NUEVAS TENDENCIAS

Las Bibliotecas de la Ciudad se transforman en centros de estudio

A pesar de que se consultan menos libros las Bibliotecas de la Ciudad sobreviven como espacios para estudiar y trabajar.


En las 30 bibliotecas dependientes de la Ciudad de Buenos Aires, la cantidad de personas que consultan libros descendió un 41% entre 2006 y 2016. Sin embargo, cada vez son más los que eligen utilizar el espacio como centro de estudio y espacios de encuentro.
 
Javier Martínez, Director General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura de la Ciudad, explica a La Nación que "la razón fundamental de esta reducción en la consulta y préstamo de libros tiene raíz en el cambio del paradigma, el rol y los servicios de la biblioteca en la era digital. Se están convirtiendo en lugares dinámicos de encuentro, donde la gente utiliza los espacios para estudiar, trabajar, reunirse, o simplemente acercarse a una actividad que ofrece la biblioteca (taller, clínica, presentación, charla, curso). En un mismo espacio conviven, coexisten e interactúan distintos climas, acciones y actividades que suceden en simultáneo".
 
La biblioteca José Mármol, ubicada en Juramento 2937 en el barrio de Belgrano, es la más concurrida de toda la red. Custodia 24.338 volúmenes y es una de las pocas que tuvo un incremento en el número de consultas del 14%. Pero pese a la popularidad, el centro de su esplendor ya no parece estar en los ejemplares, sino en el gran patio de planta baja que está cubierto de enredaderas verdes.
 
Esta tendencia decreciente en cantidad de lectores se replica en el número de obras consultadas en todas las bibliotecas de la Ciudad. La cantidad de ejemplares retirados o leídos en sala cayó un 30% en 2016, respecto a 2006 y en los primeros seis meses del año pasado se consultaron tan sólo 102.228 libros. Y si se observa el género de los pocos volúmenes que se leen, los de literatura lideran el ranking con un 35% de todas las consultas y le siguen los de historia y geografía con un 15%.
 
Beatriz Paniagua, encargada de la Biblioteca Martín del Barco Centenera, argumenta a La Nación que a pesar de haber sufrido una caída del 48% en consultas de libros, las personas todavía eligen el espacio para estudiar, tomar un café, charlar en grupo, usar Internet o compartir mate. "Además ofrecemos orientación vocacional, visitas escolares con narradoras que les cuentan cuentos a los chicos, apoyo escolar, un taller de armado de juguetes reciclando materiales descartables y dos grupos literarios. Todas estas actividades motivan a la gente a formar parte", sostiene.
 
En la Biblioteca Miguel Cané del barrio de Boedo, el encargado del espacio, Osvaldo Ponce, reconoce que la baja en número de consultas es del 57%, pero se entusiasma por la cantidad de personas que se acercan para recorrer el espacio dedicado a Borges y que se instalan todo el día para trabajar y estudiar. "El tema de Internet pegó fuerte, hubo una baja en lectores. Pero siempre estoy acompañado. Viene mucha gente. Hay muchos extranjeros estudiando, bolivianos, colombianos, venezolanos que aprovechan a fondo el espacio. Además, algunas escuelas del barrio vienen a hacer un recorrido. Formación de usuario se llama. Los chicos preguntan, son muy inquietos", explica a La Nación.
 
La biblioteca ubicada en el barrio de Villa Crespo y conocida como Casa de la Lectura es la única de la red que fue renovada integralmente con el fin de adaptarse al nuevo paradigma. Es el único espacio creado y pensado para satisfacer las necesidades de los lectores 2.0.
 
Al respecto, Javier Martínez sostiene que "es un espacio de acceso a la información en general y un punto de encuentro cultural para las distintas generaciones -asiste gente de todas las edades y clase social- donde cambian las maneras y las formas tradicionales de circulación del saber y la información, en donde coexisten distintos climas y espacios de manera simultánea: gente que se acerca a estudiar, reuniones de trabajo, reuniones de estudio, un espacio infantil lúdico, que no solo tiene libros para chicos sino también pantallas interactivas y táctiles con trivias de libros".
 

Se trata de una propuesta innovadora pensada como un lugar de confort para la lectura y el disfrute, "una simple extensión del living de tu casa". Entre sus aspectos distintivos aparecen múltiples mesas de co-working, escritorios compartidos con más de seis computadoras, máquinas expendedoras de café, frutas y otros snacks saludables que permiten pagar con la tarjeta SUBE, un extenso jardín de lectura, un hall de exposiciones de pintura y un auditorio con la última tecnología.
 
Desde su renovación, asisten 4500 personas por mes y su variada programación destinada a todos los públicos facilita la convocatoria. Entre ellas aparece lecturas a micrófono abierto, teatro leído o semimontado sobre nuevas dramaturgias, performances musicales, recitales de poesía y presentación de películas basadas en literatura.
 


COMENTARIOS



UBICACIÓN