CRISIS

Robar para comer: "Han crecido los delitos menores porque crecieron las situaciones de miseria”

La Ciudad registra un aumento de los pequeños robos, muchas veces protagonizados por personas en situación de calle o extrema marginalidad que buscan comida, objetos para el uso cotidiano o de higiene y elementos baratos que puedan revender.



Un hombre intenta robar una bicicleta en una avenida porteña. Detenido, llora y cuenta que hace dos días que no come. Otro adulto en situación de calle roba dos tiras de asado y cinco paquetes de salchichas, en Palermo. El cajero lo persigue y lo atrapa. Pide disculpas y quiere devolver lo robado, pero va preso. Lo liberan a los dos días, porque el fiscal considera el caso como un hecho insignificante. Las historias se repiten: hurtos o robos menores, de comida o elementos para vender ante la desesperación, ante el hambre.

Los casos fueron recopilados por el periodista Fernando Soriano, para el portal Infobae. Dan cuenta del crecimiento de los pequeños robos, muchas veces protagonizados por personas en situación de calle o extrema marginalidad . Buscan comida, objetos para el uso cotidiano o de higiene, y elementos baratos que puedan revender. En el último tiempo, este tipo de casos viene en aumento en la Ciudad.

Los fiscales de instrucción consultados por Soriano señalan que el incremento va de la mano de los procedimientos de flagrancia, que se aplican en delitos que prevén penas menores a los 15 años. Se trata de nuevos marginales o “presos de la miseria”: obreros desocupados, albañiles sin actividad, changarines, padres de familia expulsados a la calle, cartoneros fuera de convenio agarrados in fraganti.

"Han crecido los delitos menores, no porque se cometan más sino porque crecieron las situaciones de miseria. Gente en la calle, desocupados, con desequilibrios mentales o adicciones al alcohol o drogas", enumera la fiscal Mónica Cuñarro ante la consulta de Infobae. Todas las personas aprehendidas en casos de flagrancia pasan inevitablemente entre 24 y 48 horas privadas de su libertad. En ese plazo, el juez debe activar el juicio oral, que dura una o dos audiencias, y luego define si detiene o libera al imputado. Los ladrones sin antecedentes penales normalmente recuperan su libertad después del juicio, pero suman un antecedente penal. Si reinciden, aunque los robos sean considerados "menores" pueden ser condenados y quedar detenidos.

Muchas veces, los fiscales o los propios policías suspenden cualquier acción. También las víctimas. El 27 de enero pasado un hombre de 29 años robó un termo (valuado en ese local a $700), pero la dueña del local lo vio. El hombre huyó sin el objeto y fue atrapado por la policía, pero la propia comerciante pidió que no le abran una causa, contó el periodista en su investigación.

Claro que no siempre la víctima actúa de ese modo. Y la población de “nuevos presos” va en aumento. Cifras del Ministerio de Justicia nacional revelan que las causas por flagrancia aumentaron entre el primer y el segundo semestre de 2018: de 1.170 casos a 1.721, lo que implica un incremento del 48%.

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