• 15.11.2018

ENTREVISTA

Javier Andrade, sobre el proyecto del Código Urbanístico: "El oficialismo va a demanda de lo que pide el mercado"

Entrevistado por Nueva Ciudad, el legislador de Unidad Ciudadana y vicepresidente de la Comisión de Planeamiento en la Legislatura analiza el proyecto de ley que definirá la capacidad constructiva que tendrá la Ciudad.

Dentro de algunas semanas, la Legislatura porteña tratará en segunda lectura el nuevo Código urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto de ley, que definirá  la capacidad constructiva, es decir la cantidad de metros cuadrados, las alturas y usos que podrá tener la Ciudad, cuenta con críticas de la oposición y vecinos que advierten sobre la escasa participación que tuvieron los órganos de las comunas en la discusión, la inexistencia de datos concretos sobre qué cantidad de metros se construirá y la posible llegada de edificios a barrios que hoy tienen en su mayoría casas bajas. Consultado por Nueva Ciudad, el legislador de Unidad Ciudadana y vicepresidente de la Comisión de Planeamiento Urbano, Javier Andrade, alertó sobre un proceso de “gentrificación” macro y el avance de negocios inmobiliarios. “La valorización del suelo va a ser mayor y muchas familias terminarán siendo expulsadas, en este caso por el mercado inmobiliario”, explica.  

-El oficialismo dice que con el nuevo Código el 70 por ciento de los edificios en Capital va a ser de cinco pisos.

-Hoy, la Ciudad tiene el 70 por ciento de planta baja y un piso. Ellos arrancaron diciendo que esto iba a ser un Código Urbanístico sin torres. Fue como un lema que tuvieron, pero de estos años a la fecha muchas tierras nacionales se están vendiendo y más de dos millones de metros cuadrados se agregaron al tinglado de la Ciudad por las leyes que se votaron en la Legislatura, no por el Código Urbanístico. Muchas de estas son torres. Ellos van a demanda de lo que pide el mercado.  No es verdad que van a hacer casas de un promedio de cinco pisos.

Por otro lado, van a dar una idea de ciudad homogénea, pero ni la homogeneidad ni la heterogeneidad son buenas en sí mismas. Tienen una idea de prolijidad, les molestan las medianeras de los edificios, las partes blancas con las ventanitas chiquitas, que se llaman enrase. Si vos tenés una manzana que está así, dicen que se puede emparejar. Si me hablás de lugares más densificados como Belgrano, no está bien porque va en contra de la posibilidad de aireación de la manzana por donde está el sol. Tiene que ver con la calidad de vida.

Además, proponen enrases para lugares más edificados, y mayor constructividad para zonas como Mataderos, Boedo y Parque Patricios. Muchos de estos barrios tienen una orientación más industrial. Eran zonas de equipamientos y no tenían para construir altura. Sus alturas eran de hasta seis y nueve metros. Ahora les estarían dando para construir 16.50 metros, o sea unos cinco pisos. La Ciudad ahí es toda baja. Después, la pregunta que surge es para quien querés que construyamos. Ellos dicen que será un 30 o 40 por ciento más de constructividad y hasta hay algunos que dicen que se duplicará la capacidad ¿Para quién vamos a construir? ¿Qué tipo de vivienda? La realidad es que del 2011 a la fecha se construyeron 1.400.000 metros cuadrados por año.  De eso, el 70 por ciento es para vivienda multifamiliar. De eso, más del 60 por ciento es vivienda suntuosa o de lujo, inaccesible para la mayoría de los que habitan en la Ciudad de Buenos Aires. 

-¿Qué pasará con los servicios? 

-Si vos me decís que un barrio como Mataderos va a triplicar la posibilidad constructiva porque querés que la gente vaya a vivir ahí, decime cómo se va a resolver el agua, la luz, la escuela, la salud. No hay ninguna proyección, ningún planteo o planificación sobre el tema. Inclusive, hay barrios que están muy colapsados hoy en día.  

-El oficialismo plantea una Ciudad policéntrica ¿Qué sucederá con las identidades en los barrios? 

-Quieren una ciudad policéntrica, pero no impulsan las comunas como unidades que puedan abonar a no tener sólo un centro y que existan dependencias del estado. Ellos te ponen el ejemplo de que trasladaron la jefatura de Gobierno a Parque Patricios, pero después en términos estructurales y de administración pública no funciona de esa manera. Lo enuncian pero no desarrollan ninguna herramienta que plantee este policentrismo en términos urbanísticos. Hay un problema que tiene que ver con la identidad barrial, que es una de las cosas que se plantearon en las audiencias públicas. La gente vive en esos barrios porque quiere vivir en lugares que estén más tranquilos. Hay identidades culturales y patrimoniales que están siendo avasalladas.

Otra de las cosas que tiene que ver con la identidad es que no están incorporando áreas de protección histórica. Y esta sería una oportunidad para debatir este tema. El barrio de La Boca podría ser una gran área de protección, pero ven el patrimonio como un recurso de plata y no como un derecho social, que es como se concibe a nivel internacional.  

-¿Cuáles van a ser las principales zonas afectadas con el aumento de constructividad?

-Hay muchos vecinos que terminaron organizándose y teniendo conciencia de lo que se viene, en particular los vecinos de Villa Pueyrredón con dos asociaciones que se llaman “Salvemos al Barrio” y “Vecinos por las Casas Bajas”. Ellos hicieron un trabajo de ir manzana por manzana para ver el tema de los enrases. Calcularon que (con este proyecto) podrían construirse allí unos 500 edificios por enrase. No quiere decir que de un día para el otro suceda, pero estará la herramienta. Después, está Agronomía, con la apertura de la calle Zamudio que atraviesa el barrio.

-¿Qué pasó con las fechas de las urbanizaciones en las villas? 

-El capítulo de las villas en el proyecto es media carilla. No genera ninguna herramienta, es todo  declamativo. Esto debería generar datos duros y concretos de cómo serían los procesos. Si vas a hacer una mesa de participación, tenés que decir cómo va a estar integrada, quien será el ejecutivo, cuál será la autoridad de aplicación, definir anchos de calles y tipos de vivienda. Un código es para generar herramientas, pedir censos, establecer prioridades.  

-¿Por qué no se debatió el Código Urbanístico en conjunto con el Plan Urbano Ambiental? 

-El Plan Urbano Ambiental está vencido hace cinco años y no está en tratamiento. Ese es uno de los principales puntos que nosotros marcamos en el proceso de discusión que debería haberse llevado adelante. Ellos se agarran de muchos de los puntos del Plan Urbano Ambiental. Copian textualmente pero después no se respetan ni generan herramientas en función de lo que plantea el plan. Nuestra principal crítica es esa: que deberíamos haber tratado el Plan Urbano Ambiental que está vencido hace cinco años y después encarar la discusión que tiene que ver con el Código Urbanístico.

Al margen de eso, el plan Urbano Ambiental, si bien no existían las juntas comunales electas pero en la Constitución estaba mencionado que tenían que convocarse elecciones de comunas, plantea que deberían incorporarse en el proceso de la discusión del plan urbanístico desde un primer momento a las futuras comunas, cosa que tampoco sucedió. El lugar donde se empieza a discutir es en el Consejo de Planeamiento Urbano, que es un órgano no autónomo del todo pero con participación y representación de las distintas fuerzas que conforman la Legislatura y una gran cantidad de miembros que son del Ejecutivo de la Ciudad. Ahí también hubo un problema. Lo que pasó fue que en vez de generar ellos el proyecto del Código Urbanístico, el ejecutivo fue mandando versiones y ellos tenían que opinar sobre las versiones que mandaban. Y después existió un amparo que hizo efectivo que convoquen al Foro Participativo Permanente, que era al que había que darle lugar porque, entre otras cosas, es uno de los lugares donde se da participación a la Ciudadanía. 

-¿Cómo fue la participación de los vecinos? 

-El oficialismo, cada vez que es un tema de participación, necesita un amparo judicial. Por un amparo tuvieron que convocar a la elección de juntas comunales y por un amparo llamaron a este foro participativo ¿Qué hicieron? Convocaron un día a los vecinos a Uspallata, los dejaron hablar, filmaron imágenes e hicieron un video de promoción de la actividad  diciendo que habían dado cumplimiento. Llega el proyecto a la Legislatura y no trajeron ninguna de las cosas que plantearon los vecinos para que discutamos acá. Lo más distintivo es que hace aproximadamente dos años que empezaron ellos a plantear el Código Urbanístico como un objetivo principal. Macri, como jefe de Gobierno, dijo: “queremos duplicar la cantidad de habitantes de la Ciudad de Buenos Aires”. Después Larreta habló de dos millones más de personas. Y con los primeros que se reunieron fue con Toribio Achaval, con Elsztain de Irsa, los grandes desarrolladores.

Armaron una suerte de Consejo de asesores y ahí empezaron a analizar las primeras versiones del Código que mandaron al Consejo de Planeamiento Urbano. Obviamente,  olvídate de las comunas  y las juntas, que fueron las primeras cosas que empecé a plantear. Soy el único representante de Unidad Ciudadana en la Comisión de Planeamiento,  y desde un primer momento planteamos tener el tiempo necesario. El Plan Urbano Ambiental se discutió cerca de dos años. Acá vamos a definir la capacidad constructiva, es decir la cantidad de metros cuadrados y altura que se pueda definir para la Ciudad dependiendo de cada uno de los sectores, y también los usos. Y esto va a quedar por 20 o 30 años. 

En función de eso, nuestro primer  planteo fue que tendríamos que llevar a la comisión cada una de las comunas y discutir con las juntas comunales. Yo lo presenté por nota y mandé nota a las Juntas Comunales. La presidencia de las Juntas Comunales, porque así lo ha decidido nuestra ciudadanía, es toda del PRO y no hubo mucho eco. De algunas comunas, de cualquier manera, recibí invitaciones y me acerqué. Siempre que iba,  invitaba a toda la comisión pero no tuve mucha respuesta. Así es como inició el proceso y así llegamos a la primera lectura que, en un claro ejemplo del diálogo y el consenso, sólo la votaron ellos. No los acompañó nadie.      

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