ARBOLADO

La historia del jacarandá, uno de los árboles más emblemáticos de la Ciudad

En la Ciudad hay más de 11 mil ejemplares y en 2015 fue declarado árbol distintivo. Proveniente de las selvas de montaña, fue incorporado al paisaje urbano por el diseñador Carlos Thays a finales del siglo XIX.

Con la llegada de noviembre, Buenos Aires se tiñó de un color azúl violáceo, o lila, o celeste, según quien quiera verlo. Es que los jacarandá florecieron y vistieron de primavera a la Capital Federal. Un árbol que es una de las especies más comunes en la Ciudad y despierta el amor de muchos porteños y visitantes.

El árbol fue incorporardo al paisaje porteño por el diseñador Carlos Thays a finales del siglo XIX y según el último Censo del Arbolado Público Lineal de la Ciudad, hay más de 11 mil ejemplares que visten las Avenidas San Juan y Callao, en Plaza de Mayo, Plaza Italia, Plaza Seeber, El Rosedal, en la Avenida Belgrano -que posee un ejemplar particular, que cada año florece sobre una rama con flores blancas-, entre otras.



El jacarandá se convirtió en una de las especies más destacadas de la Ciudad, "pretendiéndose incrementar su presencia hasta los límites que la espacialidad urbana y los criterios de biodiversidad lo permitan”, señala el Ministerio de Ambiente y Espacio Público en su Plan Maestro para el Arbolado, y se encuentra en el séptimo lugar de las especies más comunes. Tan emblemático es el árbol para los porteños, que fue declarado distintivo de la Ciudad en 2015 por la Legislatura.

El nombre tiene un origen tupí y significa fragante. Proviene de la selvas de montaña, en el noroeste argentino y por las condiciones climáticas del invierno porteño, pierden sus hojas durante la primavera, justo antes de la floración. Hay dos momentos en que el árbool florece, uno en noviembre, sin hojas, y otro en febrero o marzo.

Del néctar de sus flores se alimentan colibríes y aves, además es una planta de hospedaje para mariposas. Figura en la lista roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) como "especie vulnerable" por el avance de la agricultura en su hábitat original.













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