ELECCIONES LEGISLATIVAS 2017

Juego de alianzas

El peronismo irá a internas con tres listas, lo que podría potenciar el espacio. Lousteau se juega todo sólo con su imagen. El PRO evitó unas primarias de Cambiemos y le robó aliados al candidato de Evolución.

Werner Pertot
El cierre de alianzas porteño dejó algunas marcas de cómo será la campaña, que por supuesto estarán más delimitadas cuando se cierren las listas, aunque en la Ciudad no parece que vaya a haber muchas sorpresas: Elisa Carrió será la candidata oficialista; Martín Lousteau y el kirchnerismo se disputarán el lugar del principal challenger. El macrismo mantuvo a rajatabla su política de no conceder unas PASO a Cambiemos, por lo que la Ciudad de Buenos Aires es el único distrito en el que no se formó la alianza nacional. Con los resultados de octubre, recién sabremos cuánto daño le produce al oficialismo esa decisión. El principal desafío, no obstante, es para Lousteau que perdió aliados y ahora deberá competir con el kirchnerismo por una parte del voto opositor, mientras intenta arrebatarle a Carrió votos oficialistas. Preparen pochoclo y siéntense, porque esto recién está comenzando.

Las PASO no son un dogma: las decisiones que se toman sobre la cantidad de competidores por cada espacio no suelen tener un valor ético, sino estratégico en cada espacio político.



Las PASO no son un dogma: las decisiones que se toman sobre la cantidad de competidores por cada espacio no suelen tener un valor ético, sino estratégico en cada espacio político. Tampoco suele haber una receta para el éxito. Revisemos un par de casos en la historia corta de la Ciudad: en 2013, UNEN usó con inteligencia unas PASO que enfrentaron a Elisa Carrió y a Martín Lousteau y en la cantidad total de votos lograron superar al PRO, pese a que el macrismo tuvo al candidato más votado. El macrismo intentó en 2015 evitar por todos los medios una interna entre Gabriela Michetti y Horacio Rodríguez Larreta. Finalmente, la interna se dio y la sangre no llegó al río: el PRO retuvo la jefatura de Gobierno, aunque es cierto que Lousteau quedó a tres puntos en el ballotage. El kirchnerismo tuvo unas PASO con siete listas, algunas de las cuales no superaron el uno por ciento de los votos. En ese esquema, no le sirvió al Frente para la Victoria la dispersión de candidatos. En conclusión, no hay una receta mágica para aplicar en las PASO: algunas competencias pueden ser virtuosas y otras -se ha probado- fueron ruinosas.



El kirchnerismo en la Ciudad parece haber aprendido de sus errores (no sé si podemos decir lo mismo de otros distritos) y no tendrá una competencia con siete candidatos. Tampoco cerró las persianas y buscó una lista única de los más puros, como proponían algunos de los sectores más cercanos a Cristina Fernández de Kirchner. La formación de Unidad Porteña – que integran 17 partidos- fue una solución intermedia, que seguramente no convenza a todos pero que, en principio, tiene algunas virtudes potenciales. La primera es la de sumar otros espacios que no formaron en las elecciones anteriores parte del armado kirchnerista. El primero es Ahora Buenos Aires, que llevarán como candidatos a Itai Hagman y Jonathan Thea y buscan ser una opción que atraiga votos por izquierda al armado opositor. La otra lista que se incorpora suma al dirigente de La Alameda Gustavo Vera, quien fue uno de los que fue acercando al espacio el presidente del PJ, Víctor Santa María. Hay que decir que, con solo ver la lista de invitados a los encuentros que se habían organizado para sumar nuevos sectores, la idea de Santa María era más amplia: Alberto Fernández y Claudio Lozano, por dar dos ejemplos, formaron parte de esos cónclaves. Evidentemente, no todas las negociaciones cerraron, dado había sectores del kirchnerismo que advertían contra un frente que sumara por sumar. Lozano finalmente tendrá una lista propia por fuera de todos los espacios mayoritarios.

Resta ver cómo quedan conformadas las listas para la interna. La del Frente para la Victoria no parece albergar sorpresas: integrará a dirigentes que ya son conocidos en el ámbito porteño como Daniel Filmus, Mariano Recalde, Juan Cabandié o Gabriela Cerruti, a los que se podría sumar Alicia Castro y Graciana Peñafort. La incorporación de Guillermo Moreno en otra boleta no sería la mejor estrategia para sumar votos. Aunque el resultado de esas alquimias se verá en agosto.

El kirchnerismo en la Ciudad parece haber aprendido de sus errores (no sé si podemos decir lo mismo de otros distritos) y no tendrá una competencia con siete candidatos. Tampoco cerró las persianas y buscó una lista única de los más puros.



El Frente de Izquierda y los Trabajadores, que tuvo unas interesantes primarias en 2015, parece haber llegado a la conclusión contraria del kirchnerismo porteño: consideraron que ir a internas podría terminar por quebrar el espacio. Luego de semanas de negociaciones y amenazas de rupturas, finalmente llegaron a una lista de unidad que competirá sola en las PASO. Llevará a la dirigente del PTS Myriam Bregman como candidata a Legisladora porteña y a Marcelo Ramal, actual legislador, como candidato a diputado. Como esta vez no hubo ni intento de negociaciones, tendrá que competir en las generales con Luis Zamora, con el riesgo de que ambos queden afuera de una banca para la izquierda. No sería la primera vez que pase.



Quizás el dato más importante del cierre de alianzas es que finalmente no hubo Cambiemos porteño. Para dejar en claro que no existían negociaciones con Lousteau, el PRO y la Coalición Cívica inscribieron su alianza (llamada “Vamos Juntos”) 24 horas antes que el resto. Fue un gesto hacia el radicalismo, que se negó a bajar su candidato para armar una alianza local. La introducción en las listas de Vamos Juntos de figuras como Fernando Iglesias demuestra que la estrategia electoral de sumarlo a Moreno en las del kirchnerismo tiene posibilidades de ser superada.

Quizás el dato más importante del cierre de alianzas es que finalmente no hubo Cambiemos porteño. Para dejar en claro que no existían negociaciones con Lousteau, el PRO y la Coalición Cívica inscribieron su alianza 24 horas antes que el resto.



Del cierre de listas también se puede concluir que el macrismo hizo un trabajo fino para restarle apoyos a Lousteau camino a agosto: dos de los aliados que conformaron ECO lo abandonaron para sumarse a las filas de Larreta. Tanto la Coalición Cívica como Confianza Pública, de Graciela Ocaña, le jugarán en contra en esta oportunidad. En su momento, Lousteau había dejado trascender que si no lo dejaban participar de una interna todo el daño lo sufriría el oficialismo. Ahora, sin aliados, y con Carrió como candidata oficial y bien adelante en las encuestas, ese escenario que avisoraba el entonces embajador en Estados Unidos ya no está tan claro.



Lousteau es el que más juega en esta elección porteña: su intención es ganar fuerzas para volver a pelear la jefatura de Gobierno en 2019 contra Larreta. Detrás, le quedan los radicales y el socialismo porteño. Un tercer lugar, al que lo podría dejar relegado el kirchnerismo con este nuevo armado, complicaría sus aspiraciones. Un segundo lugar que se acerque a Carrió, obviamente, las alimentaría y confirmaría su diagnóstico de que el oficialismo no debería haberlo dejado afuera de unas primarias de Cambiemos.

Lousteau es el que más juega en esta elección porteña: su intención es ganar fuerzas para volver a pelear la jefatura de Gobierno en 2019 contra Larreta.



Para ganar, Lousteau se juega todo a su imagen ante el electorado porteño. Como señalaron en su momento diversas encuestas, la mitad de sus votantes son opositores (y deberá disputárselos con el kirchnerismo) y la otra mitad están cerca de Mauricio Macri. Por eso, es especialmente complejo para el candidato de Evolución que el presidente empiece a hacer campaña en su contra como ya hizo en su momento contra Gabriela Michetti en la interna con Larreta. Habrá que ver cómo reacciona el electorado a eso, dado que no hay hechos monocausales y en todo lo que ocurrirá en octubre pueden influir el desastroso rumbo de la economía, las pérdidas de puestos de trabajos y la inflación, por mencionar solo tres factores.

Lousteau, de todas formas, se muestra confiado, al punto de que rechazó un acuerdo con Sergio Massa. Él quería sumar al espacio de Margarita Stolbizer, pero sin el Frente Renovador, cosa que no pudo ser. Finalmente, Massa deberá probar suerte con un frente que incluye a Libres del Sur en la Ciudad. Tiene un consuelo: no le puede ir peor que en 2015, cuando su candidato no pasó el piso necesario para superar las primarias.

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