OPINIÓN

Ser niñx en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Teniendo en cuenta que la Ciudad de Buenos Aires es una de las jurisdicciones con más recursos propios del país, resulta interesante hacer un repaso por la situación que viven las infancias en el distrito.


Por Ezequiel Pérez y Sonia Lombardo. Grupo Gènera y Agenda Argentina

Hace algunos días publicamos con Lorena Ramundo una nota titulada Ser niñe hoy en Argentina acerca de la infancia en nuestro país y de las vicisitudes que enfrentó la niñez durante la gestión del PRO. Allí hablábamos sobre la capacidad de maniobra en lo que respecta a la generación propia de recursos de algunos municipios que, a contramano del Estado Nacional y provincial, habían logrado no solo conservar los derechos consagrados en la infancia sino también ensancharlos. En este sentido, y teniendo en cuenta que la Ciudad de Buenos Aires es una de las jurisdicciones con más recursos propios del país, resulta interesante hacer un repaso por la situación que viven las infancias en el distrito.

Para empezar, es preciso tener en cuenta que tanto la pobreza como la indigencia aumentaron desde que Horacio Rodríguez Larreta asumió como Jefe de Gobierno. Mientras en el primer trimestre del 2015 las personas en situación de pobreza representaban el 16,4% de la población, las mismas alcanzaron el 19,1% durante el primer trimestre de este año, luego de haber alcanzado un 21% a fines del 2018 y previo a la feroz devaluación post PASO, luego de la cual no hay datos oficiales. Así mismo, las personas en situación de indigencia representaban un 5,2% para el 2015, mientras treparon al 6% este año. Esto quiere decir que hoy más de 184 mil personas no alcanzan a cubrir la canasta básica alimentaria, mientras más de 585 mil personas no pueden cubrir la canasta básica total - según datos de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad-.

A estos datos se les suma los arrojados por el Segundo Censo Popular de personas en situación de calle realizado por organizaciones de la sociedad civil que indican que desde el 2017 a esta parte creció más de un 23% la cantidad de personas en dicha situación, siendo en la actualidad 7251, entre ellas más de 800 niñxs.

Esta situación social se inscribe necesariamente en un fenómeno que atraviesa nuestro país hace tiempo y para la cual la Ciudad no da respuestas efectivas, que es la infantilización de la pobreza: son lxs niñxs lxs que concentran los peores indicadores y lxs que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad con enormes dificultades para cubrir sus derechos básicos como la alimentación, la salud y la educación; con todo lo que eso significa en esa etapa para el desarrollo de sus vidas.

En materia de educación, la falta de vacantes en la escuela pública es una problemática que crece año a año. Según la ministra Soledad Acuña este año fueron 9120 niñxs lxs que no pudieron acceder a una vacante. Sin embargo, familias y organizaciones de la sociedad civil denuncian que son aún más las perjudicadas por esta problemática que afecta principalmente a las familias con niñxs que atraviesan la primera infancia - entre 0 y 5 años - ya que es en educación inicial donde se concentra la mayor faltante. Hablamos de familias afectadas porque un niñx sin vacante, además, es toda una familia que ve alterada su organización familiar, laboral y económica. Si bien esta problemática atraviesa a gran parte de lxs porteñxs, son las familias que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad las que más lo padecen. Aquellas que no tienen en sus horizontes de posibilidades la opción de pagar un jardín privado o unx cuidadorx, ni consiguen vacante en un CPI, una opción que ofrece el ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat para lxs ninxs de primera infancia, y deben por lo tanto dedicarse al cuidado de lxs niñxs ven notablemente afectadxs sus posibilidades laborales y por lo tanto sus ingresos. Impulsando la reproducción de la pobreza y la desigualdad social en la ciudad.

Además, un niñx sin vacante es un beneficiarix menos de la Asignación Universal por Hijo y un control menos sobre el calendario de vacunación obligatorio, cuyo cumplimiento presentó este año serias dificultades registradas a partir de denuncias de faltantes expresadas por las mismas familias y trabajadorxs de distintos CESAC de la ciudad.

Por otra parte, la alimentación tampoco está garantizada en nuestra ciudad. Todos los programas orientados a lograrlo presentan una cobertura muy limitada. Es el caso del programa Ciudadanía Porteña que alcanza a 96 mil hogares, cifra que se mantiene intacta desde el 2016, mientras los hogares pobres son hoy 192 mil. Una situación similar se constata en la asistencia a comedores comunitarios cuyo presupuesto aumentó para el 2018 un 19,8%, mientras la inflación para ese año fue del 40,5%, y sólo un 10% para el 2019, mientras la inflación estimada a julio ya alcanza el 23%. Además, los Comedores Escolares redujeron un 60% las propias metas estimadas desde el 2015 a la fecha - según datos publicados en el Presupuesto y las Cuentas Anuales de Inversión de la Ciudad-.

Este breve repaso por algunas de las políticas que deberían garantizar el derecho a transitar una infancia plena demuestra la falta de voluntad política de trabajar por el bienestar de uno de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad: lxs niñxs. En un contexto de crisis son los primeros que hay que atender porque son sin dudas lxs más golpeados. Una sociedad que apuesta al futuro debe cuidar y acompañar con especial atención el desarrollo de la niñez y velar por garantizar sus derechos en cualquier circunstancia.

Es posible mejorar cada uno de estos puntos con propuestas sencillas y partidas presupuestarias que la ciudad dispone. Mejorar los sistemas de protección de la niñez, dotándolos de recursos y de infraestructura para realizar un seguimiento fehaciente de cada situación en la cual se involucren niñxs, construir jardines de infantes y jardines maternales para cubrir la totalidad de las vacantes en la ciudad atendiendo a la legislación vigente. Atender las problemáticas de quiénes estén a cargo de lxs niñxs que viven en la calle facilitando su acceso a un empleo y a una vivienda transitoria. Que los CESAC cuenten con la capacidad instalada y los insumos necesarios para garantizar la cobertura y el seguimiento dentro de la comuna. Aumentar las raciones alimentarias en los comedores comunitarios y escolares. No estamos hablando de grandes obras ni proyectos, estamos hablando de derechos tan básicos y de supervivencia como el acceso a una alimentación, a la salud y a la educación.

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