ELECCIONES 2019

¿Se puede ganar la Ciudad de Buenos Aires?

Sin duda el escenario electoral nacional se escapó de los márgenes de la predictibilidad. En la Ciudad de Buenos Aires, los resultados también fueron interesantes. Luego de 12 años de gestión, más de la mitad de los porteños no acompaña el proyecto de ciudad que el macrismo ha venido desarrollando.

Matias Segreti
Sin duda el escenario electoral nacional se escapó de los márgenes de la predictibilidad. Si bien, la mayoría de las encuestas anunciaban una victoria ajustada para la fórmula encabezada por Alberto Fernández, el impacto de la distancia entre el Frente de Todos (FDT) y el oficialismo provocó un nuevo reordenamiento de la dinámica política del país y consecuencias en la dimensión de la economía nacional.

En la Ciudad de Buenos Aires, los resultados también fueron interesantes. Desde el oficialismo intentaron mostrar a un jefe de gobierno ratificado con legitimidad y entusiasmo por los porteños y porteñas. Sin embargo y luego de doce años de gestión del mismo signo político, más de la mitad de los porteños no acompaña el proyecto de ciudad que el macrismo ha venido desarrollando.

La principal apuesta de campaña de Larreta se basó en la ejecución de obra pública y en la discrecionalidad de los recursos estatales para la comunicación y propaganda de su gestión. Resulta interesante advertir que ni siquiera las grandes obras que ha llevado adelante en el espacio público, han convocado electoralmente a una mayoría ostensible que le garantizaría el triunfo en las elecciones generales.

El deterioro social, la decepción de los porteños y porteñas con las políticas económicas nacionales, la tendencia de reducción de presupuesto en los servicios públicos y la falta de carisma del candidato son varios argumentos que explican, en parte, la imposibilidad de una garantía de victoria en octubre. El otro factor es la aparición de Matías Lammens.

El candidato

La mayoría de los consultores políticos sostienen que es el candidato la principal herramienta y vía para la concreción de los objetivos electorales.

La incorporación de Matias Lammens al universo político institucional ha resultado más interesante de lo previsto. Una de las principales condiciones que se debatían, favorablemente, alrededor de su figura era que, al ser un outsider, no contaba a priori con un techo en términos de acumulación de votos. Los límites de los anteriores candidatos suponían un piso para diseñar su campaña. Ese caudal era el “voto convencido” del proyecto político y que hubiera votado al FDT, independientemente de la figura designada como precandidata a jefe de gobierno.

Al mismo tiempo, los equipos técnicos de Lammens corrían con una desventaja, era un candidato desconocido. La primera tarea debía consistir en la instalación de su imagen.

El inicio de campaña oficial giró alrededor de una narrativa en la que se lo mostraba como un joven de barrio, emprendedor, sacrificado y exitoso. De la misma manera, Lammens planteó algunas diferencias sustanciales con respecto a anteriores candidatos de la fuerza que hoy representa y que le permitieron llegar con su mensaje, al porteño. Sus discursos giraron sobre la falta de oportunidades, la insensibilidad del gobierno frente a los problemas sociales y su intención de saltar grietas y convocar a toda la sociedad a una nueva forma de habitar la ciudad. Incluso se animó a decir, en el Late Night Criolla (un episodio de redes sociales que conduce Tomas Rebord para el Grupo Criolla), que contrataría a Larreta como Ministro de Obras Públicas, señalando al mismo tiempo que “un buen gobierno no es el que termina una obra mientras la sociedad se cae a pedazos”.

Campaña paralela

Las campañas modernas residen en la posibilidad de diversificar los contenidos de manera segmentada, para que el mensaje sea directo y eficaz en los diferentes estratos sociales, culturales y etarios.

Durante esta primera etapa de la campaña han aparecido múltiples expresiones que se han posicionado a favor de ciertos candidatos, contribuyendo a su conocimiento y a la proximidad con sus propuestas.

El Grupo Criolla, Les Jóvenes, el hashtag #EALG que inauguró Pedro Rosemblat, Evita el Macrismo, la precandidata a legisladora Ofelia Fernández (entre otros), han desarrollado una serie de contenidos audiovisuales, performances artísticas y eventos sociales poniendo en valor las identidades culturales existentes con el propósito de generar proximidad, conocimiento de las propuestas, y sobre todo, intención de voto sobre los candidatos del FDT.

Lo interesante de las propuestas de campaña de estos “grupos” es que giraron alrededor del intento de persuadir y convencer a los ajenos a sus espacios políticos de referencia, es decir, ampliar hacia una nueva mayoría de votantes.

El primer objetivo ha dado resultados, Matías Lammens perforó el techo esperado y superó el 32% de los votos. La segunda parte de campaña empieza con un gobierno nacional desalentado por sus resultados electorales y la motivación de que es posible revertir el lugar de segundo en el que quedó el candidato del FDT en la Ciudad.

Probablemente el eje de campaña siga girando alrededor de la instalación de su figura y la interpelación hacia más sectores de la sociedad que en esta primera vuelta no lo han votado. Como dijo en el discurso de anoche, es el candidato que, como un puente, puede lograr la unión de todos para conseguir una victoria en el reducto fundacional del macrismo.

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