MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Un genocida pampeano, condenado a 25 años y con prisión domiciliaria, fue visto suelto en Flores

Luis Baraldini, jefe de la Policía de La Pampa durante la dictadura y condenado por delitos de secuestros y torturas contra 214 personas, fue identificado por una víctima en una calle de Flores. Está con prisión domiciliaria y antes permaneció prófugo por años.



Hace poco más de un mes el ex jefe de la Policía de La Pampa durante la última dictadura, Luis Enrique Baraldini, fue condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad: delitos de secuestros y torturas cometidos contra 214 víctimas. Goza de un régimen de prisión domiciliaria pese a haber estado prófugo. Y este miércoles fue visto en plena calle, en Flores.

“Baraldini fue visto por una víctima de la Sub Zona, el genocida estaba absolutamente solo sobre la calle avenida Rivadavia 6647 en el barrio de Flores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sentado en un asiento de cemento sobre la vereda del Banco Piano, con un atuendo descontracturado y revisando sus mensajes de celular. La dirección está a sólo tres cuadras en donde el genocida fijo en la instrucción su domicilio particular”, señalaron desde el Movimiento Popular Pampeano por los Derechos Humanos.

El represor fue condenado el 16 de agosto. Los jueces decretaron su detención inmediata. pero como los defensores apelaron el fallo siguió en la situación que estaba al empezar al juicio, con prisión domiciliaria. Solo puede salir con un permiso por cuestiones médicas y acompañado por un tutor, su hija o su yerno, el abogado Omar Cayre, según consignó El Diario de La Pampa. Sin embargo, la víctima que lo identificó lo vio solo.

Ese medio señaló que el ex militar y ex jefe policial no había estado en el primer juicio a represores pampeanos, en 2010, porque se hallaba prófugo en Bolivia. Recién fue encontrado a fines de 2011 y deportado, para encarcelarlo en la Colonia Penal de Santa Rosa. En octubre de 2017 los jueces le otorgaron la prisión domiciliaria por tener más de 70 años. Entonces fijó domicilio en casa de una de sus hijas: los jueces impusieron como condición del arresto domiciliario que permanezca en la vivienda y utilice una pulsera electrónica. En principio, Baraldini tiene que solicitar autorización formal para moverse.

“Desde el Movimiento Popular Pampeano por los Derechos Humanos nos preguntamos ¿quién controla la situación de los condenados luego de la sentencia? Este encuentro de una víctima con el represor, demuestra la impunidad que han tenido y sigue teniendo Baraldini, no es la primera vez que sucede”, remarcaron.


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