MATE Y CHARLA

A sacar las sillas y recuperar la vereda

La inciativa es sencilla. Busca que las personas compartan un mate, una charla con sus vecinos. El punto de partida será este viernes a las 20. ¡A sacar las sillas!

Solía ser una costumbree salir a disfrutar de la calle con los vecinos con la caída del sol en pleno verano o jugar con las bombitas de agua en el carnaval. Tomar mate mientras los niños corren y ver la gente pasar. Aún hay algunas zonas en la Ciudad que mantienen estas actividades, aunque son pocas.

La Nación publica el caso de Agostina, una joven que se transporta en el recuerdo a la casa de su abuela donde los vecinos tomaban mate y comentaban las novedades del día en vez de leerlas por Twitter o Facebook. 

Si nos detenemos a pensar, notaremos que probablemente no conocemos a nuestros vecinos, no cruzamos palabras con ellos o, tal vez, sólo tuvimos una conversación incómoda de ascensor donde charlamos del clima. Esta situación llevó a Agostina a impulsar una iniciativa en las redes qeu busca traer ese pasado al presente.

De este modo, sostiene que "la propuesta es simple: si salimos a la calle, como en los viejos tiempos, todos, podemos recuperarla. Dejemos de quedarnos adentro mirando televisión y salgamos de nuevo. Abramos la puerta y sentémonos en la vereda”.

El evento, paradójicamente impulsado por las redes sociales, busca el efecto contagio. Junto con Damián decidieron poner una fecha para este "experimento social": el viernes 19 de febrero a las 20. 

Según pudieron notar, hay más de 20 mil personas que coinfirmaron su participación y un número similar que se mostró interesado en la propuesta. 

Las respuestas fueron positivas. Así, los organizadores pudieron conocer que "hay mateadas en La Boca o en Moreno, o gente que compartió fotos mostrando que ya lo hacen, como en Villa del Parque, en el pasaje Noruega, donde hace días hubo un asado entre todos los vecinos”.

La propuesta es para este viernes pero busca trascender la fecha, que se convierta en una costumbre, que la gente saque las sillas a la calle y comparta una historia, un mate, una comida con sus vecinos.

Roberto Arlt, un periodista y escritor argentino, dedicó una de sus "Aguafuertes" escritas entre 1928 y 1933 en el diario El Mundo de Buenos Aires a la "Silla en la vereda" como un emblema de las noches de verano. Allí, Arlt describió la costumbre de las familias “estancadas en las puertas de sus casas” completa la postal del “barrio profundamente nuestro”.

“Y junto a una puerta, una silla. Silla donde reposa la vieja, silla donde reposa el jovie. Silla simbólica, silla que se corre treinta centímetros a un costado cuando llega una visita que merece consideración, mientras que la madre o el padre dice: “- Nena; traete otra silla; Silla cordial de la puerta de calle, de la vereda; silla de amistad, silla donde se consolida un prestigio de urbanidad ciudadana; silla que se le ofrece al propietario de al lado; silla que se ofrece al joven que es candidato para ennoviar; silla que la nena sonriendo y con modales de dueña de casa ofrece, para demostrar que es muy señorita; silla donde la noche de verano se estanca con una voluptuosa linuya (pereza), en una charla agradable, mientras estrila la d´enfrente o murmura la de la esquina (.) Silla donde se eterniza el cansancio (.) En el respiro de las fatigas, soportadas durante el día, es la trampa donde muchos quieren caer; silla engrupidora, atrapadora, sirena de nuestros barrios”.


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