SALUD INFANTIL

Las caries son graves en un tercio de los chicos de primer grado

Este dato surge de un programa que ejecuta la Facultad de Odontología de la UBA en escuelas públicas. Ciertos hábitos alimentarios, un cepillado inadecuado y falta de acceso a la atención, son las principales causas.


La salud bucal de los chicos de primer grado de escuelas públicas porteñas es preocupante. En un tercio de los alumnos (unos 6000), las caries son tan graves que hay que indicar una extracción o un tratamiento de conducto. Los datos surgen de un convenio que ejecuta la Facultad de Odontología de la UBA. Ciertos hábitos de alimentación, un cepillado inadecuado y falta de acceso a los tratamientos están entre los factores de riesgo. La situación afecta más a los chicos de la zona sur.
 
"Nos preocupa y, a la vez, nos alarma el poco acceso a la atención odontológica que tienen los alumnos en edad preescolar y escolar de la Ciudad cuando no tienen acceso suficiente a los cuidados que necesitan, ya sea porque tienen una cobertura que no llega a cubrir las expectativas odontológicas o no usan el sistema público de salud, que también carece de un sistema de atención odontológica adecuada", explica a La Nación Pablo Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología de la UBA.
 
"Vemos chicos de primer grado con un índice cariogénico altísimo, un índice de pérdida de dientes también muy alto o, en algunas de las comunas en las que intervenimos, ya con una o dos piezas dentales con indicación de tratamiento de conducto", agrega Rodríguez.
 
De los alumnos a los que se les indica atención, apenas el 2% efectivamente reciben el tratamiento que necesitan, de acuerdo con un relevamiento que hace la cátedra de Odontología Preventiva y Comunitaria. Ante este escenario, la Legislatura porteña aprobó la semana pasada la ley que crea el Plan Integral de Salud Odontológica para los chicos en la jurisdicción.
 
El proyecto inicial redactado por la Facultad de Odontología, que recayó en el despacho del legislador Marcelo Guouman (Evolución), se concentraba en atender la urgencia: crear un plan anual de aplicación de barniz de flúor de uso profesional para controlar y prevenir caries, junto con educación en el cepillado adecuado de los dientes, cambios de hábitos alimentarios para cuidar la salud bucal y acceso a los tratamientos odontológicos necesarios para corregir las lesiones no tratadas.
 
La medida se aconseja para los chicos de primero a séptimo grado de las escuelas primarias públicas y privadas. La aplicación iría incrementándose hasta lograr, en los próximos siete años, la primera masa de población con una buena protección de la dentición definitiva.
 
La ley que se votó deja en manos del Ejecutivo porteño la elaboración de "un programa para la aplicación y la implementación de la vacunación con barniz de flúor de alta concentración" y la implementación de "una política vacunatoria en el primer molar permanente". También contempla la formación de los chicos en las medidas de higiene y los hábitos alimentarios que ayudan a prevenir la formación de caries desde temprana edad.
 
"La caries es una de las enfermedades prevalentes en la población escolarizada. Conscientes de que el problema es multicausal y complejo, un plan de topicación con barniz de flúor mejorará la calidad de vida de los alumnos de las escuelas públicas", dice Guouman.
 
Aldo Squassi, vicedecano de la Facultad de Odontología y coordinador del programa, explica a La Nación: "La caries es una enfermedad que ocurre por la alteración ecológica de los microorganismos de la boca debido al cambio de la dieta. Cuanto mayor sea el consumo de carbohidratos fermentables, mayor será la probabilidad de que ese desequilibrio favorezca el crecimiento en la boca de microorganismos productores de ácidos. Es como darles más de comer a esos microorganismos que producen ácidos".
 
Está demostrada la asociación que existe entre las enfermedades bucales y el estilo de vida que eleva el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. "La boca es la vía de entrada de muchas enfermedades. Hay una relación entre la enfermedad periodontal o de las encías y los problemas cardíacos. Una boca que empieza mal de chicos no mejorará si no se interviene rápidamente. En salud pública, es más caro curar que prevenir. Con las caries, enseguida aparece la enfermedad, y con esto, a la vez, enfermedades sistémicas", sostiene Rodríguez.
 

Por el convenio, se produce información anual de unos 18.000 alumnos de primer grado. El Gobierno de la Ciudad le paga al programa $ 125 por cada hora que entre ocho y nueve odontólogos recorren de lunes a viernes las escuelas de las distintas comunas. Las tareas de campo no solo incluyen revisar, con autorización previa de los padres, la boca de los chicos para poder revelar las caries en esa población, sino también brindarles información con recomendaciones y, cuando es necesario, hacer una derivación al Centro de Salud de Atención Primaria (CeSAC).
 
En la facultad, se geolocalizan los datos y se elabora un índice de necesidad de tratamiento (INT), que permite determinar cuántos chicos no necesitan tratamiento; cuántos, un arreglo común, y cuántos, procedimientos que demandan más recursos por su complejidad. En los últimos tres años, se evaluaron 42.000 alumnos.
 
Los resultados revelan que dos tercios de los chicos de seis años de la Ciudad tienen caries que necesitan atención convencional, con instrumental básico. Pero en la mitad de ese grupo la lesión es tan grave que hay que extraer o hacer un tratamiento de conducto en por lo menos una de las piezas dentales.
 
Las Comunas 1, 4, 7, 8 y 9 tienen los INT más altos: seis de cada 10 alumnos de primer grado tienen caries graves, con dolor, y que a veces los obligan a faltar a clases. Es la zona sur de la ciudad. En el largo plazo, como serían los siete años de la primaria, los programas de aplicación de barniz de flúor pueden reducir un 60% el incremento de caries.
 
"Es un esquema preventivo, no tan invasivo en las escuelas, y los chicos se van familiarizando con el odontólogo. Este tipo de barniz se aplica con la boca húmeda y actúa durante unos ocho meses, por eso hay que repetirlo anualmente. Si las caries tienen un efecto desmineralizante, el flúor automáticamente lo revierte. La aplicación es más simple y no requiere ir a un consultorio. La única indicación que se hace es que los chicos no se cepillen los dientes durante 12 horas ni coman nada pegajoso", explica Jorge Pasart, coordinador de Práctica Social Educativa de la UBA.
 
 
 


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