MEDIO AMBIENTE

Están desapareciendo los gorriones de la ciudad

Es por la destrucción de espacios verdes, la abundancia de torres y el cambio del pasto en las plazas.


En los doce años de gestión de Macri y Rodríguez Larreta en la Ciudad se perdieron 300 hectáreas de espacios verdes, además se saturó el tejido urbano con la construcción de torres. El resultado es una visible extinción del gorrión de las calles porteñas, constata Página 12.
 
El Passer domesticus es una especie nativa de Eurasia y el norte de África que fue traída a América a mediados del siglo XIX para combatir diversas pestes de langosta y orugas. En Argentina el pajarito fue introducido por Sarmiento, que hizo una famosa suelta en Plaza de Mayo en 1871. La Asociación Ornitológica del Plata, también llamada Aves Argentinas, detectó una fuerte baja en el número de gorriones en la Ciudad de Buenos Aires.
 
El gorrión porteño es un animal urbano, raro de ver a campo abierto, el pajarito necesita anidar en huequitos, de los que ofrecen las casas antiguas y bajas, y le niegan por completo los edificios en altura. El lugar favorito para anidar y criar son los techos de tejas. El gorrión adulto es un busca que come casi cualquier cosa que descartemos, con lo que es calificado como “comensal humano”.
 
Pero los pichones sólo comen ciertos insectos, en particular grillitos o langostas, que en primavera comienzan a abundar entre los pastos. Y esos pastos desaparecieron como nunca durante las gestiones del PRO en la Ciudad. El ornitólogo Lucas Leveau realizó conteos de gorriones en calles de Palermo en 2004, y los repitió en 2016 y 2017. De encontrar poblaciones estables, pasó a encontrar verdaderos desiertos: en la mitad de las calles ya no había ni siquiera un gorrión.
 
Los gorriones comen en lo que los especialistas llaman “césped no manejado”, natural, que es el simple pasto que crece solo y es cortado regularmente. Ese pasto tiene un grado de dureza que le permite refugiar un mundo a ras de la tierra de insectos, un recurso importante para el gorrión. El modelo macrista de hacer plazas con tanto cemento y con un césped tierno de semilla que queda bien en las fotos, dejó a los gorriones sin alimento.


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