y sus opositores mostraron las dos caras de la pandemia: la necesidad de unidad de los distintos sectores políticos ante una crisis sin precedentes y las falencias que sigue arrastrando el Gobierno porteño.

Werner Pertot


Horacio Rodríguez Larreta hizo el gesto de recibir y escuchar a todos los sectores políticos que tienen representación en la Legislatura porteña. Solamente no asistió la legisladora del espacio de Luis Zamora, que exigía que el encuentro fuera público y transmitido en vivo por la prensa. Según todos los relatos, el clima fue de cooperación. Eso no impidió que desde los distintos sectores opositores le señalaran las falencias que vienen observando por parte del Gobierno porteño (viandas escolares, combate del dengue, personas en situación de calle). Para algunas, Larreta tuvo respuestas. Para otras, no. La reunión muestra dos conclusiones: la más obvia, que la crisis sin precedentes obliga a los distintos sectores políticos a abandonar cierta lógica de confrontación, al menos, por el momento. Y la otra: que los problemas que arrastra la Ciudad desde la época de Mauricio Macri ahora se notan más y hasta se profundizan. Ojalá se saliera de esta crisis con una revalorización del sistema de salud público, ampliamente postergado.

El encuentro entre Larreta y sus distintos sectores opositores (peronistas, kirchneristas, de izquierda, etcétera) dejó esta doble lectura. Por un lado, lo grande de la pandemia hizo que hasta los legisladores del FIT asistieran al encuentro (lo que no les impidió, por supuesto, expresar sus posiciones históricas de defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadores de la salud, como enfermeras, residentes y concurrentes). No hubo fuertes choques. La mayoría se puso a disposición ante una crisis global que todavía no llegó a su pico en la Argentina ni en la Ciudad de Buenos Aires, que será uno de sus epicentros –según comentó Larreta- entre fines de abril y principios de mayo. La dinámica de un encuentro cada 15 o 20 días entre el jefe de Gobierno y los dirigentes opositores con representación parlamentaria es fruto de esta época de crisis. Algunos consideran que debería continuar sin la amenaza de virus desconocidos. No desacuerdo con esa lectura, siempre y cuando que los diálogos sean fructíferos y no se conviertan en meras puestas en escena donde no se cambia ni se resuelve nada. Lo digo porque muchos sectores tienen experiencia de cómo el Gobierno porteño, en las audiencias públicas que debe convocar por ley, pone el teatro para mostrar una escucha que no es tal. Las críticas a muchas de sus medidas no modifican un centímetro el rumbo. Veremos si esta lógica política –que no es solo propia del PRO- alguna vez cambia (uno nunca pierde las esperanzas).

El otro costado de la reunión mostró, eso sí, que muchas de las falencias que hace años se le señalan al Gobierno porteño, vuelven a aparecer ahora con una costado más urgente. Por ejemplo, hace años que hay una polémica por el número de personas en situación de calle y por las políticas para asistirlas. Ahora esta discusión volvió con más fuerza ante la pandemia. Larreta pudo responder en el encuentro que abrieron dos nuevos paradores para aislar a personas en situación de calle que presenten síntomas y que va a haber un tercero.

Más le costó responder ante los reclamos por las viandas escolares, que generan aglomeraciones de padres y madres para recibirlas y cuya calidad viene en descenso. Desde la ONG Vacantes para [email protected] reclamaron porque cambian de manera inconsulta las escuelas en la que las entregan, obligando a las familias a hacer un peregrinaje forzoso para encontrarse con la comida de sus hijas e hijos. Desde esa organización de madres y padres recordaron que el sistema de alimentación está privatizado y se preguntaron: “Los fondos destinados a los concesionarios ¿a dónde irán a parar? Si la comida no se entrega en las escuelas exigimos que se entregue en paradores y esquinas de la Ciudad para personas en condiciones de vulnerabilidad social. Que las empresas amigas del gobierno que se enriquecen año tras años con las millonarias licitaciones no se queden con el vuelto. Que esa comida no desaparezca”.

Volviendo a la reunión con los opositores, fueron varias y varios los legisladores que recomendaron reemplazar las viandas por bolsones de alimentos que se puedan retirar o semanal o quincenalmente y que no generen ese tipo de concentraciones de personas, que es lo que se está tratando de evitar. La respuesta en ese caso fue que iban a estudiar la medida (y finalmente hacia allí apunta la política en las escuelas).

Mientras tanto siguen creciendo los casos de dengue en la Ciudad: la semana pasada, se duplicaron. Este es otro problema que afecta particularmente las barriadas postergadas del sur de la Ciudad y para la cual el jefe de Gobierno debe buscar soluciones: se lo exigieron tanto los jefes de bloque de la Legislatura como los comuneros de la zona sur que también recibió esa misma semana y que le plantearon dos urgencias: el dengue y el hambre. A nivel país ya son más de 2900 los casos. Un costado a no olvidar.

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