OPINIÓN

Coparticipación porteña: la negociación en danza que podría terminar en guerrita

El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, viene haciendo lo imposible por no remedar la relación conflictiva que tuvo su antecesor con un Gobierno nacional peronista. Las discusiones sobre la rebaja de coparticipación lo muestran intentando evitar ir a una batalla total.

Werner Pertot
En épocas de Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner, una rebaja a la coparticipación porteña hubiera desatado una guerra termonuclear. Pero los tiempos parecen haber cambiado: la filtración hace poco más de una semana de que el gobierno de Alberto Fernández va a rebajar en aproximadamente un punto la coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires –que Macri antes había subido en casi dos puntos y medio- aceitó los reflejos negociadores de ambos Gobiernos. También mostró que hay una línea rupturista que comanda el ex presidente y tiene como su principal exponente a la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y que no es la misma que la que plantea Horacio Rodríguez Larreta. Se van configurando las estrategias opositoras, mientras que la negociación para ver cuánto le recordarán sigue en curso.

Alberto Fernández había aclarado desde un comienzo que pensaba modificar el reparto de la torta en beneficio de las provincias. Lo dijo en la campaña. Lo reiteró como presidente electo. Se lo dijo a Larreta en la primera reunión que tuvieron. So no surprise there.

No obstante, las negociaciones venían lentas y en el Gobierno porteño imaginaban que la discusión iba a llegar más adelante. En ese sentido, el Gobierno nacional los agarró medio de sorpresa. Vayamos al backstage de cómo trascendió la noticia. Jueves de la semana anterior. Reunión entre el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, la funcionaria encargada de la relación con los distritos, Silvina Batakis, por el lado de la Nación, y por el lado de la Ciudad, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, y el ministro de Hacienda, Martín Mura. En ese encuentro, De Pedro les avisó que estaban estudiando cambiar por decreto la coparticipación de la Ciudad (Macri también la subió por decreto, por lo que un decreto mata a otro) y la reunión terminó mal. Eso sí, concluyó con la idea de que al día siguiente se juntaban a seguir negociando.

Pero alguien –obviamente ninguna de las partes se pone de acuerdo en quién- lo filtró a los medios de comunicación, que es la manera de que estas cosas escalen y estallen. En seguida la línea dura del PRO salió a quemar todos los puentes. La encargada de eso –y lo bien que le sale, hay que decirlo- fue Patricia Bullrich. El traspaso de funciones es con recursos. Cambiar las reglas de juego y sacarle la coparticipación a CABA cuando presta el servicio de Policía es una clara extorsión. Vuelven al látigo y la billetera contra las provincias y CABA. #NovuelvenMejores ", lanzó la ex ministra de Seguridad, en plan de polarizar y polarizar. La línea del Gobierno porteño contrastó muy fuertemente con este llamado a la guerra total. ¿Por qué? Al día siguiente de esa reunión fallida, cuando ya se empezaban a sentir los ecos de un conflicto in crescendo, varios funcionarios del Gobierno nacional –se dice que, entre ellos, el presidente Fernández- hablaron con Larreta para advertir que todavía la negociación no había concluido y que no había que convertir eso en un casus belli. Santilli salió poco después a contener a la tropa porteña, que estaba ya saliendo a criticar a diestra y siniestra la medida.

Y Larreta emitió una serie de tweets bajándole el tono a la disputa: "Quiero ratificar una vez más mi vocación de seguir manteniendo un diálogo constructivo e institucional con el Gobierno nacional. Vamos a seguir avanzando en este sentido para encontrar entre todos la mejor forma de trabajar por el bien común de los argentinos", prometió Larreta en un tono muy distinto al que buscaba Macri. Alberto Fernández hizo lo mismo ante periodistas acreditados en Casa Rosada: “Está todo bien con la Ciudad. Estamos conversando. Todos saben que tenemos que ajustar y ordenar cuentas, ya lo hablé con el jefe de Gobierno”.

Las señales de distención recondujeron la discusión de la coparticipación al lugar del que no deberían haber salido: a un encuentro entre funcionarios de ambos gobiernos. Eso sí, cada uno se ocupó de instalar públicamente sus argumentos. Desde la Nación, recordaron que la coparticipación de recibe la Ciudad de Buenos Aires la aumentó Macri en su presidencia en 2,35 puntos porcentuales con el argumento de que era el dinero por la transferencia de la Policía Federal a la Ciudad. También advirtieron –como se hizo en su momento- que las cuentas no cerraban: el costo de la policía era menor a la transferencia que hizo Macri. Y salieron a coro los intendentes del conurbano a recordar las diferencias históricas de presupuesto que tienen con la Ciudad de Buenos Aires. También algún que otro gobernador.

También advirtieron desde Nación que, aún con una rebaja de un punto porcentual, la coparticipación de la Ciudad sigue quedando en un nivel más alto que en 2015. Y que la Ciudad tiene compensaciones por el lado de la marcha atrás del traspaso de Edesur y Edenor y por la suspensión por un año del Pacto Fiscal que en su momento firmaron con Macri. Eso les permitiría recuperar algo así como medio punto porcentual de coparticipación, según los cálculos del Gobierno nacional.

Del lado de la Ciudad, argumentan que tendrán que pagar mayores subsidios por frenar la tarifa del subte –aunque es debatible si la tarifa está atrasada-, y advierten que no van a aceptar una rebaja de un punto, que son unos 35 mil millones de pesos. “Calculamos que terminará siendo un cero coma algo, por ejemplo, un 0,3 por ciento”, dijeron. Buscan, además, otras compensaciones, por ejemplo, desde la obra pública.

El análisis que hacen algunos dirigentes porteños cercanos a Larreta es que se llegara a un acuerdo con el Gobierno nacional. “Macri está en la línea de rompamos todo. Nosotros no nos podemos pelear así, y menos cuando recién empieza el gobierno de Alberto y tiene todo su capital político”, calculaban desde el PRO porteño. Es tiempo, entonces, de buscar una negociación más tranquila y acordar una rebaja que puedan aceptar. Para pelearse, ya habrá tiempo más adelante.

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