OPINIÓN

Listas porteñas para todos los gustos

El actual vice de Larreta irá por un segundo mandato, lo que lo imposibilita a ser una opción de recambio en 2023. Gisella Marziotta para secundar a Lammens. El cierre de listas dejó algunas novedades, como el regreso de Martín Ocampo a la legislatura.

Werner Pertot


Finalmente, pasó lo que Diego Santilli no quería. Horacio Rodríguez Larreta le pidió que compitiera con él por un segundo mandato y él tuvo que decirle que sí. “No estamos en un momento para innovar”, explicaron sus allegados. El problema por el que Santilli no quería ir por segunda vez como compañero de fórmula es que, si gana y  asume en diciembre, la Constitución porteña le impide en 2023 competir para ser jefe de Gobierno, algo que el Colorado tenía en mente hace años. “Asume y está frito”, dicen los que conocen la Ciudad. No obstante, las opciones lo fueron cercando, poderosas e invisibles, y la crisis lo fue enredando hasta que no le quedó otra que aceptar. Esta fue una de las principales novedades de la semana pasada con un cierre de listas caliente en la Ciudad. La otra, quizás, sea que a Matías Lammens lo secundará –si nada cambia hasta las PASO- Gisela Marziotta, por el espacio de Víctor Santa María. 

Desde hace años se sabe que Santilli tiene la aspiración de ser jefe de Gobierno. Cuando se presentó la sucesión de Macri en 2015 era uno de los anotados, pero el espacio se armó en torno a Larreta por orden del actual presidente y el Colorado se encolumnó. La única rebelde fue Gabriela Michetti, quien compitió contra todo el aparato macrista y peleó. Fue tal vez la última rebelión interna que reprimió Macri. Hoy el panorama está ordenado en torno a la reelección de Larreta, quien –como contamos por acá- logró sumar a todos sus ex adversarios de Evolución, desde Lousteau, Ocaña, Carrió hasta los socialistas.

El jefe de Gobierno hizo, en un contexto de mucha incertidumbre electoral para el macrismo, otra jugada de manual: mantuvo la misma fórmula. Se había especulado con que Santilli saliera de la Ciudad para ir a otro cargo en el Ejecutivo o en el Congreso (al final ese lugar, en reemplazo de Emilio Monzó lo ocupará Cristian Ritondo), de forma tal de reservarlo como una opción de recambio para 2023. Ahora está claro que eso no está en los planes de la cúpula macrista. Santilli escuchó de la boca de Larreta el pedido de que lo acompañe de vuelta y no le quedó otra que aceptar. En su círculo de dirigentes señalan que no hay ningún plan a futuro que no sea ganar y cumplir el mandato. Y que no hay una previsión de qué hará en 2023. Tampoco de si tendrá voluntad de esperar cuatro años más y, ahí sí, postularse. “2028 queda realmente muy lejos”, sostenían quienes lo conocen.

El cierre de listas dejó otras novedades en Juntos por el Cambio. La primera es que Larreta debió pagar –y bien- a todos los nuevos aliados que sumó y con los que espera conseguir la masa crítica para ganar en primera vuelta, algo que ningún jefe de Gobierno hasta ahora consiguió. Por lo pronto, el PRO cedió la cabeza de los senadores porteños a Martín Lousteau, y debió aceptar la condición del ex ministro de Economía de que no lo acompañara una dirigente antiderechos. Así, la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat porteña, Guadalupe Tagliaferri, terminó integrando la fórmula con Lousteau, que también consiguió ubicar dos candidatos a diputados nacionales y otros en la lista de legisladores porteño.

El presidente de Boca, Daniel “El Tano” Angelici repatrió en esa lista a un hombre suyo que había sido echado del Gobierno de Larreta por orden de Mauricio Macri. Se trata del ex ministro de Seguridad, Martín Ocampo, quien terminó renunciando también a su cargo como jefe de los fiscales porteños y ahora vuelve a su primer amor: una banca en la legislatura.

Graciela Ocaña, otra aliada de Larreta, consiguió ubicar a la cabeza de la lista de legisladores a su dirigente Diego García Vilas, a quien Myriam Bregman lo acusó de ser “el abogado de vació Donnelley y dejó 200 familias en la calle”. Elisa Carrió consiguió poner a uno de sus dirigentes de mayor confianza a la cabeza de la lista de diputados, Maximiliano Ferraro. Y su archienemigo Enrique “Coti” Nosiglia ubicó a Emiliano Yacobitti y a su nuera, Manueal Thurne, en la lista de legisladores. Como se verá, Larreta pagó con creces. 

Hasta Nicolás Caputo pudo ubicar una persona en la lista: se trata de Mercedes de las Casas. Pero la frutilla del postre, según publicó Clarín, es quien ocupa el puesto 20 en la lista de legisladores de Juntos para el Cambio: se trata de Pilar Bosca, un pedido especial del arzobispo Mario Poli, quien también tiene a Victoria Morales Gorleri en la lista. Los evangelistas consiguieron bastante menos del PRO. 

En el caso del Frente para Todos, la principal novedad es el binomio Lammens-Marziotta: si bien el presidente de San Lorenzo todavía tiene posibilidad de escoger a su compañera de fórmula hasta después de las PASO, todas las versiones coinciden en que Santa María habría conseguido ese lugar para esa candidata de su máxima confianza.  Mariano Recalde, esta vez, será candidato a senador junto con Dora Barrancos y, luego de muchas disputas, Pino Solanas será el que encabezará la lista de diputados, a donde a Victoria Donda la rebajaron al cuarto lugar en pos de la dirigente de La Cámpora Paula Penacca.

Claudia Neira será la cabeza de la lista de legisladores, que tiene el plus de llevar a la joven dirigente feminista Ofelia Fernández, ex  presidenta del centro de estudiantes del Pellegrini. Alberto Fernández ubicó en esa lista a Claudio Ferreño. El cierre de listas no estuvo exento de las típicas pujas: por ejemplo, trascendió el enojo de Eduardo Valdez por ser desplazado hacia abajo en la lista por Itai Hagman.  Habrá lugar para figuras excluidas por el macrismo, como el ex director del Garrahan Oscar Trotta que va para diputado, y para otras que se hicieron nombre desde los organismos de control, como Cecilia Segura, actual presidenta de la Auditoría. El massismo tuvo poco lugar: a lo lejos, se la ve a Carla Pitiot, sexta en la lista de diputados nacionales.

Por su parte, Lavagna no parece estar planteando una opción fuerte para la Ciudad: su candidato será Matías Tombolini, a quien Lousteau siempre acusó de estar financiado por Larreta en 2015. Tombolini ocupa la presidencia del Consejo Económico y Social, lugar en el que fue designado por el jefe de Gobierno luego de que echara a un hombre de Lousteau. En 2017 Tombolini terminó quinto con el 5 por ciento de los votos, lo que no muestra que sea una opción competitiva para Lavagna, cuyo mayor  objetivo es que renueve su banca su hijo Marco Lavagna, que encabezará la boleta de diputados. Además, esas boletas tendrán oposición de una lista contraria, orquestada por Sergio Abrevaya, del GEN, y el gastronómico Luis Barrionuevo.  La liderará en Diputados Carlos Campolongo y contará con la presencia de Julio Bárbaro. Cartón Lleno. 

Para colmo, en las listas de Lavagna se colaron varios exiliados del PRO, como el ex lopezmurphista Sergio Nahabetian o el macrista Rodrigo Herrera Bravo, que figuran respectivamente en la lista de diputados y de legisladores porteños.  Toda una señal de cómo se integró a último momento el espacio porteño de Lavagna, tras la partida del socialista Roy Cortina hacia Juntos por el Cambio.

El FIT Unidad llevará, en tanto, a la dupla Gabriel  Solano (PO)- Vanesa Gagliardi (MST) para jefe y vicejefa de Gobierno. Myriam Bregman (PTS) esta vez buscará una banca de diputada y Alejandrina Barry (PTS, CEPRODH) irá como cabeza de la de legisladores. Es una buena señal que se unan los distintos espacios de izquierda en pos de lograr más lugares en las legislaturas. Lástima que al llamado, una vez más, no se unió Luis Zamora, quien competirá en soledad y dividiendo los votos del sector.

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