BUENOS AIRES 2018

“Quiero ver guita”: la mascota de los Juegos, envuelta en sobreprecios y papelón

Pandi, la mascota oficial de las olimpíadas, no sólo quedó varada en la Aduana por irregularidades en su importación. El papelón dejó en evidencia que se adquirió con sobreprecios. El único oferente quedó en medio de la polémica además por el singular nombre de su empresa.



El 3 de agosto último se publicó en el Boletín Oficial porteño la adjudicación por concurso público para la “Contratación del Programa de Licencias Buenos Aires 2018 con destino a Los Juegos Olímpicos de la Juventud”. El beneficiario fue el único oferente: Carlos Germán Eguía, por un total de $ 2.047.680. Tenía a su cargo la importación de peluches de la mascota oficial del evento, pero terminó envuelto en un escándalo: por irregularidades, el juguete oficial quedó varado en la Aduana. Y no dejó de llamar la atención el nombre de la sociedad integrada por Eguía: “Quiero ver guita SRL”.

Pero el freno en Aduana y el singular nombre de la empresa de Eguía no fueron los únicos problemas que quedaron a la luz en torno a “Pandi”, la simpática mascota oficial de los Juegos que se desarrollan en Buenos Aires hasta este jueves. Una investigación periodística encabezada por Ernesto Rodríguez reveló que la empresa importadora inscribió a los peluches como guirnaldas. Y el papelón dejó en evidencia que se pagó alrededor de medio millón de pesos más de lo presupuestado originalmente.



“A fin de contemplar la adquisición de mil setecientos (1700) peluches necesarios para la entrega a los atletas premiados en la órbita de Los Juegos, tal como es realizado en todas las ediciones de los mismos (…) se tomó como referencia el valor informado por el Área Funcional Técnica de PESOS TRESCIENTOS ($ 300) por unidad, lo que, multiplicado por la cantidad solicitada, asciende a la suma de PESOS QUINIENTOS DIEZ MIL ($ 510.000)”, decía la publicación del 31 de julio pasado del Boletín Oficial porteño. Eso se sumaba a “un monto de PESOS UN MILLÓN ($1.000.000) a ser destinados exclusivamente a la puesta a punto de los locales provistos por UPEJOL (Unidad de Proyectos Especiales Juegos Olímpicos de la Juventud)”. En total, la contratación debía ser por $1.510.000. Pero Eguía, el único oferente, fue contratado por  2.047.680.

En la misma publicación se encontraba la justificación oficial para la contratación con sobreprecio: “Corresponde destacar que, en atención al monto superior cotizado por el oferente respecto del Renglón N°2 para la adquisición de mascotas peluches, el Área Funcional Técnica consideró que tal situación se daba por la cotización de un bien de características notablemente superadoras a la muestra de referencia, y que tal situación permitía una mejora significativa de la imagen de Los Juegos, y de un elemento de atracción al público”.

El artículo 3 de dicha resolución establecía que “el monto de la presente contratación no implicará una erogación monetaria total del mismo, toda vez que se recuperará parcial o totalmente mediante el pago de las regalías establecidas en los Pliegos que rigen el concurso de marras”.

Este martes trascendió que por un “error” en la manera de importar los peluches, quedaron varados en la Aduana. La explicación fue que "la forma en que se pretendió importar por el importador original no cumplía con las exigencias de seguridad de juguete ni de los etiquetados establecidos", según confirmaron fuentes de la Administración Federal de Ingresos Públicos a la agencia DPA. "No hizo algo 'ilegal'. Los trajo por el régimen incorrecto y la única solución rápida fue canalizarlo por un régimen que prohibía la venta por falta de estampillado", detallaron.

"Esos peluches solamente se pueden entregar como regalo o presente a los deportistas porque no pueden tener una finalidad comercial", explicó un portavoz de la Aduana. "Se los importó en nombre del Gobierno de la Ciudad, con previa autorización de la Secretaría de Comercio sólo para ese fin", añadieron desde la Aduana, pese a que en los primeros días del evento se lo podía encontrar en el listado de precios en las tiendas oficiales a $1500.

Eguía no es un contratista nuevo para la Ciudad. Es uno de los socios de la empresa “Quiero ver guita”, constituida en 2008 para dedicarse a la compra, venta, fabricación, exportación e importación de productos de la industria textil, y fue contratado por caso en 2015, aunque para otro rubro: la producción de la Fiesta del Inmigrante.

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